Irene Mora Venancio murió en un accidente automovilístico en los últimos días. A Alexander Mora Venancio, su hermano, se lo llevaron municipales de Iguala, Guerrero.
Ciudad de México, 18 de abril (SinEmbargo).- Era diciembre del 2014. Jesús Murillo Karam, entonces Procurador General de la República (PGR), informó que Alexander Mora Venancio, uno de los 43 normalistas reportados como desaparecidos en Iguala, Guerrero, estaba muerto.
Peritos de la PGR localizaron bolsas negras con restos en el río San Juan, en Cocula, y las enviaron a la Universidad de Innsbruck. Allá, en Austria, a través de la muestra 27-29102014 (obtenida con Ezequiel Mora Chora, Omar Mora Venancio y Hugo Mora Venancio) y un ala mayor izquierda esfenoides, se identificó a Alexander Mora.
“Hoy, Alexander Mora Venancio, te decimos que tu bandera nosotros la tomamos y seguiremos dando la lucha hasta lograr una patria libre y justa. Alexander, tu muerte no fue en vano, es un ejemplo, hermanos de este pueblo, por ello seguimos haciendo llamado al pueblo de México, vean cómo la existencia, cómo la vida de Alexander Mora Venancio un joven estudiante que soñó ser maestro terminó en un fragmento de hueso, en un pedazo de molar”, decía una carta del lejano 2014.
Alexander Mora Venancio estaba en su primer año en la carrera. Tenía casi 20 años cuando ingresó. Su padre, Ezequiel, lo buscó. Sus hermanos, también.
Ayer, y después de casi 43 meses después del ataque en Iguala, Irene Mora Venancio, consanguíneo de Alexander, perdió la vida.
Así lo confirmó la página de la Isidro Burgos:
“La Escuela Normal Rural de Ayotzinapa se une a la pena que embarga al señor Ezequiel Mora por el fallecimiento de su hijo Irene Mora Venancio, hermano de Alexander Mora Venancio, joven desaparecido de Ayotzinapa en septiembre del 2014 (sic)”.
“Si perder a un hijo es doloroso, ahora imagínense perder dos hijos en un lapso no mayor de 4 años”, se lee en el comunicado.
El hermano de Mora murió en un accidente automovilístico.
En febrero, Minerva Bello falleció en Omeapa, Guerrero, sin conocer el paradero de su hijo Everardo Rodríguez Bello, otro de los estudiantes desaparecidos en Iguala.
Minerva buscó hasta el último momento de su existencia a su hijo. “Murió con la incertidumbre de saber dónde está su hijo, murió con el pesar de una madre y su último suspiro fue para nuestro compañero Everardo”, lamentó el comité estudiantil “Ricardo Flores Magón” de Ayotzinapa.
“El Estado causó su degradación física y emocional al negarse a presentar con vida a los 43 normalistas. Su muerte no quedará impune”, agregó.
Organizaciones civiles, como el Centro Prodh y Enlace Zapatista, así como activistas y periodistas, lamentaron el deceso de “Doña Mini”, y expresaron que “el dolor de una madre que pierde a un hijo no se puede describir”.
“Este hecho nos llena de rabia y dolor, pero a la vez nos fortalece más para seguir enteros y de pie. ‘Don Pancho’ se queda para continuar la lucha y le damos nuestro más sincero pésame”.
