El pronóstico internacional para el 2024 es tiempo nublado. Las macrotendencias apuntan a un ambiente hostil para la paz mundial, el desarrollo económico y la seguridad geopolítica.

Empezamos el año con dos guerras sucediendo en puntos estratégicos del globo. Por un lado, Ucrania continúa defendiéndose del asalto del régimen de Putin, quien no sólo ha mantenido sus esfuerzos invasores sino que, en los últimos meses, ha obtenido cierta ventaja estratégica. Los principales aliados de Ucrania – Estados Unidos y la Unión Europea – se enfrentan a las críticas de sus sociedades, debido al envío de ayuda militar a Kiev. A la luz de esta situación, se vislumbran dos escenarios posibles para este año: la continuación de las hostilidades o la fragmentación de Ucrania. La tercera posibilidad, un triunfo de Ucrania, parece cada vez más remota.

La otra gran conflagración – por sus irradiaciones políticas – es la que ocurre en Medio Oriente. El gran peligro es que el conflicto israelí-palestino se expanda más allá de las fronteras entre ambos países. Por ahora Irán ha sido precavido en no inmiscuirse con seriedad en la pugna, pero esto podría cambiar dependiendo de cómo evolucione la disputa entre Hamas y Tel Aviv.

En estos dos conflictos, el papel de Estados Unidos será determinante. El problema es que en el nivel doméstico las cosas no parecen ir muy bien para la mayor democracia sobre la faz de la tierra. En noviembre de este año habrá elecciones presidenciales en nuestro vecino del norte y lo más probable es que se enfrenten nuevamente Donald Trump y Joseph Biden. Las críticas contra el actual inquilino de la Casa Blanca se han acelerado y muchos lo ven como un candidato decrépito e incapaz. Por otro lado, un triunfo de Trump sería, sin duda, una mala noticia para la causa de la democracia en el mundo.

Pero si las cosas no van bien en Washington, Europa se enfrenta a sus propias contradicciones. La generosa política migratoria que ha dado asilo a miles de musulmanes que han escapado a los conflictos en sus países ha generado una reacción de la derecha radical, que ha estado ganando fuerza en los parlamentos de varias naciones europeas. En 2024 se espera que el poder de la derecha europea siga aumentando.

En Asia, las cosas no apuntan muy bien para China, el otro gran polo de poder mundial. Después de haber tenido tasas de crecimiento excepcionales en los pasados lustros, la economía china parece estar experimentando una notable desaceleración. ¿Podrá Xi Jinping hacer uso de su poder casi absoluto para lograr que el gigante asiático vuelva a despertar? Los pronósticos no parecen estar de su lado.

Si analizamos lo que podría suceder con las economías emergentes, la verdad es que el grupo más influyente, denominado BRICS, no parece tener todavía la fuerza necesaria para irrumpir con fuerza en el escenario internacional y desafiar los dictados del G-7.

Buenas noticias tampoco parecen venir por el lado de la tecnología. Aunque la Inteligencia Artificial ha tenido grandes progresos en los últimos dos años, estos pueden tener efectos más negativos que positivos. Ya se anuncia su uso en el campo militar, siendo la proliferación nuclear la mayor amenaza a la seguridad mundial. Esperemos, sin embargo, que su desarrollo también traiga beneficios en la medicina y la educación.

Todo esto ocurrirá, además, en un ambiente económico caracterizado por la inflación y altas tasas de interés.

No parece haber muchas luces en el camino.

Gustavo de Hoyos Walther

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Abogado y empresario. Ha encabezado diversas organizaciones empresariales, comunitarias, educativas y filantrópicas. Concentra su agenda pública en el desarrollo de líderes sociales (Alternativas por México), la participación ciudadana en política (Sí por México) y el fortalecimiento del estado de derecho (Consejo Nacional de Litigio Estratégico).

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