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Peniley Ramírez Fernández

03/08/2016 - 12:00 am

Energía limpia… para otros

Aunque el Gobernador de Baja California prometió que la posición privilegiada de Baja California, como segundo estado del país con mayor capacidad de viento, impulsaría “infraestructura que se traduce en inversiones y empleos para los sudcalifornianos”, estos no parecen haber entrado aún en los planes inmediato de ningún orden de gobierno.

En 2014, Sempra vendió la mitad del proyecto a la empresa Intergen y ganó 19 millones de dólares en la transacción. Del lado mexicano, las autoridades obtuvieron 455 millones de pesos de IVA por la adquisición del financiamiento para la instalación de los primeros 47 aerogeneradores. Foto: Gobierno de Baja California
En 2014, Sempra vendió la mitad del proyecto a la empresa Intergen y ganó 19 millones de dólares en la transacción. Foto: Gobierno de Baja California

Los hombres sonreían a la cámara bajo el inclemente sol de agosto. A sus espaldas, un aerogenerador cortaba el paisaje de un cielo despejado y azul, a pocos kilómetros de la frontera entre México y Estados Unidos. El discurso principal fue pronunciado por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Se congratuló porque se concretara la primera etapa de un proyecto, en el cual “por lo menos se genera energía mexicana para exportación a los Estados Unidos”.

El evento daba el banderazo al inicio de un contrato para exportar, al menos durante los próximos 20 años, energía limpia hacia California desde unas de las mejores zonas de viento del continente, en el lado mexicano. Se aplaudía desde México, ante la mirada complacida del cónsul de Estados Unidos en Tijuana, el abastecimiento a 65 mil hogares de su país.

El proyecto original presentado en 2011 al Banco de Desarrollo de América del Norte ponía las ventajas para México en su dimensión más cruda: los beneficios serían la generación de siete empleos fijos y un camino.

A pesar de ello, la compañía californiana Sempra Energy logró que se concretara el financiamiento del lado estadounidense y, mejor aún, consiguió que Nacional Financiera de México le aportara 39.2 millones de dólares al proyecto. El objetivo: “que la energía eléctrica limpia que se genera en territorio nacional también se convierta en un producto de exportación”, según las palabras del secretario mexicano del ramo, Pedro Joaquín Coldwell.

En 2014, Sempra vendió la mitad del proyecto a la empresa Intergen y ganó 19 millones de dólares en la transacción. Del lado mexicano, las autoridades obtuvieron 455 millones de pesos de IVA por la adquisición del financiamiento para la instalación de los primeros 47 aerogeneradores.

Los habitantes de los ejido Jacume, con una población registrada de 205 personas, lograron un contrato para rentar su terreno por 2 mil dólares mensuales y que les depositaran el 4por ciento de los ingresos brutos obtenidos por Sempra, una compañía que tuvo hasta mayo de 2015 en su consejo de administración al político y empresario mexicano Luis Téllez Kuenzler.

Bajo el sol de agosto del año pasado quedó inaugurada la primera parte del proyecto. En su discurso, el también exfuncionario mexicano Carlos Ruiz Sacristán confirmó que los 320 millones de dólares de inversión de Sempra serían para una etapa de operación de cinco mil hectáreas “con las que cuentan para todo el proyecto”.

Ruiz Sacristán, excompañero de gabinete de Téllez en el sexenio de Ernesto Zedillo, quizá olvidó mencionar que este proyecto cuenta en realidad con 294 mil hectáreas, que le fueron autorizadas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales en 2010. Desde la presentación de la solicitud en 2009, la compañía nunca explicó para qué quería un área gigantesca en la que, hasta ahora, no se ha planteado algún otro beneficio real para México.

El boletín de prensa divulgado por el gobierno mexicano hace un año prometía que “en esta primera etapa la energía generada por el parque eólico será exportada y en una segunda etapa se planea colocarla en el mercado nacional”. De la segunda etapa, el gobierno no ha divulgado planes que signifiquen ganancias y números de empleo concretos.

Aunque el Gobernador de Baja California prometió que la posición privilegiada de Baja California, como segundo estado del país con mayor capacidad de viento, impulsaría “infraestructura que se traduce en inversiones y empleos para los sudcalifornianos”, estos no parecen haber entrado aún en los planes inmediato de ningún orden de gobierno.

En estos días, cuando los titulares de prensa se cuestionan si alguna vez fue real la promesa de bajar los precios de la gasolina y la electricidad, principales banderas para el electorado durante el cabildeo y la aprobación de la reforma energética, vale la pena mirar al norte y preguntar qué ganará México y los mexicanos con las 200 mil hectáreas de zona de viento que continúan bajo el control potencial de Sempra Energy.

 

Peniley Ramírez Fernández
Peniley Ramírez Fernández es periodista. Trabaja como corresponsal en México de Univisión Investiga.

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