Sami Abu Zuhri, portavoz del movimiento islamista, dijo en un comunicado que es “obvio” por el alto número de víctimas, que los soldados israelíes “utilizaron una munición especial que solo mata” y destacó que “todas las víctimas sufrieron disparos en la cabeza o cuello”.

“Estos crímenes de guerra están claros después de las ejecuciones de jóvenes mujeres y hombres en el terreno por las fuerzas de la ocupación, no sólo en la franja de Gaza sino también en Cisjordania y Jerusalén”, agregó.

Diecisiete palestinos han muerto, y más de un millar han resultado heridos -cientos de ellos por balas y el resto por gases lacrimógenos- desde el 1 de octubre en Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza, en la última ola de violencia que sacude la región.

Cinco de los palestinos muertos eran atacantes que habían apuñalado a israelíes, uno un sospechoso de un ataque aún bajo investigación, y el resto murieron en manifestaciones y enfrentamientos con el Ejército.

Las más sangrientas fueron las protestas de ayer en Gaza, que se saldaron con un balance de siete muertes y 145 heridos.

“El silencio del mundo hacia estos crímenes es condenable, este silencio significa que el mundo legaliza estas prácticas criminales”, subrayó Zuhri al asegurar que esta indiferencia “nos obliga a hacer todo lo necesario para defender a nuestro pueblo”.