¿Qué tan próspero y exitoso es Trump? Menos de lo que él dice: su táctica es inflar la realidad

19/03/2016 - 12:05 am

Si se siguieran sólo sus palabras, podría dibujarse a un ser cuajado en millones, casi todo poderoso. Pero, en realidad, el fracaso siempre ha perseguido a Donald Trump. Y varias veces lo ha hundido. Es cierto que le bastó una década para aumentar de manera notable las ganancias del imperio inmobiliario consolidado por su padre, Fred Trump. Pero en su pasado también está la compra en 1988 del casino Taj Mahal, que lo llevó a la quiebra, y las deudas en los noventa, cuando una crisis económica arrasó al mercado inmobiliario de Estados Unidos. Los analistas critican que Trump infla sus cuentas y su propia realidad. Y ello, es un estilo aplicado a todos sus emprendimientos, pero que no siempre da buenos resultados. Según su declaración patrimonial, presentada a propósito de la campaña para obtener la candidatura del Partido Republicano, su fortuna es de más de 10 mil millones de dólares. Pero la revista Forbes, especializada en calcular fortunas, evalúa que apenas llega a 4.5 mmdd. 

Por: Unidad de Datos/SinEmbargo

Ciudad de México, 19 de marzo (SinEmbargo).– A primera vista, Donald Trump es la encarnación de lo que le gusta a los dueños del dinero. Pero incluso a ellos, el discurso del hombre con mayores probabilidades de ostentar la candidatura del Partido Republicano, les ha enfriado los corazones. Sus palabras no sólo han agredido a los inmigrantes mexicanos; también han dado señales de alerta como una guerra comercial en contra de China, impuestos a los millonarios y una política monetaria rígida.

¿Es tan temible Donald Trump? ¿Es tan poderoso? Como ocurre en política, su poderío se ubica más en sus palabras que en su fortuna. En su búsqueda por la candidatura republicana tuvo que presentar su declaración patrimonial en julio del año pasado. De 69 años de edad, dijo ser accionista de 500 empresas de las cuales, el 91 por ciento le pertenece. Todo lo que tiene lo valuó en más de 10 mil millones de dólares (mmdd). Pero enseguida, la revista Forbes –que calcula fortunas– calificó sus cuentas como “infladas” y señaló que su peculio no pasa de los 4.5 mmdd.

Si se observa su vida empresarial, en realidad, el fracaso lo ha perseguido. Mucho más que el éxito. Trump es el protagonista de historias ejemplares de lo que no debe hacerse en la gestión de negocios. En su estilo, hay un elemento común que logra echarlo a perder todo: la superficialidad. Cuando ingresó al sector aeronáutico, intentó añadirle lujo a los baños de los aviones cuya oferta eran vuelos de pocas horas dentro de Estados Unidos y cuando puso el pie en la industria cárnica quiso vender filetes de hasta 999 dólares sólo porque iban en paquetes dorados.

Al lanzar su postulación en la contienda por la Casa Blanca, Donald Trump dijo: “No necesito el dinero de nadie … Estoy usando mi propio dinero (para competir por la Presidencia de Estados Unidos). No estoy usando a grupos de cabildeo. No estoy usando donadores. No me importan. Soy muy rico”.

Antes, en su libro “Donald Trump para emprendedores: El secreto de los negocios”, escribió que tuvo que demoler un edificio completo por una simple falla y después, llegó una época en la que sus inversiones disminuyeron. Le llegó la quiebra en muchos de sus giros, al grado que se apegó al Capítulo 11 (de protección a la banca rota) en Estados Unidos en tres ocasiones.

LA VIDA SEGÚN TRUMP: EL ÉXITO

1. Trump Tower

En 1980, empezó la construcción de una torre de 48 pisos en la avenida más importante de Nueva York: Fifth Avenue. Fue inaugurada en 1983 y desde entonces es un conjunto residencial, corporativo y comercial de lujo que funciona como base de operaciones de la Organización Trump.

La torre ofrece vistas panorámicas de la Quinta Avenida, la Avenida Madison y Central Park. Además alberga tres restaurantes: Trump Grill, Trump Café y Trump Bar. Las empresas Nike y Gucci tienen tiendas en la torre y la tienda de joyas de la hija del empresario, Ivanka Trump Fine Jewelry Boutique, se encuentra en la planta baja del edificio.

Una de las características más atractivas de la Torre Trump es una cascada de 18 metros en la pared este de la edificación. Además ofrece la opción de servir como sede para eventos, desde fiestas de coctel hasta cenas privadas, desfiles de moda, cata de vinos hasta conferencias de prensa.

El valor de un condominio de cuatro habitaciones y cuatro baños en esta torre es de unos 20 millones de dólares. Los huéspedes han sido celebridades, príncipes árabes y miembros de organizaciones como la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (Concacaf).

De acuerdo con la revista Forbes, la torre es la más emblemática entre los edificios que posee Trump, a pesar de no ser la más costosa: en 2006 la publicación valuó este edificio en 316 millones de dólares en 2006, mientras que el precio de la Torre Trump de Chicago ascendía a 850 millones de dólares.

2. Los Viñedos Trump

En 2012 la mansión y los viñedos de John Kluge en Charlottesville, Virginia, fueron rematados por el Banco de América debido al fracaso de la administración que provocó la falta de pago de la hipoteca. El empresario se había divorciado de su esposa, Patricia. Donald Trump aprovechó la oportunidad y la adquirió en 15 millones de dólares cuando antes, su valor había llegado a 100 mdd.

El empresario aprovechó el momento para ofrecerle al hijo de Kluge comprar 87 hectáreas de la propiedad en medio millón de dólares y más tarde completar la adquisición de la mansión y los viñedos por 14.5 mdd. En 2015 Trump inauguró el Trump Albermale Estate, un hotel cuyas habitaciones cuestan 399 dólares por noche.

800 metros cuadrados del terreno están plantados con vid francesa y, de acuerdo con el sitio web de Trump, es el viñedo más grande en Virginia y en la Costa Este de Estados Unidos. Tiene capacidad para producir 100 mil galones o 750 barriles de vino, lo que lo ubica en la quinta posición como productor de este licor a nivel nacional.

Los viñedos albergan un salón de eventos con capacidad para 200 personas. Es posible contratarlo por entre siete mil y 12 mil 500 dólares. La cotización depende del día de la semana y la época del año. En lo que se refiere a bodas, la hacienda tiene otras opciones. Hay otros dos salones conocidos como “el establo” y “el pabellón” con un precio máximo de ocho mil dólares. La propiedad de Trump también tiene una capilla con capacidad para 80 personas.

3. The Apprentice

En enero de 2004 la cadena estadounidense NBC transmitió la primera temporada del reality show The Apprentice, que consistía en 18 candidatos compitiendo para ganar la oportunidad de dirigir una de las empresas de Trump, además de 250 mil dólares. El papel del empresario era, por supuesto, ser el jefe.

El programa fue famoso por la irreverente actitud del empresario ante los concursantes y la frase que les decía cada vez que eran descalificados del concurso: “Estás despedido”. Casi 28 millones de espectadores sintonizaron el final de la primera temporada y pronto se convirtió en una franquicia reproducida en más de 30 países en todos los continentes.

CNN Money reportó en julio de 2015 que Trump aseguraba haber recibido 213 millones 606 mil 575 dólares por ser el anfitrión del programa a través de NBC durante 13 años. Los voceros de la cadena declararon que nadie había sido capaz de verificar la cifra proporcionada por el empresario.

La 15 temporada del reality show, programada para transmitirse en 2015, fue cancelada por NBC debido a que Trump anunció su candidatura para competir por la postulación del partido Republicano, ya que las cadenas televisivas no pueden darles a los candidatos tiempo aire desproporcional.

La próxima edición del programa incluirá a Arnold Schwarzenegger como “jefe”. Pero Trumpo está reconocido por los críticos de la televisión como parte vital del éxito de “El Aprendiz”. El beneficio fue en ambos sentidos. El diario estadounidense The New York Times ha señalado que este reality show le dio a Trump las bases para lanzar su campaña presidencial: aprendió a identificar un nicho de mercado y a guiar su discurso a ese sector de la población.

La publicación señala que su característica forma de “decir la verdad” lo convirtió, desde la primera temporada de The Apprentice, en un personaje que “amas u odias”, papel que Trump trasladó a su campaña política.

CUANDO EL LUJO ES EL ERROR

1. Aerolíneas Trump

Con unos 360 millones de dólares, en 1988, Donald Trump entró al negocio de la aviación con la compra de Eastern Air Shuttle. La compañía tenía una flota de 17 Boeing. Aquí, el estilo de Trump fue el que lo hizo fracasar. Le añadió a las aeronaves cromo y madera para que los espacios fueran lujosos. Los baños eran lustrosos y los viajeros recibían cartas de agradecimiento.

The Daily Beast hizo el relato de esta historia de fracaso. “Él no entendía realmente el negocio y a veces decía cosas que no ayudaban (…). Ése era su estilo y en verdad no ha cambiado”, declaró a ese diario estadounidense, Bruce Nobles, antiguo presidente de la empresa.

El concepto de lujo en los aires no conquistó a los estadounidenses. Y Trump tuvo que hacer frente a los altos costos de combustible generados en la primera Guerra del Golfo Pérsico, cuando Estados Unidos invadió Kuwait La aerolínea se sumió en sus propios problemas financieros y fue entregada a sus acreedores. Dejó de existir en 1992 cuando fue integrada a Schuttle Inc.

Pero Trump se quedó con algunos aviones. Su flota está integrada por un avión de tamaño comercial, uno corporativo y dos helicópteros. El más grande –el comercial- es un Boeing 757-200 adornado como “Trump” en letras doradas y una enorme “T” roja en la cola de cuatro pisos de alto. Tiene capacidad para 43 pasajeros. Los cinturones de seguridad tienen chapas de oro de 24 kilates, de acuerdo con un video tour que su consorcio publicó en 2011.

2. Trump Entertainment Resorts

En 2004, los casinos de Trump toparon con la competencia de la cadena Borgata de hoteles, casinos y balnearios. La cadena adquirió deudas y luego, vino la quiebra. Trump daba entrevistas radiofónicas y televisivas. Anunciaba, cada vez, un plan de reorganización para la empresa de casinos por el cual cedería a los accionistas una parte, pero continuaría como presidente del directorio. Insistía: “No creo que sea un fracaso, es un éxito. En este caso es algo que funcionó mejor que otras alternativas. Es sólo un asunto técnico”. Pero Trump se negó a pronosticar cuánto tiempo le demoraría a su compañía emerger de la bancarrota. Ante los números rojos, Trump insistía: “El futuro luce muy bien. Tendremos una de las empresas más poderosas en el sector del juego una vez que salgamos (de la quiebra). No había forma de haberlo hecho sin esa palabra (bancarrota)” .

Era la segunda vez que los casinos de Trump se acogían a la ley de quiebras. En 1992, Trump Taj Mahal, Trump Castle y Trump Plaza se declararon en bancarrota, abrumados por más de mil millones de dólares de deudas y afectados por la recesión de 1990 en Estados Unidos.

En febrero de 2009, Trump Entertainment Resorts Inc. una vez más pidió el cobijo del Capítulo 11, tras enfrentar una caída de visitantes. En julio de 2010, la compañía fue vendida. Fue entonces cuando salió de la bancarrota. Ya sin su participación accionaria, los casinos mantuvieron su nombre bajo licencia.

Cuatro años después, los fantasmas de la bancarrota y el cierre rondaron al Trump Plaza Trump Plaza Associates, la empresa que se quedó con la gestión del Trump Taj Mahal. Y una vez más, este consorcio asociado con el nombre del magnate, se acogió al Capítulo 11 de protección por bancarrota en Delaware.

3. Trump Resort en Baja California

No siempre, su motor fue el odio a México y los mexicanos. Playas de Tijuana, en Baja California, lo atrajo para expandir su fortuna de bienes raíces. El magnate llamó a su proyecto Trump Ocean Resort Baja. Era una ilusión. La oferta la integraban suites de lujo con vista al Pacífico y las Islas Coronado. Tendrían acceso a los restaurantes, jardines, spa, cancha de tenis y un salón de baile. Hoy, subsiste la página http://www.trumptowersbaja.com/ que da cuenta de la historia de un desarrollo fallido.

La fiesta de inauguración se realizó en San Diego, California en 2006 cuando 188 unidades en las torres habían sido vendidas, con un costo de 122 millones de dólares. Ese año, el rostro de Trump aparecía en los espectaculares colocados en la ruta escénica entre Tijuana y Ensenada. Ya era famoso, pero no tan controvertido.

El hoyo excavado para cimentar el proyecto era gigantesco. Pero a fines de 2007, la obra fue parada. Un año después, los compradores recibieron una carta de Donald Trump en la que no asumía ninguna responsabilidad. Les dijo que jamás hizo ninguna inversión en el desarrollo y que “sólo había rentado su nombre” e imagen para vender los departamentos. Y lo peor: tampoco había dinero para reembolsarle a los compradores. En noviembre de 2013, los abogados de Trump y los demandantes llegaron a un acuerdo, pero por contrato, no es posible conocer el monto del pago.

Después de la trama en los tribunales, Donald Trump culpó a los desarrolladores y argumentó que él sólo dio su nombre. No fue un escándalo menor si se toma en cuenta que el magnate perdió otra inversión, Punta Arrecifes Resort, que estaba proyectada en Cozumel, Quintana Roo.

4. Filetes de ternera

Hasta los filetes deben ser de lujo, según Trump. When it comes to great steaks, I´ve just raised the stakes, decía el ahora precandidato a la Presidencia de Estados Unidos en un anuncio de televisión en 2007 para dar a conocer sus cortes: Trump Steaks. El producto cárnico fue la estrella de la cadena comercial The Sharper Image. Cosas de la casualidad o la mala administración, pero la tienda quebró al año siguiente.

El proyecto de Trump consistía en enviar los filetes empaquetados en cajas de color negro y dorado con precios que iban de 199 a 999 dólares. El magnate parece tener cierta nostalgia por esta marca. En estos días en que busca convertirse en candidato del Partido Republicano, en su sitio web aparece una nota: “Por desgracia, los Trump Steaks ya no están a al venta, aunque su legado perdura. E, independientemente de si piensas que la candidatura de Trump es un verdadero filete o sólo un chisporroteo, esperamos que disfrutes de esta maravilla del pasado. Al fin y al cabo, ¿qué otro catálogo puede presumir de tener un candidato presidencial en su portada?”

En la historia de esta marca es posible ver cómo el discurso del lujo no es para todos los productos. Al final, un corte de carne es un corte de carne. Los esfuerzos de Trump se concentraron más en la presentación que en la calidad del alimento.

5. Vodka

En este giro intentó también elevar el producto a la categoría “premium”. Las botellas eran doradas y con una gran “T” mayúscula. Su expectativa era que el coctel Trump&Tonic se convirtiera en una de las bebidas más populares en Estados Unidos. La revista Fortune relató que en 2011, el destilado dejó de producirse por falta de interés del mismo empresario.

6. La universidad o los intentos

Como en un juego de paradojas, la universidad en la que pretendía dar clases de negocios, es una historia de fracasos. Ubicada en Nueva York, el Departamento de Educación de ese estado advirtió en 2005 que ese plantel educativo infringía la Ley por operar sin licencia, según un reportaje de National Review. No obstante sobrevivió. La matrícula llegó a costar 60 mil dólares.

De su escuela, Trump decía que el 98 por ciento de los estudiantes la calificaba como “excelente”, según sondeos realizados por él mismo. Pero el periódico The New York Times lo contradijo con una revelación: los empleados habrían presionado a los estudiantes para que dieran reseñas positivas a cambio de certificados de graduación. “Definitivamente es una estafa”, confesó al diario, Robert Guillo, uno de los estudiantes.

Hoy, la entidad enfrenta tres procesos judiciales, dos en California y uno en Nueva York. Una de las fincadas en California es colectiva y la lleva un juez con ascendencia latina. El precandidato republicano ha resaltado las raíces étnicas del letrado. En una entrevista en “Fox News Sunday”, a Trump se le preguntó qué relación había entre la ascendencia del juez federal de distrito y la demanda en su contra. El magnate respondió: “Creo que tiene que ver tal vez con el hecho de que soy muy, muy estricto, en el tema fronterizo y él ha sido extremadamente hostil conmigo”.

Los litigios en contra de la Universidad fueron usados en su contra en el debate que mantuvieron los candidatos republicanos la semana pasada. Su contrincante por la candidatura a la Presidencia, Marco Rubio, le espetó: “¿Pero qué era esta escuela?”

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