En los pacientes con COVID-19, el virus estimula las células inmunes que conducen a daños colaterales en los pulmones, lo que puede causar fugas en los vasos sanguíneos y la coagulación de la sangre. La presión arterial del paciente se hunde y los órganos comienzan a fallar.
MADRID, 15 julio (EUROPA PRESS) – Un fármaco aprobado por la Agencia Americana del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) para la artritis reumatoide mejora el estado de pacientes hospitalizados con neumonía por COVID-19, según han observado investigadores del centro Cedars-Sinai de Estados Unidos en un estudio publicado en la revista Clinical Infectious Diseases.
En concreto, los resultados para los 27 pacientes que recibieron el medicamento, tocilizumab, experimentaron una reducción en la inflamación, en la necesidad de recibir oxígeno, en la presión arterial e, incluso, en el riesgo de muerte.
Si bien los resultados de los pacientes fueron alentadores, los investigadores dijeron que no eran suficientes para demostrar que el medicamento era seguro y efectivo para su uso en pacientes con COVID-19 ya que no realizaron un ensayo clínico con un grupo de control.
En concreto, el equipo examinó los cambios clínicos y de laboratorio, incluidos los niveles de oxígeno, la necesidad de medicamentos para aumentar la presión arterial y la supervivencia del paciente, en 27 pacientes con neumonía por COVID-19 que recibieron el medicamento inmunosupresor tocilizumab para disminuir la respuesta inmune fuera de control.
Asimismo, los expertos han observado que la interleucina 6, una proteína que estimula la producción de células inmunes y es el objetivo del tocilizumab, fue la principal citocina elevada en pacientes con COVID-19.
Las citocinas son moléculas secretadas por múltiples tipos de células, incluidas las células del sistema inmunitario que regulan la respuesta inmunitaria del cuerpo. Una tormenta de citoquinas es una reacción severa en la cual las células inmunes se inundan y atacan los órganos sanos que se supone que deben proteger.
En los pacientes con COVID-19, el virus estimula las células inmunes que conducen a daños colaterales en los pulmones, lo que puede causar fugas en los vasos sanguíneos y la coagulación de la sangre. La presión arterial del paciente se hunde y los órganos comienzan a fallar.
Al principio de la pandemia de COVID-19, los profesionales de la salud descubrieron que las tormentas de citoquinas estaban causando un rápido deterioro en algunos pacientes. De hecho, los investigadores están aprendiendo que la clave para la supervivencia del paciente es evitar que la tormenta acumule fuerza.
La mayoría de los pacientes que recibieron tocilizumab necesitaban ventilación mecánica asistida y cada uno de ellos recibió una dosis de tocilizumab, que ayuda a bloquear la señalización de la citocina, interleucina 6, la única citocina detectada en cantidades perjudiciales en todos los pacientes del estudio.
Los resultados posteriores al tratamiento mostraron que 23 pacientes experimentaron caídas significativas en la temperatura corporal y los niveles de proteína C reactiva (PCR). Cuatro pacientes no tuvieron disminuciones rápidas en los niveles de PCR, y tres de ellos tuvieron peores resultados. Los eventos adversos fueron mínimos, pero ocurrieron dos muertes no relacionadas con tocilizumab.