#Greenpeace20años Dos décadas de “guerra” en contra de medidas y gobiernos que atentan contra el medio ambiente

21/05/2013 - 12:00 am
La primera campaña del organismo en México se realizó en mayo de 1993: Foto: Greenpeace
Primera campaña en México, mayo de 1993: Foto: Greenpeace

Ciudad de México, 21 de mayo (SinEmbargo).- Este mes la organización ecologista Greenpeace cumple dos décadas de enfrentar batallas en contra de gobiernos, empresas y medidas que dañan el medio ambiente y a los seres vivos. En el país, la organización ha librado guerras en contra de acciones como la autorización para la operación de empresas mineras en la zona de Wirikuta, la siembra experimental de transgénicos, Cabo Pulmo y la construcción de la Estela de Luz, en la Ciudad de México, por mencionar algunas.

En el caso de México, la organización empezó a operar formalmente desde mayo de 1993 con el lanzamiento de una campaña en la capital del país para demandar la contaminación en la urbe, en ese entonces, la más contaminada del mundo.

Su página web de muestra imágenes de esa campaña en la que participaron un grupo de activistas, usando máscaras y tanques de oxígeno en la Diana Cazadora.

“El riesgo ha disminuido, pero a pesar del esfuerzo aún existe una mala calidad en el aire en la Ciudad de México y se requieren de nuevos medidas urgentes que permitan a millones de personas respirar un aire más limpio.”, señala la página electrónica de Greenpeace.

Ala fecha, Greenpeace México cuenta con 34 mil socios activos, el respaldo de 420 mil ciberactivistas y 457 mil 868 seguidores en redes sociales.

CABO PULMO, EL PARAÍSO CASI PERDIDO

En junio de 2012, la organización, en conjunto con la sociedad civil, consiguió que el ex Presidente Felipe Calderón cancelara el proyecto megaturístico Cabo Cortés, que dañaría la reserva natural del arrecife de coral de Cabo Pulmo, en Baja California Sur.

En 2008, la empresa Hansa Urbana presentó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), con el fin de obtener la autorización para construir y operar Cabo Cortés. La MIA omitía detalles importantes que pondrían en riesgo al arrecife, dunas costeras y biodiversidad de la región. Aun así la Semarnat aprobó el proyecto.

En enero del 2011, la Semarnat modificó el permiso otorgado a Cabo Cortés en el que se permitía a la empresa ocupar una extensión superior a 3 mil 800 hectáreas para construir una marina de 490 amarres, instalada sobre las dunas costeras, 27 mil habitaciones y dos campos de golf, entre otros, lo que representaba una capacidad habitacional casi igual a la de Cancún, en una zona semidesértica que históricamente ha sido de muy baja densidad poblacional.

Después de cuatro años de campaña de la organización en contra del proyecto, fue cancelado por el Gobierno Federal.

Como ejemplo de sus conquistas en México, también recuerda cómo en 2012 logró que la marca global de jeans Levi’s se comprometiera a dejar de contaminar los ríos del mundo con descargas de sustancias tóxicas, luego de haber denunciado que en México los residuos industriales de sus proveedores en Querétaro y Aguascalientes tenían como destino los mantos acuíferos.

MONSANTO Y LA TRADICIÓN DEL MAÍZ

Desde finales de abril, la organización emprendió nuevas acciones en contra de la siembra experimental de maíz transgénico aprobada por el Gobierno mexicano desde octubre de 2009.

El 26 de abril, en una protesta poco usual, una de sus activista  permaneció en vilo en el firmamento de la bóveda del Senado portado un letrero que decía “Maíz transgénico, traición a la patria”. Días después, la organización colocaría una manta de 400 metros en la Estela de Luz, en la Ciudad de México, también para repudiar la siembre de transgénicos.

Greenpeace advirtió al gobierno del Presidente, Enrique Peña, que de aprobar la siembra comercial de maíz transgénico en nuestro país, sembrará en el campo una “bomba de tiempo” que pondrá en grave riesgo la biodiversidad y la soberanía alimentaria de nuestro país.

Para el organismo, el maíz es un bien público, por ello rechaza que la industria de la biotecnología, encabezada por compañías como Monsanto, “quiera imponer en México su modelo de maíz patentado, a pesar de que existe evidencia científica de contaminación irreversible a otros cultivos convencionales de maíz”, declaró recientemente a los medios Aleira Lara, coordinadora de la campaña de Agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace.

ESTELA DE LUZ: CONTAMINANTE Y A SOBREPRECIO

La Estela de Luz, en la Ciudad de México, que tuvo un sobrecosto aproximado de 400 millones de pesos, 192% más que el presupuesto original, también está en la mira de la organización ambientalista.

El monumento, construido para conmemorar el Bicentenario de la Independencia de México, se entregó 15 meses después de la fecha prevista para su inauguración y ya que habían concluido los festejos.

Además del sobrecosto y retraso en su culminación, la organización difundió en su momento los efectos que este monumento encendido emitiría a la atmósfera: 35 toneladas diarias de Dióxido de Carbono, equivalente a encender todos los días 50  focos.

La organización también denunció la intención del Gobierno para perforar aguas profundas del Golfo de México en búsqueda de petróleo y gas, “lo que sin duda es una gran estupidez por el alto riesgo ambiental y los elevados costos que representa”.

A dos décadas de distancia, Greenpeace suma todos los días nuevas causas ambientales a su agenda.

 

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