Doblegarse no era opción

21/03/2016 - 12:00 am

Finalmente apareció la noticia que muchos esperábamos: Aristegui y su equipo abrirán un espacio informativo. Carmen afirmó en un video* que, como considera imposible que se le permita regresar a la radio durante este sexenio, creará un proyecto propio (se adivina que en la red).

En el video agradece el apoyo masivo que recibió tras su renuncia a NoticiasMVS –a raíz del despido de sus reporteros Irving Huerta y Daniel Lizárraga–: “Fueron miles, lo cierto es que fueron miles de personas las que dejaron en claro que México merece ciudadanas y ciudadanos informados, libres, exigentes y críticos.” Seis meses más tarde de ese capitulo (31 de agosto 2015) se dio la renuncia del Ombudsman de MVS, Gabriel Sosa Plata; más tarde la empresa eliminó la figura de “Defensor de la audiencia”.

Luego de varias reuniones con representantes de MVS la periodista recurrió al amparo, pero en junio de ese año la Suprema Corte de Justicia de la Nación se negó a atraer el caso. El hueco que se abrió con estos despidos y las posteriores renuncias, más la consecuente ausencia de Enrique Galván Ochoa, Mardonio Carvallo, Denise Dresser, Lorenzo Meyer, Sergio Aguayo y más, no ha sido llenado. La opinión pública analítica sigue con hambre de información razonada y fundamentada, en un universo de ocultación, declaraciones contradictorias y descalificaciones al aire que dejan poco margen al análisis.

Si bien es cierto que en el espectro de México existen espacios realmente analíticos en la televisión abierta, por ejemplo los de Brozo en ForoTV y Ricardo Rocha en Fórmula (con un horario sospechosamente incómodo), Ciro Gómez Leyva y medios decididos a luchar por el derecho y la libertad de expresión, la verdad es que la caballada está flaca. En las frecuencias de radio o de TV, las de más amplio alcance, es muy difícil encontrar un periodismo digno de ser atendido.

Pocos mexicanos nos informamos en medios impresos. Según la Encuesta Nacional de Lectura 2012, el 46 por ciento de los entrevistados lee libros, o sea un retroceso del 10 por ciento durante el sexenio de Calderón. La Encuesta Nacional de Valores en Juventud 2012 ya mostraba que, después de la televisión, el medio más usado para saber lo que sucede en el país era el internet.

Se escuchan dudas pesimistas en en sentido de que, si Carmen entra al internet, no tendrá tanta audiencia como la tenía en sus mejores días. No puedo estar así de seguro, porque creo que casi la totalidad de quienes escuchaban a Carmen tienen acceso a la red y podrían seguirla si abre un programa vía radio por internet. Y como ya los teléfonos son hasta televisión en vivo, el tamaño de la audiencia de este programa podría crecer vertiginosamente. Eso significará estar más enterados, menos vulnerables a la manipulación oculta de la opinión pública.

Si Carmen no hubiera salido del aire, hoy sin duda conoceríamos la verdad -por ahora oculta-, sobre noticias como el estrepitoso fracaso de las reformas estructurales del país. ¿Qué nos falta saber de la segunda fuga y tercera aprehensión de “El Chapo”? ¿Cuál fue la mano que meció la cuna española en el caso Humberto Moreira? ¿Cuáles son los intereses involucrados en el desmantelamiento de Pemex? ¿Qué tiene la capital del país, además de aire contaminado, que huele tan mal? ¿Cuáles campañas políticas son financiadas con dinero sucio? ¿Cuáles son los pasos que quienes acaparan el poder están dando para fragmentar la oposición política hacia el 2018?

El valor periodístico del equipo de Carmen Aristegui es que combate precisamente lo que tiene hundido al país: la poderosa manipulación de la información, la opinión pública y su visión; en síntesis, combate el secuestro de las decisiones sobre el rumbo del país. Sumamos millones quienes aprobamos y aplaudimos el regreso de Carmen. Para ella, afortunadamente doblegarse no era opción.

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