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Antonio Salgado Borge

07/07/2017 - 12:00 am

ConFamilia: el lobo debajo de la piel de oveja

La pérdida de estribos del líder de ConFamilia puede entenderse si se considera el fracaso rotundo de su más reciente proyecto. El recorrido de su bus antidiversidad ha mostrado a los líderes de esta organización ultraconservadora un país muy distinto al fragmento que ven todos los días en el espejo; los mexicanos más jóvenes y más educados entienden perfectamente la libertad como la capacidad de autodeterminación y de decidir entre diversas opciones. La libertad implica diversidad.

Desde hace algunas semanas Juan Dabdoub desenfundando la raíz de su movimiento de lo que desde afuera siempre se vio como una piel artificial superpuesta. Foto: Especial.

Los grupos ultraconservadores que se oponen a reconocer la diversidad en México tendrían que estar preocupados. Juan Dabdoub, su más visible líder y representante, perdió la capacidad de autocontención y terminó por echar abajo la fachada de moderación y tolerancia con la que han venido presentándose en diversos espacios públicos. Al presidente del Consejo Mexicano de la Familia le dieron demasiada cuerda y terminó ahorcándolos a todos.

La idea que ConFamilia y sus aliados han venido vendiendo, desde hace años, a quienes les escuchan es que su oposición al matrimonio igualitario no es homofóbica ni está basada en ninguna posición religiosa. Si bien ambas premisas son falsas, parte de los seguidores de estas organizaciones creen que no están discriminando a nadie que su posición tiene fundamentos seculares. Así, el autobús de Confamilia recorre el país predicando que su negativa a aceptar el pleno reconocimiento de este derecho está fundada exclusivamente en la ciencia y en la defensa de los niños.

Pero desde hace algunas semanas Juan Dabdoub desenfundando la raíz de su movimiento de lo que desde afuera siempre se vio como una piel artificial superpuesta. Y lo hizo catalogando a los diputados del PAN que no se han solidarizado con su causa como “gays” o “progays”[1], como si estos términos fueran ofensivos en sí mismos. Por si quedara alguna duda, días después el dirigente de ConFamilia afirmó públicamente que la homosexualidad es una enfermedad equiparable al cáncer[2], a todas luces una de los peores padecimientos que puede sufrir un ser humano. Para rematar, el miércoles pasado Dabdoub no soportó que una mujer que lo cuestionara durante una entrevista y extendió su brazo para taparle la boca con la mano abierta[3].

La pérdida de estribos del líder de ConFamilia puede entenderse si se considera el fracaso rotundo de su más reciente proyecto. El recorrido de su bus antidiversidad ha mostrado a los líderes de esta organización ultraconservadora un país muy distinto al fragmento que ven todos los días en el espejo; los mexicanos más jóvenes y más educados entienden perfectamente la libertad como la capacidad de autodeterminación y de decidir entre diversas opciones. La libertad implica diversidad.

Además, los mexicanos LGBTTTI están cada vez empoderados y es fácil entender que encuentren aberrante e insultante que un bus se placeé por el país anunciando que son “contrarios a la naturaleza” o que buscan “meterse con los niños”. Si bien no debería sorprender que el bus antidiversidad de ConFamilia haya cosechado a su paso todo tipo de críticas y manifestaciones adversas, los que montaron todo este teatro no contaban con que terminarían autoridiculizados y que sus verdaderos motivos quedarían exhibidos.

Que la fachada de ConFamilia y sus aliados se haya derrumbado es una excelente noticia. Para entender por qué es este el caso es necesario incluir a las organizaciones ultraconservadores mexicanas como parte del escenario global contemporáneo. En Estados Unidos y algunos países europeos han aparecido grupos reaccionarios que pretenden detener o revertir el sentido que han seguido el progreso ético derivado fundamentalmente de los valores de la ilustración.

En este punto se impone una importante distinción. En buena parte de Europa los grupos ultraconservadores más visibles están relegados y tienen grupos muy reducidos de fieles seguidores. De esta forma, cuando Theresa May se vio obligada a pactar con el ultraconservador DUP norirlandés para constituir su nuevo gobierno en Reino Unido, importantes miembros del Partido Conservador que postuló a May defendieron los derechos LGBTTTI y advirtieron que no estaban dispuestos a aliarse con el DUP si esto implicaba que estos derechos fueran cuestionados[4].

Por otra parte, en Alemania, donde probablemente la conservadora Merkel sea reelegida este año, la semana pasada fue aprobado sin ningún problema el matrimonio igualitario[5]. Probablemente Confamilia y similares vean lo ocurrido en Alemania y piensen que los alemanes no saben de biología o de ciencia, que no quieren a sus niños, o que viven en un entorno decadente y distópico. ¡El destino nos libre de que la bárbara e insufrible realidad alemana se materialice en nuestro México puro y civilizado!

Los conservadores europeos más exitosos, representados por May y Merkel, son ejemplo de que ser conservador no equivale automáticamente a ser un retrógrada o a estar en contra de derechos fundamentales. Pero ConFamilia y sus aliados no pertenecen al grupo del que forman parte los conservadores europeos más abiertos, sino que están mucho más cerca de los conservadores fanáticos estadounidenses que hoy son parte fundamental del gobierno de Donald Trump y que se encuentran empoderados y representados en la figura del vicepresidente Mike Pence.

Esta distinción no es superficial ni anecdótica. En Estados Unidos grupos conservadores radicales han venido ganando importantes posiciones a nivel estatal y han podido mostrar sin pudor la ambiciosa agenda que tienen entre manos. Ejemplo de ello es la imposición de leyes como la de “libertad religiosa” con las que pretenden justificar que los padres puedan elegir que sus hijos no reciban educación sobre verdades científicas fundamentales como la evolución o el Big Bang. Para estos grupos, es un derecho de los padres privar a sus hijos de conocer verdades si estas verdades son contrarias a sus creencias religiosas.

Adicionalmente, en el paquete que conforma la agenda de los ultraconservadores estadounidenses se incluyen temas como la limitación a los derechos de los no heterosexuales, la cancelación libertades de las mujeres, la búsqueda de que la portación libre y abierta de armas sea un derecho a nivel nacional –en Texas los estudiantes pueden ir armados a la universidad- o la desaparición de políticas para contrarrestar los efectos del cambio climático, cuya inexistencia según dicen estos grupos está científicamente comprobado.

Desde hace varios años es claro que las posiciones de los grupos ultraconservadores mexicanos coinciden en más de un sentido con las de sus contrapartes estadounidenses –por ejemplo, en materia de diversidad o “libertad religiosa”-; es más, el surgimiento público de los primeros no se entiende sin el de los segundos. Es en el espejo estadounidense en el que tendríamos que reflejarnos si queremos ver lo que nos espera en caso de que ConFamilia y sus aliados logren progresar políticamente. Esta posibilidad no es trivial; en un futuro cercano derechos que consideramos fundamentales podrían quedar en manos de estos grupos, que una vez encumbrados políticamente tendrían manga ancha para moldear el entramado institucional a su antojo.

Si queremos una muestra de por qué lo anterior no es fatalista ni imposible, basta considerar que el Frente Nacional por la Familia apoyó abiertamente a Alfredo del Mazo, el candidato ganador en el Estado de México[6]. Para el FNF fue más importante “salvar a los niños” de las “bodas gay” que detener la corrupción, la violencia, las violaciones o los feminicidios desbordados. Desde luego que Del Mazo y el PRI deberán ahora regresarles el favor de su apoyo. Los habitantes de Edomex han quedado atrapados en el peor de los escenarios.

Algo similar podría ocurrir a nivel nacional en 2018. Las asociaciones ultraconservadoras en nuestro país se podrían colgar de la polarización y la pulverización del voto para endilgar su agenda a la próxima presidencia. Por fortuna esto todavía está lejos de ocurrir y puede ser evitado. El desbocamiento de Juan Dabdoub, su abierta homofobia, su misoginia y su intolerancia tendrían que servir a propios y a extraños como una advertencia de que Confamilia y sus aliados tienen una agenda más ambiciosa de lo que parece, y de que no están defendiendo ni la ciencia ni los derechos de ninguna especie. Un recordatorio de lo peligroso que puede ser abrir la puerta a los lobos que sueñan con frenar el curso de la civilización disfrazados de ovejas.

@asalgadoborge

[email protected]

[1] http://yucatan.com.mx/merida/defienden-la-familia-4

[2] http://www.sinembargo.mx/26-06-2017/3249138

[3] http://www.sinembargo.mx/04-07-2017/3255404

[4] https://www.theguardian.com/politics/2017/jun/10/tory-dup-deal-ruth-davidson-receives-assurances-from-pm-over-gay-rights

[5] https://www.theguardian.com/world/2017/jun/30/germany-poised-legalise-same-sex-marriage-bill-law

[6] http://www.proceso.com.mx/488541/frente-nacional-la-familia-llama-a-votar-del-mazo

 

Antonio Salgado Borge
Candidato a Doctor en Filosofía (Universidad de Edimburgo). Cuenta con maestrías en Filosofía (Universidad de Edimburgo) y en Estudios Humanísticos (ITESM). Actualmente es tutor en la licenciatura en filosofía en la Universidad de Edimburgo. Fue profesor universitario en Yucatán y es columnista en Diario de Yucatán desde 2010.

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