Ciudad de México, 16 de septiembre (SinEmbargo).- Un dolor de cabeza podría ser un síntoma común del estrés y la tensión a los que la mayoría de las personas que viven en las ciudades se ven expuestos diariamente, sin embargo, existen algunos escenarios en los que se puede tratar de una alerta de algo más serio y lo mejor es acudir al médico.

Los dolores de cabeza más comunes son las llamadas cefaleas tensionales, provocadas por precisamente tensión en los hombros, el cuello, el cuero cabelludo y la mandíbula, que a su vez tienen su origen en el estrés, la ansiedad, o alguna mala posición sostenida por un tiempo prolongado. Este tipo de dolencia generalmente ocurre en la parte posterior de la cabeza y se extiende hasta la frente, como si se tuviera alrededor una liga que la presiona.

En la mayoría de las ocasiones las personas tienden a dejar pasar estos dolores sin ir al doctor y automedicarse, y a pesar de que no suelen representar un riesgo grave fuera de la molestia, en otro casos y sobre todo cuando se combina con otros síntomas y la persona lo identifica como atípico, sí implica un riesgo de estar ante algunas de las enfermedades que a continuación listamos.

Meningitis

Cuando una fuerte cefalea viene acompañada de cuello rígido y fiebre, además de náuseas, sensibilidad a la luz y vómito, estos pueden ser síntomas de meningitis, es decir una inflamación de las membranas alrededor del sistema nervioso central, la cual en su versión viral no es grave y sus manifestaciones cederán al pasar dos semanas.

Pero también existe la meningitis bacteriana, que puede resultar fatal o causar hinchazón en el cerebro y lesiones neurológicas permanentes, por lo que se necesitan antibióticos de emergencia.

Para determinar qué tipo de meningitis se padece es necesario acudir al médico quien luego de evaluar los síntomas podrá realizar un punción lumbar para extraer una muestra del líquido cefalorraquídeo y analizarlo.

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Accidente cerebrovascular

La dificultad para articular palabras, debilidad en el cuerpo y sensación de no poder sostener la cara aunados al dolor de cabeza súbito, pueden ser signos de que se está teniendo un accidente cerebrovascular, de los hay dos tipos: el isquémico, que sucede cuando una arteria que suministra oxígeno al cerebro se bloquea con un coágulo; el otro es el hemorrágico, en el que un vaso sanguíneo se rompe y filtra sangre al cerebro.

La falta de flujo de sangre en el cerebro puede dañar y matar las células del cerebro, pero si se atiende dentro de las primeras tres horas de haber aparecido los síntomas, el daño se puede prevenir con medicamentos anticoagulantes.

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Aneurismas

Ese es el nombre que lleva el ensanchamiento de una arteria cerebral, que comienza a causar síntomas hasta que se hacen más grandes y presionan los nervios, o se rompen. En este caso se presentan regularmente dolores de cabeza súbitos, acompañados de náuseas y vómito, pupilas dilatadas, adormecimiento de un lado del cuerpo o cara y cambios en la visión.

Éstos generalmente se forman luego de un fuerte traumatismo, por ejemplo, después de un accidente automovilístico, o como resultado de la presión arterial alta o de vicios como el cigarro.

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Apnea del sueño

El Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS) se trata de periodos cortos en los que las personas dejan de respirar mientras duermen, las cuales pueden ocasionar problemas cardíacos, cerebrales, hipertensión arterial sistémica y somnolencia diurna excesiva.

Para diagnosticarse se requiere un estudio del sueño, que se conoce polisomnografía, en donde evalúan ciertos parámetros fisiológicos del paciente mientras duerme, sobre todo el número de apneas que tienen lugar en un periodo de tiempo

En México, el SOAS afecta a un cinco por ciento de la población (más hombres que mujeres), de los cuales sólo el 10 por ciento está propiamente diagnosticado y en tratamiento, de acuerdo con la Academia Mexicana del Dormir.

Los síntomas implican cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, una sensación de somnolencia a lo largo del día y dolores de cabeza que no se quitan con analgésicos.

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Intoxicación con monóxido de carbono

Este producto químico es el resultado de la combustión incompleta del gas natural o la quema del carbón, la gasolina, el petróleo, el propano o la madera, tales como los motores de los automóviles, parrillas de carbón de leña, sistemas de calefacción, estufas y calentadores de agua.

Cuando hay una fuerte concentración de monóxido de carbono y es inhalado, éste reemplaza al oxígeno en la sangre y órganos vitales como el corazón y el cerebro resienten su falta.

Entre los síntomas, además de las cefaleas, están la dificultad para respirar, dolor en el pecho, convulsiones, mareos, somnolencia, náuseas, vómito y hasta pérdida del conocimiento.