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Alejandro Páez Varela

20/11/2017 - 12:05 am

Mancera, Anaya y ¿el Frente?

La cosa es que tengo un voto en la mano que NO es de nadie. Y es el voto más valioso porque decidirá –y eso pensamos cada uno de los ciudadanos– mi propio futuro. No estoy para regalarlo sin pensar. No estoy para ofrecerlo de antemano. No estoy para desperdiciarlo.

La foto que marcó el antes y el después del Frente.

No puedo decir que el Frente Ciudadano por México ha muerto, pero sí que sus signos vitales son tan débiles que algunos junto a él han decidido retirarle los instrumentos de resucitación. El sábado por la tarde, Alejandra Barrales explicaba por qué el PRD había decidido sacar de su agenda del Consejo Nacional la aprobación del Frente. (Ese mismo sábado que el PAN le dijo sí). “Cada partido tiene sus tiempos”, dijo la dirigente. Alguna prensa culpó la dilación a la falta de un acuerdo entre las tribus, y aunque las tribus muchas veces estorban en el PRD, esta vez no fue así.

La decisión perredista de ni siquiera discutir el Frente viene de más arriba. Y arriba ya han recuperado el plan A, que era ir en alianza pero sin el PAN. Ayer domingo, por la tarde, el PRD aprobó ir con el PAN y MC, pero le puso un candado: que el candidato presidencial salga de una elección democrática. Es decir, no por dedazo.

El Frente agoniza.

Entre el sábado muy temprano y la tarde de ayer domingo hablé con tres fuentes distintas, todas cercanas al Frente. Seguí con interés lo que pasaba dentro del PAN, y lo que pasaba en el PRD. Tenía la impresión, por los eventos del viernes por la tarde –la foto de Margarita Zavala, Miguel Ángel Mancera y Rafael Moreno Valle–, que la posibilidad de la coalición PAN-PRD-MC se había atorado. Y así fue.

–Son muy gandallas –me dijo una de las fuentes, de bastante buen nivel. Se refería al PAN.

Ricardo Anaya, me dijo otra de las fuentes, “quiere todo: quedarse con las candidaturas al interior del país, darle otra ración a Movimiento Ciudadano y, casi casi lo que sobra, al PRD”.

Me dijo esto:

“Lo que te quiero decir es que Anaya no tiene la mayoría del PAN. Margarita y Moreno Valle tienen sus propios grupos adentro. Entonces, si no tienes la mayoría del PAN, ¿qué ofreces al PRD? Quiere ofrecerle muy poco, muy por debajo del valor del PRD. Y eso de querernos chamaquear no se vale, y no va a suceder. No nos van a amagar con que si no apoyamos al muchacho en lo nacional, no nos apoyan en la Ciudad de México”, dijo. Agregó: “En la Ciudad de México el PAN no es nadie. Aquí ni siquiera los necesitamos”.

–Es muy gandalla –dijo esta segunda fuente, lo que me dice que están bastante convencidos de por qué no irán en el Frente.

“Si algún poder político [el PAN] quiere imponer su peso electoral, cargará con el peso de la ruptura del Frente. El señor Anaya lo que quiere es que no haya método de elección y quedarse él con la candidatura del Frente. Quiere que su consejo, argumentando que es mayoría, lo designe. Anaya es quien está rompiendo esta alianza. Mancera lo que quiere es un método claro, el que quieran, el que deseen.

“Pero Anaya quiere un dedazo”, agregó. “Anaya quiere que Anaya sea candidato, sin más. El Frente no va a caminar por allí”.

Ya no hay fanfarrias como había hace poco tiempo.

Sí, el Frente agoniza.

***

La semana pasada escribí justamente sobre esto, sobre el Frente. Dije que se estaba atorando. No tenía todas las claves, pero sí por dónde se podía romper.

Cité conversaciones que tuve hace 10 días, aproximadamente:

“–El problema es Ricardo Anaya. Demasiada ambición personal, demasiada –me dijo una fuente cercana a Miguel Ángel Mancera. Le dije que si no lo conocían de antemano; que eso, la ambición de Anaya, era muy conocida por todos. Básicamente, le dije, su historia es la de alguien ambicioso que ha usado… y tirado a la basura a todo mundo”.

Un lector se me enojó. Me dijo:

“Otra columna de vergüenza de Alejandro Páez Varela. ‘El chantaje de Anaya’; ‘la mala fama de Anaya’, argumentos y adjetivos ridículos y mezquinos para hacerle publicidad al corrupto de López Obrador, ignorando infantilmente que López Obrador cae en estos y otros adjetivos negativos e incluso de manera peor que el mismo Anaya”.

Ayer domingo por la tarde se intensificaron los movimientos dentro del PRD. Tengo la impresión de que Alejandra Barrales es la más frentista en la cúpula de decisión. Ella quiere rescatar el Frente, dejar al final las candidaturas y meterse de lleno en la propuesta, con la esperanza de que cuaje.

Barrales es casi segura candidata en la capital. A ella le conviene el Frente a como dé lugar, porque ella quedaría como abanderada. Por eso no parece importarte mucho que, sin método de elección, su jefe político, Miguel Ángel Mancera, sea el perdedor.

Hablé con alguien cercano a Mancera. Me dijo esto: “Es la ambición de Anaya. Más o menos nos imaginábamos que se iba a querer imponer, pero no de esta manera. Quiere llegar de dedazo a la candidatura del Frente. Usa muy bien su doble posición, como dirigente nacional del PAN y como precandidato. Nos quiere aplicar lo que a Margarita: darle largas, y largas, y largas al método de selección para luego agandallarse”.

Otra vez esa palabra: gandalla. La siento más dura incluso que la que yo usé: ambición.

Digo, por lo del lector que se me enojó.

***

Creo que se ha analizado poco que la pulverización del voto, como lo estamos viendo, no necesariamente beneficia al PRI en esta ocasión. O, en todo caso, también beneficia a Andrés Manuel López Obrador.

El PAN está partido en tres (Meade, Anaya, Margarita) y el PRI está hundido. El PRD ha sufrido una sangría impresionante con la salida de sus fundadores y con los que brincaron a Morena. Y eso beneficia a AMLO.

Yo creo que la candidatura de Miguel Ángel Mancera por su lado ayuda a dividir el voto, pero no está claro que esta división diluya a AMLO, que no baja en las encuestas con las distintas fórmulas que se han planteado.

En su última elección, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano obtuvo un 12 por ciento de los votos. Y era Cárdenas. Mancera necesita garantizar esa cifra y luego de allí, lo que gane es bueno para él y para el PRD. Eso creo. También creo que si va sin el PAN será más saludable para el PRD, cuyos orígenes lo anclan a la izquierda.

Y luego, ¿por qué no?, cuando avance la elección, si Mancera siente que no tiene todos los votos necesarios, puede declinar a favor de una fuerza. Declinar por AMLO, por ejemplo, sería lo natural; o por quien quiera. Esa opción la tiene si es candidato, pero si se deja vencer por la estrategia de Anaya (cito a mi fuente: “darle largas, y largas, y largas al método de selección para luego agandallarse”) se quedará sin Juan y sin las gallinas.

Firmemente creo que México no resiste otro sexenio de PRI. Tampoco la versión azul del PRI: el PAN de Felipe Calderón, con Margarita Zavala.

Y firmemente creo que los electores necesitamos opciones.

El problema que veo con López Obrador es que no suma, y acepto el acoso que vendrá por esto que escribo. No lo veo conversando con todos, bajando a dialogar con otros que no sean los de Morena. Curioso que un político que es identificado como “popular” sea tan inaccesible; conozco muy pocos, fuera de los miembros de Morena, que hayan platicado con él (y, otra vez, asumo que me critiquen por estos comentarios).

No soy militante de Morena, no tengo que amarlo ciegamente: me quiero convencer, quiero que me convenza, necesito que él se gane mi voto, ¿no hace sentido, en una democracia, esto que escribo?

Quizás tenga que acercarme más a Marichuy para entender a amigos que respeto, como Juan Villoro, que anda tan cerca de ella. Comprendo bien su lucha: que es hora de ir por los indígenas, por las mujeres y por los desheredados. Pero a la vez me pregunto cuál es la vía que ofrece si llega al poder, cuál es su plan; quién sería su Secretario de Gobernación o quién se quedaría en la Secretaría de Hacienda. Cosas así de puntuales, que me dicen algo.

La cosa es que tengo un voto en la mano que NO es de nadie. Y es el voto más valioso porque decidirá –y eso pensamos cada uno de los ciudadanos– mi propio futuro.

No estoy para regalarlo sin pensar. No estoy para ofrecerlo de antemano. No estoy para desperdiciarlo.

De la baraja que se me plantea, seleccionaré. Y me alegro que haya varias opciones. Me alegro que Anaya salga a convencer por su lado, Mancera por el otro, AMLO por el suyo, Osorio o Meade o Nuño por su rumbo; que Marichuy, que Zavala. Adelante. Bienvenidos todos.

Hay un solo voto en mi mano. Gánenselo.

El Frente nunca me gustó; escribí, antes, que ideológicamente era una quesadilla de sandía. Que vaya cada quién por su lado no está mal.

Con mi boleta en la mano, lo que más disfrutaré, se los juro, es decirle NO, NO, NO a tantos; incluso más que decirle sí a quien realmente me convenza.

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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