Bobi es un Rafeiro do Alentejo, que es una raza de perro guardián de ganado con una esperanza de vida de 12 a 14 años.
Por Mauricio Ortega
Saltillo, 3 de febrero (Vanguardia).- Bobi, un mastín del Alentejo de 30 años y 267 días de edad que vive en el municipio de Leiria, Portugal, fue reconocido con el Récord Guinnes como el perro más viejo del mundo.
“Bobi (nacido el 11 de mayo de 1992) no es solo el perro más viejo viviente, sino el más viejo hasta la fecha”, publicó hoy Guinness World Records en su página web.
Bobi ha vivido junto a la familia Costa toda su vida en la localidad de Conqueiros, municipio de Leiria y que su raza es asiduamente empleada para proteger al ganado de los depredadores y es conocida en Portugal como “rafeiro do Alentejo”. Tiene una esperanza de vida de alrededor 13 años.
Guinness World Records pudo confirmar su edad dedido a que registrado desde 1992 en el servicio veterinario del municipio de Leiria así como en el sistema nacional de control portugués SIAC, precisa el texto.
Say hello to Bobi, the oldest dog ever recorded by Guinness World Records at 30 years and 266 days! 🥰️ pic.twitter.com/xeTflsWTat
— Guinness World Records (@GWR) February 2, 2023
Anteriormente, este récord del perro más viejo con vida lo poseía Spike, un chihuahua de 23 años, en tanto que el récord del más viejo hasta era de Bluey (1910-1939), un pastor australiano que vivió hasta los 29 años y cinco meses.
Desde ser condenado al nacer hasta ser ahora el perro más viejo verificado, la historia de Bobi es milagrosa. Nació como uno de cuatro cachorros machos, en una dependencia donde la familia Costa almacenaba madera.
“Tenía ocho años”, dijo Leonel Costa, quien ahora tiene 38. “Mi padre era cazador y siempre tuvimos muchos perros”, debido a la cantidad de animales que ya tenían, el padre de Leonel decidió que no podían quedarse con los cachorros recién nacidos, así que los enterraron en un hoyo para que no sobrevivieran.
Leonel recuerda que él y sus hermanos estuvieron muy tristes durante los siguientes días, sin embargo, notaron que la madre, Gira, seguía visitando el lugar donde nacieron sus cachorros. Al seguirla, descubrieron a Bobi.
Cuando los padres de Leonel finalmente descubrieron a Bobi, ya era demasiado tarde: el joven cachorro ya había abierto los ojos. Bobi ahora era parte de la familia.
