Novak Djokovic, número uno del mundo, un tenista muy padre

23/10/2014 - 12:03 am
Novak Djokovic. Foto: Efe
Novak Djokovic. Foto: Efe

Ciudad de México, 23 de octubre (SinEmbargo).- Son buenos tiempos para el serbio Novak Djokovic. No sólo ocupa el primer lugar en el ranking de ATP, sino que también, en el plano personal, el advenimiento de su primer hijo, Stefan, fruto de su matrimonio con la hermosa experta en marketing Jelena Ristic, se ha constituido en la mejor de las noticias para el querido Nole.

Se casó con la rubia que le robó el corazón y le hizo sentar cabeza en julio pasado. Fue una boda por todo lo alto llevada a cabo en un islote del Mar Adriático, que tuvo 150 invitados y que coronó una relación que iniciaron cuando eran niños en la escuela deportiva a la que ambos asistían.

Cuando salieron de la secundaria, mientras ella viajaba a Milán para estudiar la carrera de Marketing, él iniciaba la larga senda que lo llevaría a reinar en el tenis mundial. El noviazgo, no obstante, siguió.

“Para nosotros reunirnos era casi algo de ciencia ficción, yo era una estudiante y él un jugador de tenis muy joven sin dinero de sobra para hacer viajes costosos, en ese momento los aviones eran algo fuera de nuestro alcance”, supo decir Jelena a la prensa serbia.

Ambos comparten una institución de beneficencia para los niños pobres de su país de origen y ahora son padres de un niño nacido este martes en una clínica de Montecarlo, donde residen.

NOLE, EL TENISTA QUE CAMBIÓ EL TENIS

En tiempos en que el deporte de alto rendimiento fabrica robots como salidos de un laboratorio, especie de criaturas no humanas diseñadas a fuerza de fármacos y entrenamientos planificados, Novak Djokovic, nacido el 22 de mayo de 1987 en Belgrado, introdujo en el tenis mundial un factor impensado: el de la espontaneidad.

No es que “Nole” no sea a su vez un deportista moderno al que una dieta especial le hizo obtener grandes resultados en los torneos más importantes del mundo (era intolerante al gluten y no lo sabía), pero posee un fuego, una magia, que no puede inventar la ciencia.

Boris Becker es su actual entrenador y fortaleció psicológicamente a Djokovic. Foto: Facebook
Boris Becker es su actual entrenador y fortaleció psicológicamente a Djokovic. Foto: Facebook

Es en los courts donde el serbio se siente a sus anchas, como tiburón en océano y es allí donde escenifica sus mejores parodias, además de sacarse de encima los rivales más fieros del circuito.

En una cancha de tenis se puso una peluca rubia y comenzó a emitir gritos agudos como lo hace la rusa Maria Sharapova. Allí también repitió hasta el cansancio el gesto del español Rafa Nadal, cuando se arregla los calzones y calcó el semblante adusto del siempre concentrado John McEnroe.

Es el héroe serbio que llora cuando la etnia albanesa declara unilateralmente la independencia de Kosovo, un territorio que considera de Serbia al ciento por ciento y que reclamó junto a otros famosos como el cineasta Emir Kusturica y el basquetbolista Dejan Bodiroga, entre otros.

Las bombas que las fuerzas de la OTAN hicieron estallar en Belgrado en aquel marzo fatídico de 1999 marcaron la infancia de Djokovic.

Hijo de pasteleros y pizzeros, el mayor de tres hermanos varones (todos juegan al tenis), Novak no quiso ser como su padre, un eximio esquiador y a los 4 años ya despuntaba su vicio mayor en el Tennis Club de Belgrado, al tiempo que a aquellos que le preguntaban qué iba a ser cuando grande, respondía: “El número uno del mundo”.

El vaticinio se cumplió y hoy es un tenista muy padre, en varios sentidos.

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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