El aumento de un peso a productos lácteos con azúcares añadidos, que entrará en vigor en 2017, no resolverá la epidemia de obesidad y diabetes en el país, consideraron activistas en pro de la nutrición sana en el país.”Lo que sí resolvería el problema es que las políticas se dirijan a promover, proteger, cuidar y producir alimentos frescos y saludables. Incluso sería bueno hacer una lista corta de estos y reconocer todo lo demás como alimento potencialmente dañino”, recomendó Julieta Ponce Sánchez, directora del Centro de Orientación Alimentaria.
Ciudad de México, 19 de diciembre (SinEmbargo).– Los productos lácteos que contengan azúcares añadidos –por ejemplo, leches y yogurts saborizados– costarán un peso más por cada litro a partir del próximo año, plantea el anexo de la Resolución Miscelánea para 2017 del Servicio de Administración Tributaria (SAT). De acuerdo con datos de la organización El Poder del Consumidor, en un yogurt para beber se pueden llegar a ingerir hasta siete cucharaditas de azúcar, cantidad similar a la que contiene un paquete de ocho galletas.
El documento del SAT expone que los productos lácteos y productos lácteos combinados se incluyen al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) “aplicable a bebidas saborizadas cuando en su proceso de elaboración se disuelvan azúcares en agua”.
En entrevista para SinEmbargo, especialistas y activistas aplaudieron la medida; no obstante, consideraron que se trata de la aclaración de un impuesto ya existente, pues desde enero de 2014 los consumidores mexicanos pagan un gravamen de un peso por litro en la compra de bebidas azucaradas, entre ellas, los refrescos.
En un texto realizado por Alfonso Miranda, profesor e investigador de la División de Economía del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), publicado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se destaca que “la introducción del impuesto redujo el consumo de refrescos entre el 6 por ciento y el 12 por ciento en 2014. Al mismo tiempo el consumo de agua embotellada aumento el 4 por ciento”.
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“Es positiva la aclaración de este impuesto para la opinión pública, al reconocer que las bebidas que aparentemente están compuestas de leche, pueden estar consideradas como bebidas potencialmente peligrosas por el alto contenido de azúcar, o sea, las bebidas azucaradas, líquidas que tienen un sabor distinto a la leche”, dijo Julieta Ponce Sánchez, directora del Centro de Orientación Alimentaria.
No obstante criticó que deba recurrirse a aclaraciones y determinaciones de una norma para diferenciar si un alimento o un producto pueden ser dañinos para la salud.
“Esto es resultado de la política ambigua que tenemos en México. Si las políticas fueran más claras, específicamente por parte de la Secretaría de Salud (SSA), para distinguir entre un alimento saludable y uno potencialmente dañino, no tendríamos que tener este tipo de confusiones”.
PIDEN LISTA DE BEBIDAS CON IMPUESTO
Por su parte, Fiorella Espinosa de Cándido, investigadora en salud alimentaria, coincidió con la opinión de Ponce y agregó que con dicha aclaración, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) deberá generar una nueva lista con las bebidas incluidas en este impuesto, ya que además de yogurts y leches saborizadas también están incluidas las leches vegetales; por ejemplo, la de soya y la de coco que contienen azúcares añadidos.
“Es favorable porque se continúa desincentivando el consumo de productos ultraprocesados con azúcares añadidos y contribuye a disminuir el consumo de azúcares líquidos”, dijo Espinosa.
Ambas especialistas recordaron que la evidencia científica muestra que cuando el azúcar se encuentra diluido en agua es aún más dañino que al estar presente en los productos sólidos, esto por la velocidad de ingestión y por el efecto que logran en el páncreas.
Tanto Ponce como Espinosa coincidieron en que fortalecer e implementar impuestos a todos los alimentos industrializados podría contribuir en la disminución de casos de diabetes y obesidad, además de destinar los recursos obtenidos a la prevención, así como al consumo de agua natural y alimentos frescos y naturales.
Hace unos días, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 arrojó que la diabetes aumentó en el país al pasar de 9.2 en 2012 a 9.4 por ciento en 2016, y la obesidad en mujeres pasó de 82.8 a 87.7 por ciento.
“Lo que sí resolvería [el problema de obesidad y diabetes] es que las políticas se dirijan a promover, proteger, cuidar y producir alimentos frescos y saludables. Incluso sería bueno hacer una lista corta de estos y reconocer todo lo demás como alimento potencialmente dañino”, recomendó Ponce.
Las expertas también enfatizaron en que debe existir transparencia en el destino que se le ha dado a los 50 mil millones de pesos obtenidos del impuesto en bebidas azucaradas, pues de lo contrario la medida no funcionará.
“Las acciones de política pública van a seguir siendo mediocres mientras no exista una gran política de alimentación y nutrición basadas en evidencias científicas con participación ciudadana, con rendición de cuentas y transparencia considerando la coyuntura económica y de salud en el país. Seguimos creyendo que los alimentos saludables mexicanos que pueda dar el campo mexicano son un buen avance para avanzar en la política alimentaria”, destacó Ponce.
Y agregó: “Pareciera que a la ciudadanía nada más nos toca el coscorrón y nuestras autoridades no nos rinden cuentas de dónde está ese recurso, a qué acciones efectivas se destina, cuáles son los resultados con evidencia científica. Tenemos medidas medianamente buenas, con una pésima publicación de resultados de transparencia”.