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Gustavo De la Rosa

02/01/2018 - 12:02 am

Miroslava y el vacío de poder en la Sierra de Chihuahua

Esta semana se dieron a conocer algunas declaraciones de los implicados en el homicidio de la periodista Miroslava Breach, y hasta los que hemos observado de cerca a la delincuencia nos asombramos con los detalles. La historia es esta: La familia Salazar controlaba la zona de Chínipas, en medio de la Sierra chihuahuense y región […]

Miroslava Breach fue asesinada al salir de su casa el 23 de marzo de 2017. El 25 de diciembre el Gobierno detuvo al operador principal del homicidio, Juan Carlos Moreno Ochoa, El Larry, y más tarde lo vinculó a proceso. Foto: Cuartoscuro

Esta semana se dieron a conocer algunas declaraciones de los implicados en el homicidio de la periodista Miroslava Breach, y hasta los que hemos observado de cerca a la delincuencia nos asombramos con los detalles. La historia es esta:

La familia Salazar controlaba la zona de Chínipas, en medio de la Sierra chihuahuense y región natal de la informadora; ellos pretendían hacer que el PRI postulara a un Salazar para presidente municipal de ese poblado pero Miroslava logró hacerse de esta información y publicarla, como lo haría cualquier periodista que se precie de tal.

La familia reclamó al alcalde por qué había entregado la información a la periodista, así que el edil optó por comunicarse con la reportera y el vocero del PAN para pedirles que aclararan que el Gobierno municipal no la había proporcionado y que las fuentes eran otras. La reportera a su vez expresó al vocero del PAN que ella no necesitaba fuentes de Chínipas porque conocía el pueblo piedra por piedra.

Una vez que a los Salazar se les informó que el reportaje fue responsabilidad exclusiva de la informadora, ordenaron acabar con su vida: Miroslava Breach fue asesinada al salir de su casa el 23 de marzo de 2017. El 25 de diciembre el Gobierno detuvo al operador principal del homicidio, Juan Carlos Moreno Ochoa, El Larry, y más tarde lo vinculó a proceso mientras que la Fiscalía del Estado omitió imputar responsabilidad al presidente municipal de Chínipas y al vocero del PAN.

Estos detalles, entre otros más, acaban por darle la razón a aquellos rancheros que decían que los narcos controlaban la Sierra de Chihuahua a través de los presidentes municipales priistas.

Pese a que los conocedores de las relaciones entre la comunidad policiaco-delictiva sosteníamos que la delincuencia se acercaba al poder a través de la Policía pero se mantenía a sana distancia de los presidentes municipales, fue la vinculación del PRI con la delincuencia la que armó de valor a Arturo Quintana Quintana, El 80 y jefe del Cártel en el noroeste, para enfrentarse con el entonces candidato a gobernador Javier Corral y amenazarlo de muerte.

Esta amenaza obligó a la nueva Administración estatal a darle prioridad a la persecución del 80, volviéndola casi tan importante como la del exgobernador César Duarte.

La fuerza indiscutida del capo en buena parte del noroeste del estado se equilibraba con la presencia del Cártel de Sinaloa, y la guerra de baja intensidad entre ambos le permitía a los lugareños sobrevivir, hacer negocios y cultivar la tierra (aunque con sustos); sin embargo al entrar el nuevo gobernador se rompió el equilibrio y la gente de Sinaloa, con los astros a su favor, empezaron a atacar los reductos y municipios controlados por el Cártel de Juárez a través del 80.

Los ataques empezaron en el norte, cerca de un ejido muy importante para la tala-producción de madera: El Largo Maderal. Y ahora la guerra por la zona, con cabecera en Ciudad Madera, se ha prolongado más de un año, aunque parece que las tropas del Cártel de Juárez ya han sido expulsadas del lugar. El otro frente de batalla surgió en torno a la ciudad más importante del noroeste: Cuauhtémoc.

Estos combates se han llevado a cabo utilizando armas sofisticadas y de muy alto calibre, vistas sólo en conflictos bélicos mayores; es por esto que, y debido a su desventaja numérica y de armamento, las fuerzas del Estado llegaban siempre horas después de los tiroteos sólo a recoger cadáveres y vehículos incendiados, aunque en algunos enfrentamientos sí fueron agredidos.

Es posible que las fuerzas del Cártel de Juárez se encuentren sitiadas en los municipios de Bachíniva, Namiquipa, Buenaventura y Valle de Zaragoza, donde el Estado ha reducido la capacidad de fuego del 80 desarmando y encarcelando a los policías municipales, y todo apunta a que finalmente se expulsará del Valle de Papigochi a esta peligrosa banda que ha controlado el área y a sus gobiernos municipales durante más de una década.

Aunque la preocupación generalizada para la zona es que, tal como sucedió en el Valle de Juárez cuando fueron expulsados los activos del Cártel de Juárez, llegue el Cártel de Sinaloa y la batalla alcance nuevos niveles de mortalidad y destrucción, y termine por aniquilar la economía de los pueblos.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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