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Gustavo De la Rosa

28/08/2018 - 12:02 am

Gobernar con el pueblo

El Gobierno de Andrés Manuel, que empieza en diciembre, ha hecho un compromiso enorme: “Gobernar con el pueblo”.

“Un Gobierno cercano a la gente”, “gobernar contigo”, “gobernar para tu familia”; estas frases tienen un gran significado, pero en cuanto toman el poder (a sabiendas de que ni siquiera lo iban a intentar) los presidentes que las usaron como eslogan de campaña las olvidan.

El Gobierno de Andrés Manuel, que empieza en diciembre, ha hecho un compromiso enorme: “Gobernar con el pueblo”. Los que colaboramos con él, en el nivel del contacto ciudadano, hemos visto que las relaciones Gobierno-gobernados son establecidas principalmente a través de asociaciones civiles (y en segundo nivel a través de los partidos políticos).

Las organizaciones civiles han cogobernado con el Estado mexicano porque este no ha atendido los problemas básicos de la población de manera directa y ha ido delegando una enorme cantidad de sus tareas a las iglesias, las sociedades de padres, clubes sociales, etcétera.

Ante las evidentes necesidades de la población, muchos profesionistas y ciudadanos de bien se organizaron, autoemplearon y fundaron asociaciones civiles para obtener recursos a través de fundaciones o de alguna rama de Gobierno; esto les dio la posibilidad de tener un trabajo digno y ser útiles a su ciudad, pese a carecer de seguridad social y obligados a envejecer en su tarea casi honorífica.

Al principio sólo apoyaban las funciones gubernamentales, pero con el transcurso del tiempo y bajo el régimen neoliberal las tareas de los ciudadanos organizados fueron creciendo y han llegado a sustituir la responsabilidad gubernamental en algunas obligaciones, por lo que si queremos acercar al nuevo Gobierno con el pueblo debemos hacer un diagnóstico de la actuación de las organizaciones civiles en la ciudad.

La semana pasada, aún con el eco del foro por la pacificación y reconciliación nacional, nos reunimos con los representantes de algunas de las asociaciones que tienen mayor historia trabajando con la población vulnerable; acudieron representantes de organizaciones contra el cáncer, que atienden a miles de niños en escuelas desde primaria hasta preparatoria y que luchan por justicia de la ciudad; organizaciones musicales con cientos de niños aprendiendo música sinfónica y otras que buscan modelos alternativos para atender a los jóvenes desertores de secundaria o de preparatoria.

Así fue que pudimos advertir que muy buena parte del trabajo que corresponde al Gobierno lo hace la sociedad y que consigue recursos de otros ciudadanos o fundaciones; también pudimos advertir que los gobiernos del PAN y el PRI se conforman con entregarles medallas y reconocimientos a cambio de beneficiarse de su trabajo cotidiano.

No me explico por qué enfermos de cáncer son atendidos por ONGs si es un problema de salud pública, o por qué en esta ciudad de migrantes los que nos visitan en busca de trabajo o para intentar cruzar el río tienen que acudir a un refugio organizado por la Iglesia porque no hay un plan de Gobierno para atenderlos integralmente, ni por qué no existe una estrategia gubernamental que ofrezca una opción educativa pertinente a los 25 mil jóvenes que desertaron de secundaria y que se han convertido en el ejército de reserva de la delincuencia organizada.

También sorprendió que organizaciones de empresarios, industriales y comerciantes, estén trabajando para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores juarenses y busquen convencer a los empleadores de la ciudad de que acepten y mejoren la propuesta de AMLO de duplicar el salario de sus trabajadores, sector de la población que abarca al menos a 120 mil operarios que ganan entre uno y dos salarios mínimos.

¿Dónde ha quedado el Gobierno al momento de atender los problemas de todos los pobladores de esta región fronteriza? Ni siquiera cumple con los servicios básicos, como seguridad pública, alumbrado, cámaras de vigilancia, pavimento, parques o drenaje funcional.

Cada día volvemos un poco más a la época virreinal, cuando la encargada de los sectores vulnerables de la sociedad era la Iglesia católica, aunque en aquel tiempo recolectaba el 10 % de las ganancias de los novohispanos y ahora estas organizaciones dependen siempre de la buena voluntad de otros ciudadanos, de fundaciones que canalizan parte de los impuestos de personas físicas y morales a obras de beneficencia y de buenas relaciones con algunos funcionarios.

Esta es una ciudad miserable donde los ciudadanos se ayudan unos a otros y para “gobernar con el pueblo” se deben hacer alianzas y coordinar funciones con las organizaciones civiles, reconociendo con seguridad social el esfuerzo de estos trabajadores; también se debe gobernar para el pueblo, porque hasta ahorita sólo se ha gobernado para unos cuantos, ignorando y pisando al resto.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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