Intoxicación animal

17/11/2013 - 12:00 am

El alcohol puede ser una botella con alas para los reprimidos. Para ti no. Le rezaste bebiéndolo en un santiamén y te volvió un zoológico inaugurándose.

Llegué y eras un felino rodeándome con tus brazos cortos y marcando territorio con tu andar oscilatorio, cerrando mi paso en la cama destendida que parecía banqueta en fase terminal. Nadie sabría lo que ocurrió esa tarde de domingo de intoxicación animal.

No recuerdo si fue el ron o el tequila el que te provocó esa metamorfosis. De felino pasaste a mosca que zumbaba el alma e irritaba porque no podías articular palabra alguna, solo monosílabos o te amos agridulces que parecían estar en oferta.

Te aferrabas a mí como la pantera que se une a la manada en época de celo para el apareamiento, forzando con tus dedos la hebilla de mi pantalón para empujarme hacia a ti. Tus garras me aprehendieron y tus colmillos lograron que permaneciera en la habitación.

De pantera pasaste a ser un zorrillo que se orinó en la cocina. Mis ojos apenas lo vieron, intentaron hacerte regresar a la supervivencia de la existencia. Nada pensabas, solo obedecías al automatismo en estado de ebriedad.

No sabía qué hacer. Era esto o los conejos que algún personaje de Cortázar vomitaba cuando estaba a cargo de una casa. La diferencia es que eras tú, no yo. La frustración fue el confeti que celebró esta intoxicación.

Tus dientes tronaban como fuegos artificiales. Era tu manera de demostrar que la ley etílica se hacía valer al igual que tus reflejos en extinción.

Ni pararte podías. Eras un reptil arrastrándose en el colchón que predicaba ser el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el señor, el que es y que era y que ha de venir: El todopoderoso. Tú.

Con el poder de proclamarte dios, te paraste, extendiste tus brazos como si fueras un avión y tumbaste el closet cual si fuera una bendición.

Me voy corriendo a buscar la primera madriguera al estilo Alicia en el país de las maravillas. La intoxicación rebasó su límite. ¿Creerte un ser superior? No puedo estar con alguien que pierde la conciencia como las llaves o reacciona lentamente. Drama. De dios pasaste a ser un perro salchicha que chilla y saldrá por las noches por estar amarrado a la condena de la vida.

El alcohol puede ser una botella con alas para los reprimidos. Fuiste dios. Reptil humano, duerme. Mañana será otro día y olvidarás esta intoxicación animal. ¿Serás ángel o demonio?

@taciturnafeliz

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