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Blanka Alfaro

26/08/2020 - 12:02 am

Los animales y las salud de los humanos

Entonces, ¿debemos o no vacunarnos contra la COVID-19 todos aquellos que estamos preocupados por que los animales no sean más explotados en este planeta? Es una respuesta difícil, creo, por eso daré mi punto de vista que no pretende juzgar a cualquier otro punto de vista sobre este tema.

Entonces, ¿debemos o no vacunarnos contra la COVID-19 todos aquellos que estamos preocupados por que los animales no sean más explotados en este planeta? Foto: Gabriela Pérez, Cuartoscuro.

Como introducción a una opinión objetiva y neutral comenzaré con un breve viaje a la historia que nos dejará muy en claro la postura de cada individuo.

Siglo XVIII, comenzando con la famosa viruela, Edward Jenner descubrió que las personas que trabajaban en un ambiente rural y ordeñando vacas se contagiaban de viruela bovina, lo cual las hacía resistentes a la viruela humana y no sufrían repercusiones.

Las leyes éticas de experimentación en humanos eran aún bastante difusas por lo que Jenner inoculó el virus de la viruela bovina en un niño, varias semanas pasaron y no desarrolló viruela humana; posteriormente inoculó al mismo niño con viruela humana, sorpresa, no se infectó.

Dicha situación es confusa ya que no se sabía el origen del virus ni el por qué la viruela bovina resultó ser la solución. Y esto fue el comienzo de las futuras vacunas.

Siglo XVI, retrocediendo en el tiempo, nos encontramos con que la experimentación en animales es bastante antigua. Andreas Versalius, pionero en la experimentación en animales vivos, mientras otros solo hacían disección en animales muertos.

Los animales predilectos: perros y cerdos.

Su objetivo era comprender el funcionamiento del cuerpo humano a través de sus semejantes; lo cual claro es interpretado biológicamente en la medicina, pero pronto comprenderá el humano que la semejanza va mucho más allá.

René Descartes argumentó que ya que los animales no poseían intelecto eran incapaces de sentir dolor de la misma manera que los humanos. A pesar de que muchos colegas diferían con dicha propuesta, predominaba el pensamiento teológico de que Dios justifica el sufrimiento animal si es en beneficio de los reyes de la creación llamados humanos.

Siglo XVIII, nos encontramos con un personaje clave, Albrecht Van Haller, usó casi 200 animales de diferentes especies para experimentar y comprobar la capacidad de responder a estímulos en tejidos vivos, comprobando que la sensibilidad es una respuesta consciente de los tejidos nerviosos, y qué mejor ejemplo que el dolor.

Dicho experimento partía de la base de que los animales sienten dolor, convirtiéndose así en el primer experimentador en pedir perdón a los animales por tanto dolor infligido, esto lo incluye entre sus estudios sobre irritabilidad y sensibilidad en 1752, así es, desde hace tantos años se comprobó que los animales sienten lo mismo que nosotros y nuestras semejanzas son mucho más de lo que se pensaba.

La disculpa de Haller (aunque no suficiente para torturar y matar a un animal) indica que se estaba desarrollando un nuevo sentido de responsabilidad hacia los animales.

1780, Jeremy Bentham propone que los animales como los esclavos podían ser incluidos en la comunidad moral, ya que lo que importaba no eran las capacidades cognitivas, sino la capacidad de sufrir. Sin embargo, el pensamiento popular simplemente se transformó a que la crueldad excesiva era innecesaria pero los animales seguían existiendo para el beneficio humano.

Ahora, según las investigaciones, la pandemia de la COVID-19 ha sido el máximo infierno en la historia para los animales denominados “de laboratorio”, tanto por falta de recursos para cuidarlos durante su estadía como por la necesidad de posponer proyectos, dejando así envejecer a los animales que posteriormente resultan inútiles para estudios actuales, dejando así cientos de muertes en vano. En países como Alemania, Bienestar animal ha intervenido de tal manera que rescatan a los animales que no podrán ser usados salvándolos de muertes lentas y carentes de “beneficios”, por decirlo de una manera cruda y especista.

Otra dificultad que se ha vivido en los laboratorios ha sido la infección accidental de enfermedades humanas aparentemente inofensivas transmitidas a primates, lo cual resultó fatal para ellos, más muertes en vano.

Aparentemente los animales son inmunes a la COVID-19 y hasta ahora se ha comprobado que los mejores candidatos para contraer una enfermedad similar y útil para generar una vacuna son gatos, hámsters, hurones, visones y varios tipos de primates no humanos. Sobra destacar que a pesar de los beneficios nunca deberíamos olvidar la crueldad que esto encierra.

Pero ahora al parecer la vacunación masiva es necesaria para frenar la pandemia, al menos eso es lo que los expertos dicen, sin embargo, en muchas otras pandemias la solución ha sido de cambios de comportamiento y de aceptar nuevos parámetros en nuestro estilo de vida, tal es el caso de VIH, tuvimos que acoplarnos a una nueva realidad en las relaciones sexuales sabiendo que el virus esta ahí y debemos evitarlo.

Entonces, ¿debemos o no vacunarnos contra la COVID-19 todos aquellos que estamos preocupados por que los animales no sean más explotados en este planeta? Es una respuesta difícil, creo, por eso daré mi punto de vista que no pretende juzgar a cualquier otro punto de vista sobre este tema.

La vacuna sin lugar a dudas no solo es una decisión personal sino un asunto de salud pública, el que un individuo del grupo “habitantes del mundo” sea vacunado promete hacerlo inmune a esta enfermedad y por lo tanto libre de este virus así que no podría transmitirlo a ningún otro individuo, bajo esta premisa este individuo podría salir a trabajar y ser un engrane más en la reactivación de la economía, destacando que hoy por las condiciones precarias en las que nuestra sociedad está hundida por esta pandemia los animales han pasado de ser poco importantes y solo un elemento más para ser aprovechados por el humano, a ser considerados prácticamente “nada” y todos los asuntos que tienen que ver con su bienestar irrelevantes, entonces, sí, yo me vacunaré para que la sociedad salga de esto y para poder seguir luchando por ellos y para ellos, así tal vez en la próxima pandemia no existan víctimas en laboratorios, miles de animales que sus vidas son arrebatadas sin consentimiento alguno para salvar a esa otra especie, que la verdad, y siendo muy sinceros, no sé si merece ser salvada.

Blanka Alfaro
Especialista en diseño y mercadeo. Cuenta con una amplia trayectoria en el trabajo con organizaciones nacionales e internacionales de protección a los animales. Ha gestionado el rescate y el traslado de grandes felinos a santuarios en los Estados Unidos. Se desempeñó como Vicepresidenta en México y Vicepresidenta Senior del área Internacional en Mercy For Animals. Desde el año 2010 ha concentrado su trabajando en la creación y la gestión política de propuestas legislativas para mejorar la protección de todos los animales en México. Co-fundadora del primer santuario para animales de granja en México “Santuario Libres al Fin!”, Co-fundadora y Directora Ejecutiva de Liberum.

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