Imagino a una persona totalmente alejada de los medios, de la actualidad nacional, de cada una de las noticias que se van encabalgando conforme pasan los días. La imagino enterándose de golpe de todas ellas. La imagino carcajeándose ante ciertas noticias. A saber.

            Podría enterarse de todo el revuelo que causó el tema de las calcetas para correr del presidente. Desde la fotografía inicial que mostraba los empeines del mandatario hasta la aclaración fotográfica final podrían estar insertas en un chiste bien contado. Basta con pensar en un comediante de los que abundan. Su público podría regalarle carcajadas por doquier.

            Acto seguido, podría abrevar del extraño fenómeno que significa la precandidatura de Donald Trump. Los exabruptos y el peinado bastan para crear un personaje de comedia. Las declaraciones, en cambio, en contra de la forma en que se construyó el país que habita, rayan en la locura. El absurdo llega cuando uno se entera de que hay millones de personas que lo apoyan. De momento, las suficientes como para tenerlo de puntero en las preferencias de voto de su partido.

            Para descansar de la política, nuestro personaje se enteraría de que el Tuca Ferreti es el nuevo entrenador nacional. Como a nuestro amigo no le gusta hacer escarnio del mal ajeno, no se reirá de las declaraciones previas del técnico. Ni siquiera se divertirá viendo los memes en que lo visten de barrendero. Llegará una presunta primera lista de convocados. Nuestro protagonista no conoce los antecedentes del Tuca, se sentirá extrañado de la forma en que se refiere a los personajes pero, confesémoslo desde ahora, se le escapará alguna sonrisa. Cuando más tarde vea algunos videos de los entrenamientos del Tigres, se retorcerá de risa. Sobre todo, cuando se entere de que nuestro país está habitado por hordas de ingenuos que están seguros de que algún día ganaremos el mundial. Eso es, en verdad, desopilante.

            La lista podría seguir pero le comienza a doler el estómago a nuestro amigo. El despido de “El Piojo” Herrera es tan ridículo como la toma de posesión como legisladora de Carmen Salinas o la desaparición del alcalde electo de Cuernavaca (sí, otro futbolista).

            La risa se contagia, bien lo sabemos. Así que uno se la puede pasar en la carcajada al asistir a un relato que está plagado de asuntos que suenan divertidos. El problema es que no lo son (lo del Tuca sí). Al contrario, nuestra comedia de enredos cotidiana cada vez se acerca más a la tragedia. Una tragedia que, de tan ridícula, resulta inverosímil… pese a que nos toca vivirla todos los días.

Jorge Alberto Gudiño Hernández

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Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

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