“Entre amigos”, la voz pública y la mudez privada en las historias mínimas del escritor israelí Amos Oz

23/08/2013 - 12:00 am
Foto: EFE
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Ciudad de México, 23 agosto (SinEmbargo).- Entre amigos, el reciente libro del israelí Amos Oz, editado en español por Siruela, es un recuento de dramas privados con que el autor judío más conocido en el mundo responde a su creciente popularidad mundial, una circunstancia que no valora positivamente.

Se trata de la reseña de la vida en un kibutz imaginario, el Yikhat, como análisis del sueño colectivo que dio carácter a Medio Oriente en el siglo pasado y que el escritor practicó desde los 15 años hasta que, por problemas asmáticos de uno de sus hijos, decidió mudarse al clima seco y desértico de Arad.

En el kibutz de Hulda, Oz conoció a su esposa y se hizo de amigos entrañables y es esa experiencia vital de su primera juventud la que recupera con nostalgia en Entre amigos.

Son pequeñas y breves historias que acontecen en ese territorio donde lo personal se pone a prueba a cada instante, donde las decisiones que uno toma, las cosas que no se dicen, redundan en hechos que pueden alterar en forma sutil o estruendosa el ambiente de toda una comunidad agrícola, reflejo de aquellas que se fundaron a principios del siglo XX y que fueron dando carácter al Estado de Israel.

En los cuentos enlazados entre sí, que siguen un orden cronológico, Amos Ozpresenta a un narrador omnisciente que no juzga y da cuenta de los acontecimientos, describiendo la cotidianeidad en los kibutz de los ’60, cuando aún existían “La casa de los niños” (donde los hijos dormían separados de los padres) y las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres siempre y cuando no osaran destacar sus rasgos más femeninos como pintarse o vestir ropas demasiado coloridas, un hecho que ejemplifica en el personaje de Luna Blank.

“Al cabo de dos o tres meses observamos que Luna Blank había dejado de asistir a los encuentros de música clásica y que incluso había faltado a algunas reuniones de profesores. Se tiñó el pelo de rojo cobrizo y empezó a usar un pintalabios fuerte. De vez en cuando se saltaba las cenas. En la fiesta de Sukot se fue por unos días a la ciudad y regresó con un vestido que nos pareció algo atrevido, con una gran abertura a un lado”.

Foto: Especial
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Las ocho historias están protagonizadas por personajes comunes, cuyos sueños más ansiados generalmente encuentran cauce u obstáculo en un límite tan cercano como la casa del vecino más próximo o la imposibilidad de integrarse plenamente a un sistema social donde no siempre se puede ser “como los demás”.

Como en el poema “Los justos”, de Jorge Luis Borges, las criaturas de Entre amigos cultivan un jardín -como quería Voltaire-, agradecen que en la tierra haya música o acarician un animal dormido y es en esos destinos ínfimos donde los personajes del escritor nacido en Jerusalén en 1939 se convierten en grandiosos héroes que aprenden y enseñan lo que la vida tiene de esencial.

Un hombre que, efectivamente, cultiva un jardín y se pasea por Yihat dando las malas noticias que busca con avidez en los periódicos o en la radio, altera con su negativa férrea a tener contacto físico con ser humano alguno la vida de una viuda que termina por escapar de un destino de soledad irrevocable.

Un niño prácticamente huérfano que se pone sus peores ropas para salir a encontrarse con el mundo que dejó atrás cuando fue destinado al kibutz y no desentonar demasiado, recorre con valentía la distancia y la noche para ver a su padre, internado en hospicio, ya sin memoria ni razón.

El señor casado de mediana edad que se somete a regañadientes a un sistema educativo que obliga a los niños a dormir lejos de sus padres y que no sabe cómo reaccionar frente al bullying del que es objeto su pequeño, produce un hecho de violencia extrema que de todos modos no logra transformar el orden de las cosas.

Son relatos que como ha dicho Amos Oz exploran la condición humana, las grandes y pequeñas cosas de la vida.

LA VOZ PÚBLICA, LA MUDEZ PRIVADA

Entre amigos también es un tratado sobre la soledad humana. Si por un lado la vida en una comunidad donde las normas son estrictas y bien planteadas, tiende a generar una convivencia armónica y placentera para todos sus miembros, por el otro no hace más que exacerbar esos sentimientos íntimos que constituyen la savia de toda experiencia individual.

Entre amigos deslumbra por todo aquello que los personajes no se animan, no pueden o no están habilitados a decir. Es la mudez privada enfrentada inerme a la casi sagrada  y poderosa voz pública lo que contagia al lector de una melancolía irredenta y delicada que nos enfrenta con nuestros propios paradigmas existenciales.

Quizás, porque como bien ha descripto Oz en mayo pasado, en el marco de una entrevista exclusiva al periódico español La Vanguardia, “Cuanto más local o provincial sea una historia, en más universal se convertirá”.

Lo universal es algo distinto, algo siempre relacionado con un lugar pequeño: un pueblo, un barrio, una calle, un bloque de pisos… Y se convierte en universal porque todos nuestros secretos son los mismos. Esta es la principal cualidad del ser humano: todos nuestros secretos son los mismos, seamos españoles, israelíes, portugueses, brasileños o lo que sea”, afirmó.

Con más de 27 libros traducidos a más de 40 idiomas, Amos Oz ha ganado el Premio Israel de Literatura 1998, el Premio Internacional Catalunya 2004, el Premio Goethe 2005 y el Príncipe de Asturias de las Letras 2007, entre otros. Vive en Tel Aviv.

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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