Ernesto Hernández Norzagaray
31/07/2021 - 12:05 am
La visita de AMLO al Triángulo Dorado
De entonces a la fecha, mucha agua ha corrido, y la especulación de que su Gobierno tiene un trato especial con el Cártel de Sinaloa, como antes presuntamente lo tuvieron, los expresidentes Peña Nieto, Calderón Hinojosa y Vicente Fox estaría por verse.
Mucho se ha especulado sobre esta visita del Presidente López Obrador al centro norte de Sinaloa y en especial, a la región del llamado Triángulo Dorado y al municipio de Badiraguato, donde estuvo en 2019 y 2020, para supervisar la obra carretera que irá de esta localidad serrana hasta Guadalupe y Calvo en Chihuahua.
Se ha rumorado que tiene otros motivos, incluso, un reportero le preguntó si la familia Guzmán Loera le había solicitado audiencia a lo que respondió que no y que esa pregunta, es producto de un “periodismo tendencioso”, en clara referencia, al diario español El País, que fue el medio que difundió esta especie luego del saludo en mano a la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Pero, más allá de estas especulaciones que se originan en el fatídico “culiacanazo” ocurrido el 17 octubre de 2019, cuando en una decisión personalísima el Presidente decidió que el Ejército liberara a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, para “no poner en riesgo a la población, para que no se afectara a civiles, porque iban a perder la vida más de 200 personas, si no suspendíamos el operativo en Culiacán, se tomó la decisión, yo ordené que se detuviera el operativo y se dejara en libertad a este presunto delincuente”.
De entonces a la fecha, mucha agua ha corrido, y la especulación de que su Gobierno tiene un trato especial con el Cártel de Sinaloa, como antes presuntamente lo tuvieron, los expresidentes Peña Nieto, Calderón Hinojosa y Vicente Fox estaría por verse.
Las pasadas elecciones pudieran animan a este tipo de conjeturas, aunque en abierta disputa con el brazo armado del Cártel de los Beltrán Leyva en el norte del estado.
En este proceso electoral desde muy temprano algunos candidatos fueron vetados presuntamente por el crimen organizado. Trascendió en prensa que había al menos una zona del sur donde sólo los candidatos de la coalición “Juntos Haremos Historia”, integrada por Morena y el Partido Sinaloense, podían hacer campaña y hubo renuncias de candidaturas del PRI bajo presión criminal.
El día previo a la jornada electoral secuestraron a operadores de la coalición “Va por Sinaloa”, integrada por el PRI, PAN, PRD e, incluso, presionaron exitosamente para bajar a la candidata priista de Badiraguato mediante el secuestro de uno de sus hermanos.
En Ahome y en el municipio de Sinaloa, la violencia y el robo de urnas, fue la constante durante la jornada electoral.
Como un último coletazo el pasado 20 de julio asesinaron a Román Rubio, activista de causas indígenas, profesor y excandidato a una diputación local por la coalición “Juntos Haremos Historia” y a Esteban López, militante de Morena y primo del exgobernador Mario López Valdés.
Ahora bien, que uno y otro bando, hayan “apoyado” a las coaliciones y en particular, la hegemonizada por Morena, no significó que esta marca estuviera débil electoralmente, aun cuando los principales municipios que son gobernados por morenistas han sido fuente inagotable de escándalos, desaciertos y excesos, por el contrario, estaba fuerte, al punto que para muchos morenistas y observadores políticos vieron como innecesario llevar como aliado al Partido Sinaloense, que tiene como “dueño” a Héctor Melesio Cuén Ojeda, y quien es el factótum del poder en la Universidad Autónoma de Sinaloa, el mismo que en la campaña electoral de 2018, fue severamente cuestionado por López Obrador y Rubén Rocha Moya, el entonces cabeza de fórmula de la coalición “Juntos Haremos Historia” al Senado de la República y quien hoy es Gobernador electo.
Rocha Moya arrasó en las dos ocasiones gracias a su trayectoria, alianzas, pero sobre todo por el tsunami obradorista. Haciendo de Sinaloa el quinto estado del país donde la coalición obtuvo el mayor porcentaje de votos en 2018 y en 2021, igual, Rocha Moya, fue el candidato a Gobernador más votado en términos relativos entre los morenistas.
¿Qué mezcla de intereses son los que encontrara López Obrador en el proceso sucesorio en Sinaloa? Notoriamente hay una mezcla de intereses que están seguramente en disputa silenciosa por posiciones Gobierno y que explican los mensajes que envió, como veremos, en la “mañanera” sinaloense que tiene sus singularidades sociológicas y políticas que la hacen distinta al resto de estados del país.
Una de ellas es que está demostrado que es un estado morenista, pero, también, un estado que, si bien sigue aportando sólo el dos por ciento al PIB, el papel económico de los grandes empresarios sinaloenses es indiscutible e incluso, el poder fáctico, de los rumores.
Entonces, la vuelta de AMLO a Sinaloa es probable que no sea sólo para supervisar la gran obra carretera que conectará a Sinaloa con Chihuahua y que con inversiones podría estimular el desarrollo económico de la región de los altos, del llamado Triángulo Dorado, o ver desde las alturas el camino que comunicará el municipio sinaloense de San Ignacio con Tayoltita, Durango o, menos, la inauguración de las instalaciones de la Guardia Nacional en Tamazula, Durango.
En las pasadas elecciones concurrentes el Presidente a través de Morena hizo probablemente alianzas más allá de las electorales, con el fin de garantizar el triunfo de la coalición “Juntos Haremos Historia” y, en especial, para obtener mayoría absoluta en la Cámara de Diputados que finalmente no la alcanzó lo que representó un duro golpe a su proyecto político.
Sin embargo, contrariamente a la opinión interesada de que de los resultados habían dejado un país dividido entre los electorados de las grandes coaliciones, Willibald Sonnleitner, el politólogo austriaco-mexicano, investigador de El Colegio de México, luego de un trabajo estadístico y de mapeo minucioso e inteligente por secciones y distritos electorales ha llegado a una conclusión contraria: la de que estas elecciones ratifican la pluralidad territorial y política.
Y en esa circunstancia, obliga hacer política, mucha política, diría el clásico priista, con el fin de que los triunfos en las urnas no se conviertan en derrotas en la práctica por el bloqueo de los actores locales.
Hay que acomodar las calabazas después de la tormenta electoral. Y eso, es lo que a mi juicio viene a hacer el Presidente además de observar los caminos de la agreste sierra Madre Occidental, por eso fueron importantes los mensajes encriptados de la “mañanera” de ayer en Culiacán, en donde hablo extensamente de lo que su Gobierno está haciendo en materia social en Badiraguato y reconoció las virtudes de la Guardia Nacional que dice será parte del Ejército, pero, escuche, “esto no significa militarizar al país”. Será cuestión semántica. Al tiempo.
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