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Alejandro Páez Varela

03/04/2017 - 12:05 am

¿Regreso a casa?

Morena brincará del aperitivo al plato fuerte, luego luego: La ciudad está a punto de cambiar de manos, en poco más de un año. La lógica dice que el PRD dará la batalla con todo para que no llegue Morena. Pero otros me han dado una sorpresa.

¿Amigos? Foto: Cuartoscuro

“Le salió carne al hueso”, dijo hace poco Andrés Manuel López Obrador al ver la Ciudad de México. Es una frase que ha usado más de una vez. Se refiere a que tiene tres candidatos fuertes: Claudia Sheinbaum, Martí Batres y Ricardo Monreal.

Los tres han expresado que quieren gobernar la capital. Unos más enfáticos que otros. Quizás Claudia sea la más discreta pero no la menos movida. Y no porque se mueva, sino porque la mueven. Alguien me dijo esto: “Ella es la niña de los ojos de Andrés Manuel”. No sé si eso le da puntos en la carrera interna pero sí hay que tomarlo en cuenta.

Morena ha empezado el año con un aperitivo: el PRD se desploma solo, pero no genera un vacío: rápido se están llenando los espacios que abren su desgracia. Ningún simpatizante de Morena debería celebrarlo todavía, pero son los “nuevos chicos en el vecindario”: son ellos los que van ocupando el liderazgo que el PRD abandona con paso firme. Son nuevos-viejos chicos, hay que decir, porque todos vienen de la misma cepa. Pero como morenistas, son la novedad.

Morena brincará del aperitivo al plato fuerte, luego luego: La ciudad está a punto de cambiar de manos, en poco más de un año. La lógica dice que el PRD dará la batalla con todo para que no llegue Morena. Pero otros me han dado una sorpresa.

“No”, me dijeron recientemente. “Es probable que no sea así. Una parte del PRD está pensando en la alianza con Morena, aunque otros se opondrán con su vida. Sobre todo los gobernadores perredistas, a quienes Los Pinos ha arropado”.

La verdadera división del PRD, la que va a partir en dos lo que queda del PRD, está por darse. Eso me dicen. No es ahora, no es tras la elección del Edomex sino un poquito –estratégicamente– más adelante.

Pero conviene irse por partes. No muchas partes para no aburrirlos.

***

Una fecha a considerar: julio próximo. Habrá pasado la elección en el Estado de México, que es la más importante antes de la presidencial. Con ese contexto, que no es menor, se tendrán los resultados de una encuesta en la Ciudad de México que estará basada en tres ejes o variables: 1. Encuesta entre militantes de Morena. 2. Encuesta entre grupos de opinión. 3. Encuesta entre población abierta.

Del resultado de esas tres variables se decidirá quién va por la capital del país por Morena.

“A quien pongas. No importa ya. No digo que ‘Morena es imparable’ pero es claro que hay momento. Es el momento de Morena. Pero no queremos que sea ‘momento’ sino tendencia; que esta tendencia se consolide en la capital y el centro del país (porque vamos a ganar Edomex) y que avance hacia el norte. El norte, ya sabes, es más difícil. Debemos caminar hacia el norte”, me dijo recientemente uno de los líderes de Morena.

“La batalla es interna”, agregó otro dirigente. “Ver quién se queda con la candidatura”.

He conversado con los tres precandidatos de Morena. A ninguno lo veo confiado. A ninguno lo siento celebrando. A ninguno lo siento amarrado. Los tres saben, supongo, de la encuesta de julio. Pero con toda seguridad, y de eso estoy claro, saben que el gran elector es Andrés Manuel.

El liderazgo del hombre es tan fuerte que todos miden hasta la sonrisa, los gestos, la disposición.

Tengo claro que ninguno de los tres está amarrado y que AMLO esperará a que pase este verano. Porque este verano se definirán muchas cosas para los siguientes años.

El PAN podría ganar Coahuila, por ejemplo, y armar el “corredor azul del Norte”.

Y Morena podría ganar en el Estado de México, con lo que el amlismo se consolida en el centro.

Y el PRI, en este verano, podría quedar desplumado. Si pierde Edomex (por eso están desesperados en Presidencia) ya no habrá lugar en dónde refugiarse, tomar fuerza y contraatacar.

Si la ve perdida, el Gobierno federal y el PRI “no estorbarán para que gane el PAN la Presidencia”, como me dijo alguien, “en agradecimiento a lo que hizo Felipe Calderón por Enrique Peña Nieto”. El PRI jugará con el PAN, pues. O viceversa. Dependiendo quién sea candidato. “Si es Margarita Zavala, el PRI jugará con ella; le corresponderá el favor a Calderón”, me dijeron.

Duelo de titanes, 2018. Y el PRD, óiganlo, tiene un papel importante.

“El PRD se partirá en dos, desde lo más profundo”, me dijo aquél otro. “No será ahora, no será tras la elección del Edomex. Más adelante. Pero pasará”.

Lo que me dicen es esto: el gran dilema, pero la gran oportunidad, es Miguel Ángel Mancera Espinosa.

Mancera competirá por la Presidencia. Subirá en las encuestas por la exposición. Juntará sus puntos y entonces… entonces será entonces.

“Nadie descarte nada”, me dijo alguien de buen nivel en Morena. “Mancera no está perdido. Es rescatable”.

***

Presiento que el “rescate de Mancera” dependerá primero de uno: de que Mancera quiera “ser rescatado”. Y luego, de que AMLO/Morena quieran “rescatarlo”. Y después, y no menos importante, que el PRI-Miguel Ángel Osorio Chong-Los Pinos estén dispuestos a perder a su aliado de cinco años.

En alguna conversación con el Jefe de Gobierno, me dijo que no le gusta esa idea de Morena de que “todos son corruptos” hasta que demuestren lo contrario. Me comentó que le disgusta que para pasar a Morena es necesario ser “depurado”. Me habló de mesianismo.

Pero la política es la política y no he visto gente más pragmática que la que se alimenta de ella.

AMLO es pragmático, dicen unos; otros que no escucha y unos más, que es terco pero de vez en cuando escucha. Y sobre este tema en particular, escuchará a tres: Claudia, Martí y Monreal. Los tres tienen el pulso de la ciudad. Los tres saben de qué puede ir la cosa y podrían opinar, con los pelos de la burra en la mano, qué significaría ir acercando a Mancera a Morena.

Claudia se siente ofendida por Mancera; la ha menospreciado y maltratado, creo que innecesariamente. Martí ha sido el ariete contra el PRD de Mancera y le han dado y ha repartido. Monreal es el que más contacto ha tenido con los manceristas en estos últimos tiempos; asegura que es lo que se requiere para gobernar su Delegación: pragmatismo que dé presupuestos y manga para operar; pero otros ven demasiada cercanía. Y Monreal lo sabe.

Analizando lo anterior, Monreal sería el candidato “de los manceristas” para la capital del país. Monreal podría ser el que tendiera ese puente de cara a 2018.

***

Mancera habla de un “cuarto polo”. Se lanzará como independiente y con PRD, PT y Movimiento Ciudadano.

Si logra lo que se propone –candidato será, creo–, Mancera podría volverse el fiel de la balanza en una elección complicada: la de 2018. Es amigo de Osorio Chong pero conoce el camino a casa. Y su casa está cargada a la izquierda.

Últimamente ha tomado cierta distancia del PRI y de Los Pinos, pero no la suficiente: hay kilómetros de fotos de él con Enrique Peña Nieto. Si los resortes que lo mueven se imponen, podría volverse todavía más duro contra Morena y acercarse definitivamente al PRI… que es una fuerza perdedora, al menos ahora, y no veo cómo podría recuperarse en un año, justo este año, cuando las cosas se desploman.

También podría empujar su candidatura y luego abalanzar todo ese esfuerzo hacia Andrés Manuel López Obrador. Y lograr que una buena parte del PRD, PT, Movimiento Ciudadano y sus seguidores voten por el dirigente de Morena.

¿Cuatro, cinco, diez puntos juntará Mancera para 2018? Los que sean en ese rango, son muy buenos. Hay que esperar y ver, pero esa jugada (bien realizada) podría hacer Presidente a López Obrador y a Mancera… casi lo que quiera. Hasta precandidato presidencial se convierte, para la siguiente, de facto. Naturalito, como se dice. Si negocia bien y toma decisiones sabias.

Pero, insisto, hay que esperar a este verano. Hay que esperar, observar, esperar, observar. López Obrador, sabemos, suele malgastar votos en el último tramo. Y el mismo Mancera ha ido de más a menos en cinco años. Esperar y ver, ver y esperar.

La carrera presidencial lleva prisa, pero es preferible la paciencia.

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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