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Carlos A. Pérez Ricart

09/05/2024 - 12:04 am

“Blindar BJ”: la campaña publicitaria de Taboada

“Más que una estrategia de seguridad, Blindar BJ es una campaña publicitaria. Al desengranarla encontramos una cajita feliz”.

Durante su campaña a la jefatura de gobierno de la CDMX, el candidato Santiago Taboada no ha dejado de presumir los (supuestos) logros de su administración en la alcaldía Benito Juárez en materia de seguridad pública. En particular, ha ensalzado la estrategia conocida como “Blindar BJ”. En sus palabras “un modelo que ya funcionó y que es ejemplo a nivel nacional”. Como demostraré a continuación, el candidato defiende una política que, mirada con atención, esconde poco más que humo.

Empecemos por reconocer un hecho: la alcaldía Benito Juárez tiene uno de los mejores índices de percepción de seguridad en el país. Según la última muestra de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), solo once de cada cien habitantes se sienten inseguros en esa alcaldía. En los últimos tres años este indicador ha mejorado de forma notable.

Tan irrebatible es que los habitantes de la Benito Juárez se sienten más seguros que antes, como que en los últimos tres años en todas las alcaldías de la CDMX —sin excepción— ha mejorado la percepción de seguridad y se ha reducido la incidencia delictiva de manera notable.

A diferencia de lo que sostiene Santiago Taboada, la mejora en la percepción de seguridad en la Benito Juárez poco o nada tiene que ver con la estrategia “Blindar BJ”. Lo que es peor: para esa alcaldía en particular, el aumento en la percepción favorable no ha conducido a mejoras en la incidencia delictiva. Todo lo contrario: según datos de la Fiscalía de la CDMX, la Benito Juárez continúa siendo una de las demarcaciones en la que más delitos ocurren por kilómetro cuadrado.[1] Y es, además, la tercera alcaldía con la tasa más alta de delitos de alto impacto. En este caso, la percepción no empata con la realidad.

Más que una estrategia de seguridad, “Blindar BJ” es una campaña publicitaria. Al desengranarla encontramos una cajita feliz divida en dos: la instalación de módulos de seguridad en parques y otros centros de barrio y una eficaz estrategia de patrullaje en sus cuadrantes. Poco más que eso.

En ambos casos, el objetivo es que la ciudadanía “experimente seguridad”, no reducir la criminalidad. En otras palabras, lo que busca Taboada es que la policía se vea aunque no funcione.

No es sorpresa que, a más de seis años de su implementación, no exista ningún estudio de evaluación de impacto que señale que “Blindar BJ” haya sido una estrategia eficaz para reducir la criminalidad de la alcaldía.

Cuando Taboada y su equipo presumen “Blindar BJ”, omiten señalar lo diminuto del programa. Son 217 policías que, en tres turnos distintos, patrullan las calles de una alcaldía en la que vive casi medio millón de personas. Olvida decir, además, que no se trata de policías de la alcaldía, sino de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la CDMX que, por su cuenta, despliega 700 policías en forma permanente en la demarcación.

Como todo mundo sabe (y Taboada también, aunque se haga el desmemoriado) en la CDMX la policía responde a un mando único. Esto significa, entre otras cosas, que los procedimientos disciplinarios, capacitación, incentivos, sanciones, reclutamientos, ascensos y reconocimientos policiales están a cargo de la SSC, hoy dirigida por Pablo Vázquez Camacho y hasta el año pasado por Omar García Harfuch. Con la excepción de la policía de investigación de la Fiscalía, el resto de las fuerzas policiales, incluida la Policía Bancaria y la Policía Auxiliar, son parte de la SSC. En total, una corporación de más ochenta mil elementos, la más grande de América Latina.

¿Qué sí hacen las alcaldías como la Benito Juárez? ¿qué está dentro de su jurisdicción? Muy poco: firman contratos con la SSC para que un puñado de miembros de la Policía Bancaria de la SSC pasen a trabajar temporalmente en la alcaldía. Con base en eso construyen programas del tipo “Blindar BJ”. El mérito de Taboada (si acaso) es haber dictado consignas operativas (siempre preventivas) que condujeran a un patrullaje eficiente (que, por lo general, se reduce a remitir a personas en situación de calle a la Fiscalía) y a la instalación de módulos en parques donde la población experimenta una sensación de seguridad que, insisto, no se traduce en cifras.

En seguridad pública, las alcaldías son el meme del niño jugando playstation con el control desconectado. Las mejoras en la disminución de delitos son responsabilidad de los adultos en la habitación. Taboada no es uno de ellos.

 


[1] Los datos están disponibles aquí: https://www.fgjcdmx.gob.mx/procuraduria/estadisticas-delictivas

Carlos A. Pérez Ricart
Carlos A. Pérez Ricart es Profesor Investigador del CIDE. Es uno de los integrantes de la Comisión para el Acceso a la Verdad y el Esclarecimiento Histórico (COVeH), 1965-1990. Tiene un doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad Libre de Berlín y una licenciatura en Relaciones Internacionales por El Colegio de México. Entre 2017 y 2020 fue docente e investigador posdoctoral en la Universidad de Oxford, Reino Unido.

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