El restaurante Space Age Lodge abrió sus puertas en la década de los sesenta, en plena carrera espacial, y actualmente lo visitan científicos de la NASA.
Por Beatriz Limón
Phoenix, 1 de agosto (EFE).- Un restaurante y hotel perdido en el desierto de Arizona rescata el auge de la era espacial de los años 60 con objetos evocadores de la NASA y atrae a miles de visitantes que cruzan por Gela Bend, un pequeño poblado que apenas rebasa los 2 mil habitantes.
Adornado con pinturas de alienígenas, naves espaciales, cohetes, satélites, planetas, astronautas, galaxias, el Space Age Lodge revive los años dorados de la Agencia Espacial de EU.
“Es un lugar con mucha historia, viene gente de todo el mundo para conocer el sitio espacial y lo visitan científicos de la NASA”, explicó a Efe una de las meseras, Silvia Ruiz.
Recordó que su fundador, Al Stovall, tenía una mina de cobre y magnesio cerca del poblado, y empezó su relación con el Gobierno durante la Segunda Guerra Mundial, ya que les vendía materiales para submarinos.
Así comenzó una amistad con la élite aeroespacial, además de que siempre dijo sentirse “extremadamente” atraído por los programas de la NASA.
Entre 1964 y 1965 construyó el restaurante y hotel de la era espacial en un incipiente poblado de Arizona, donde podía exponer las decenas de fotografías autografiadas por los astronautas que eran parte de las misiones espaciales y donde sobresalían en el techo de la edificación dos réplicas de satélites.
Con el paso del tiempo y un incendio que consumió el restaurante en 1998, Space Age Lodge modificó su estructura a un diseño más futurista y moderno, integrando murales pintados a mano del espacio en las paredes interiores de ambos edificios.
Ruiz comentó que fue “ese amor” por la NASA el que lo hizo crear el restaurante y hotel en Arizona y cinco más cerca de Disneylandia, en Anaheim (California), ahora de propiedad de Bill O’connell, quien ha seguido su legado.
Stovall quería una experiencia fuera de este mundo para los huéspedes de los hoteles que visitaran Disneylandia y construyó espacios con platillos voladores, astronautas y planetas que adornaban los vestíbulos de los hoteles.
“Yo he llegado dos veces al restaurante cuando paso por aquí, la comida es buena, pero en realidad el concepto espacial es el que te atrae”, comentó a Efe Marco Arreortua, uno de los visitantes.
Afuera, la estructura del restaurante resurge entre el árido paisaje del desierto, donde se aprecia una nave espacial que luce sobre el techo del restaurante, con otros conceptos futuristas que resaltan entre los colores plateados y azul marino.
“Me gusta el lugar por su decoración, su historia, su atención y porque pude comprar un recuerdo del espacio sideral”, comentó Carlos Enrique, de 12 años, quien visitó el restaurante por primera vez.
Mientras hacía fila para pagar un llavero donde se apreciaba una astronauta, señaló que el lugar tiene cierta magia.
“Nosotros nos divertimos con otras cosas, pero mi padre me cuenta que para ellos todo lo espacial fue parte de su infancia”, comentó.
Stovall falleció en 1973, pero su legado continuó, y a pesar que las imágenes autografiadas originales fueron substituidas por otras fotografías, y se agregaron los murales pintados a mano en tercera dimensión, “los sueños detrás de su creación permanecen”, como se lee en el menú.