Gordon Ramsay y una pandilla de criminales revolucionan la televisión de paga

02/05/2013 - 1:30 am
Foto: Especial
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Ciudad de México, 2 may (SinEmbargo).- “Tenía que ser el Chavo del ocho”: Sólo el cocinero más loco del mundo, sin duda uno de los chefs más talentosos y exitosos del planeta, Gordon Ramsay, podía encarar un proyecto como el que a principios de abril comenzó a transmitir la señal latinoamericana de la BBC.

Se trata de Ramsay behind bars, donde el escocés, quizás como un modo de competir y ganarle –como le gusta- a su rival Jamie Oliver, entra a una cárcel de muchachos duros, ninguno de ellos nenes de pecho o peritas en dulce como nos gusta decir por aquí.

Si el dulce James ya había ganado audiencias enseñándoles a cocinar a jóvenes problemáticos, el osado Gordon, que como sabemos nunca se detiene ante nada, se traslada a la cárcel de Brixton para lograr que patanes, holgazanes y convertidos en niñitos iracundos que discuten por nada y a los gritos, le devuelvan al Estado inglés algo de lo mucho que invierte en ellos.

Que nadie piense que este es un show redentor, de esos que nos hacen brotar una lagrimita al final, para luego hacernos sentir más que imbéciles por dejarnos envolver por tanta mentira cursi. Es un programa de Ramsay, por tanto, es un show absurdo y demencial.

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¿Lo logrará? Foto: Especial

Por lo pronto, ninguno de los presos allí quiere ser redimido, desea hacer algo útil ni mucho menos aprender un oficio, ganar dinero en forma decente. Además, les encanta pelear y mirar televisión hasta la madrugada.

Tampoco se dejan conmover por la fama del cocinero y más bien tienden a ignorar sus estrellas Michelin y su conocida prodigiosidad a la hora de poner un plato en la mesa.

La verdad, es que dan ganas de pegarles, otra que lagrimita.

No son chicos guapos, inteligentes, sensibles: son criminales profesionales que cuando Gordon llega a la cárcel lo reciben con un ¡Vete de aquí, esperábamos a Jamie Oliver!, una preferencia que Ramsay no suele tomarse muy a la ligera.

LA DIFICULTAD ES EL ENCANTO

No hay que ignorar tampoco el escepticismo de los guardias de la cárcel, convencidos como están y se muestran de que Gordon no lo logrará.

El objetivo del célebre chef es que los presos cocinen comida para vender. Una vez que más o menos obtiene que los elegidos no quemen el agua, sobreviene el próximo obstáculo: el público no quiere comer lo que los delincuentes cocinan.

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Llevar una cocina adelante es un negocio complicado, que se vuelve casi imposible con semejantes cocineros, en circunstancias tales.

No sabemos cómo terminará la historia. Si Ramsay logrará o no su cometido.

Cocinar tras las rejas es una misión titánica, propia de un tipo que como Gordon jamás acepta un no como respuesta y mucho menos el fracaso como resultado de sus osadas acciones.

Es un programa inútil, violento y en muchos tramos desagradable. Por eso, hay que verlo.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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