Política cosmética y deterioro global

31/08/2015 - 12:03 am

El jueves pasado Peña Nieto anunció siete cambios en su gabinete, reacomodo que llamó más la atención porque fueron siete que por los nombres de los salientes, los entrantes o sus dependencias. Tan obvio recurso mediático intentó sembrar la ilusión de una rectificación de rumbo del gobierno federal, pero Juan Pueblo sabe que en este cambio pertenece al botiquín de los cosméticos, no de los remedios.

Los mexicanos que han salido (de las estadísticas) de la pobreza alimentaria no ven indicios de su mejoría; siguen careciendo de lo mismo y comiendo, en el mejor de los casos, lo que comían antes de que el INEGI aplicara sus cuestionarios. Y el derrumbe viene desde más arriba.

Rodrigo es Jefe de Departamento en una secretaría estatal. No ha recibido su sueldo desde hace 5 meses. Un periódico –que no es de los críticos– en otro estado tiene 4 meses de facturas pendientes de pago por el gobierno de la entidad; el caso llama la atención, pues los medios son instrumentos necesarios para manejar la imagen de los funcionarios públicos. Esta anomalía se repite en todo el país ante casi todas las empresas que contratan los gobiernos, excepto las privilegiadas.

Los tres niveles de gobierno han detenido los pagos a sus proveedores. Así nomás. Ya en mayo, este retraso de pagos estaba generando una presión superlativa en las empresas acreedoras y el panorama se ha seguido agravando hasta el día de hoy, final de agosto: todos los proveedores están “ahorcados”, pues sin estos pagos tampoco ellos tienen recursos para saldar sus deudas y así, en cadena… hasta llegar, como siempre, a donde topan todos los desatinos de los gobiernos: el hambre del pueblo.

Las consecuencias del sobre-endeudamiento de los gobiernos son funestas y golpean a toda la sociedad. El vacío que deja el circulante es llenado de inmediato por la quiebra de incontables negocios, la incertidumbre, el deterioro social y sobre todo por el miedo ante lo desconocido –porque lo que antes nos permitía avanzar ahora no nos sirve ni para subsistir–.

Sin profundizar demasiado en comercio internacional, simplifiquemos un análisis: bajó el precio del barril de petróleo, lo que significa que entran menos dólares a México; sube el precio de dólar, significa que los dólares que entren serán cambiados por más pesos que antes. Así que nos urgen más exportaciones y tenemos las condiciones favorables para que se den, porque los costos de producción y los sueldos bajan ante el dólar. La pregunta es: Si nos urge exportar más y la cotización del dólar favorece las exportaciones, ¿por qué cayeron 2.6% en julio en lugar de aumentar?

Zygmunt Bauman nos da una pista: los gobiernos de los países ya no gobiernan realmente; están sujetos al mandato del dinero global. El dinero ha llegado a ser la mercancía de mayor valor.

En este contexto, es un absurdo que los movimientos migrantes se repriman como lo vemos hoy en día. El ejemplo de moda es la iniciativa de Trump de construir un muro de 3,000 Km en la frontera con México para detener la invasión de “mexicanos violadores” (sic). Por otra parte, en Heidenau, Alemania, se prohibieron las marchas migratorias desde el pasado jueves 27 hasta las 6 horas de hoy lunes, tiempo de Europa Central. Las autoridades locales argumentaron no tener suficiente personal; sin embargo, el tribunal administrativo de Dresde consideró que la prohibición fue “ilegal”.

Y cabe preguntarnos: si las aves migran buscando su alimento igual que los osos, los peces, etc., ¿cómo es posible satanizar la migración de personas que buscan su sustento? Va contra la naturaleza. Más de 300 mil migrantes han cruzado el Mediterráneo en lo que va del año, de África a Europa Central; cada año un millón de migrantes cruzan la frontera México-EEUU. ¿Qué buscan? Lo que todo ser vivo busca: subsistir para existir. Porque los gobiernos locales, impotentes ante la globalización económica, ya demostraron ser incapaces de dar condiciones de vida digna a sus gobernados.

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