En su informe anual sobre perspectivas agrícolas, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) apuntaron que la demanda de alimentos crecerá entre 2017 y 2026 con más lentitud que en los diez años precedentes.
Roma, 10 julio (EFE).- Los precios de la mayoría de los alimentos básicos descenderán ligeramente durante la próxima década debido al crecimiento a un ritmo más lento de la demanda mundial, destacaron hoy la FAO y la OCDE.
En su informe anual sobre perspectivas agrícolas, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) apuntaron que la demanda de alimentos crecerá entre 2017 y 2026 con más lentitud que en los diez años precedentes.
Este factor contribuirá a mantener bajos los precios de los alimentos y, en el caso de los cultivos, los pondrá a “casi el mismo nivel de antes de la crisis de 2007 y 2008” (marcada por las subidas repentinas), señaló en una conferencia conjunta el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.
Se calcula que los precios de los alimentos básicos se mantendrán por debajo de los picos que se han registrado durante la última década en un contexto de máxima producción y abundantes suministros de la mayoría de esos productos.
Gurría consideró que la cooperación económica internacional es “esencial” para garantizar el acceso seguro a alimentos inocuos y el uso sostenible de los recursos naturales, a pesar de las dudas que se plantearon en la pasada reunión del G20 en Alemania, en alusión indirecta a la actitud más proteccionista de Estados Unidos.
Aunque las previsiones de la FAO y la OCDE pueden variar, ya que no incluyen el posible impacto del cambio climático o de la inestabilidad política, Gurría llamó a los gobiernos a seguir colaborando para evitar la incertidumbre en los mercados mundiales de alimentos.
El informe subraya que el ritmo de crecimiento de la demanda mundial caerá a la mitad en la mayoría de los productos básicos, incluidos los cereales, la carne, el pescado y el aceite vegetal.
Esa ralentización se debe principalmente a un aumento más débil del consumo en China al haberse moderado la subida de los ingresos, a lo que se une el menor crecimiento de la demanda de biocombustibles como consecuencia de los bajos precios de los combustibles fósiles y los pocos incentivos de los gobiernos.
El economista de la OCDE Jonathan Brooks detalló que, mientras el consumo de carne crece a menor ritmo en China, el de productos lácteos se ha acelerado en la India, si bien su impacto se limita al ámbito local y no se espera que impulse de forma global la demanda de alimentos.
A su juicio, las perspectivas futuras obligan a emprender reformas en infraestructuras, adaptación al cambio climático, innovación, sistemas de protección social y gestión de la reducción de riesgos, incluyendo la diversificación de los cultivos y de las fuentes de ingreso de los agricultores.
El director general de la FAO, José Graziano da Silva, subrayó que las calorías en los países más pobres superarán en la próxima década el nivel mínimo recomendado de 2,200 kilocalorías diarias por persona, hasta situarse en 2.450 kilocalorías.
Los países en desarrollo tendrán disponibles más de 3 mil kilocalorías per cápita al día, equiparándose al nivel de los países ricos.
Sin embargo, Da Silva alertó de los graves problemas de desnutrición que aún persisten en muchas partes del mundo y de la “mala noticia para la nutrición” que supone que las calorías adicionales procedan sobre todo del azúcar y los aceites vegetales.
El aumento del consumo de esos productos repercute en la mayor prevalencia del sobrepeso y la obesidad en todo tipo de países, incluidos aquellos en desarrollo, de manera que se requieren más políticas y educación, según el responsable.
El informe añade que la oferta de alimentos a nivel global se está “concentrando en unos pocos países y en unos pocos productos básicos” y que el crecimiento futuro de la producción de cultivos se logrará por medio de los rendimientos.
También se analiza la situación concreta del Sudeste Asiático, donde se necesita una mejor gestión de los recursos naturales ante la fuerte presión que, por ejemplo, ya ha afectado al pescado y al aceite de palma de exportación