Ciudad de México, 29 de marzo (SinEmbargo).- Robin Wright es la actriz del momento, lo que al menos en apariencia significa que luego de la separación del actor Sean Penn, la famosa actriz, de 49 años, ha renacido para ocupar su lugar en la cima de Hollywood, ganarse un Globo de Oro y marcar tendencias en la serie House of cards, que protagoniza junto a su colega y compatriota Kevin Spacey.
Lo ha hecho gracias a sus enormes dotes interpretativas, encarnando a la Primera Dama de los Estados Unidos Claire Underwood, arrebatándole minutos de cámara a su rutilante compañero de reparto y sobre todo ejerciendo el tan mentado poder femenino de la época, en nombre de una ambición que se topa a menudo con la desigualdad de género.
Ella, lejos de arredrarse por ser mujer, va más allá del puesto segundón que pretende conferirle una sociedad todavía demasiado patriarcal y sin ser una feminista a la vieja usanza demuestra hasta qué punto la ferocidad y el canibalismo en las altas esferas de gobierno se expresan sin tener en cuenta si las personas involucradas llevan faldas o pantalones.
Probablemente allí resida una de las claves del éxito de la serie basada en la novela homónima del británico Michael Dobbs: en la bruma del poder no se distinguen las criaturas por sus gestos íntimos, por sus rasgos personales, sino por un aire que entre la sofisticación y el silencio adecuado, mueve las piezas en la dirección correcta para que todos caigan bien parados o al menos no se caigan…ni decaigan.
Para tanta discreción interesada hace falta un vestuario que combine elegancia con la institución de respeto y allí reside el encanto de una mujer que además de bella resulta imponente, aun cuando haya sido la propia Robin Wright la que ha confesado que usa una faja bastante incómoda que le permite aparecer mucho más estilizada y erguida de lo que ya es.
Ese estilo tan Underwood, en una Claire que quienes ya vieron la tercera temporada completa de House of cards, saben lo importante y definitiva que resultará en la próxima entrega, está a cargo de Johanna Argan, como diseñadora de vestuario de House of Cards y Kemal Harris, como estilista personal de Robin Wright.
Ambas han trabajado denodadamente para llevar la ropa de la actriz y su personaje a un siguiente nivel en la tercera temporada. Lo han logrado echando mano de los colores sólidos, oscuros y claros de acuerdo a la circunstancia, en las que ella parece sentirse cómoda. Sin estridencias, con minimalismo y buen gusto, Claire arrasa frente a la pantalla chica.
Armani, Yves Saint Laurent, diseños de Kelma Harris, Ralph Lauren (el favorito de Wright), Altuzarra, Michael Kors, Derek Lam, Proenza Schouler, Giorgio Armani, Alexander McQueen, Dolce & Gabbana y Max Mara son los sellos distintivos en el closet de la señora Underwood.
Lauren Bacall Y Carolyn Bessette-Kennedy sirvieron de inspiración a Kemal Harris para construir una imagen que se acerca a la que supo lucir la fallecida princesa Diana de Gales.