
Parte de la flotilla Global Sumud que viajaba hacia Gaza con ayuda humanitaria y en donde viajaban activistas de todo el mundo, entre ellos seis mexicanos, ha sido detenida ilegalmente por agentes del Gobierno de Israel en aguas internacionales y ha secuestrado a quienes viajaban en las embarcaciones, querido lector.
Sin tener ninguna autoridad para hacerlo, y pasando por encima del derecho internacional, los soldados terroristas israelíes han abordado las embarcaciones y secuestrado a ciudadanos de otros países con total impunidad, entre ellos los mexicanos que valientemente se sumaron a la empresa humanitaria. El periodista Ernesto Ledesma, de Rompeviento TV, se encontraba en una transmisión en vivo cuando su embarcación fue ocupada por el ejército israelí que los obligó a deshacerse de sus teléfonos y computadoras, aventándolos al mar, por lo que la transmisión se cortó abruptamente en el momento del secuestro.
Y hay que decirlo así, tal cual es: el ejército terrorista y genocida de Israel acaba de secuestrar a mexicanos en aguas internacionales y el Gobierno de la Presidenta Sheinbaum, hasta la hora que escribo esta columna, ha sido incapaz de pronunciarse al respecto como debería. La Secretaría de Relaciones Exteriores, en un comunicado realmente vergonzoso, informó que “pidió” a las autoridades de Israel que garanticen que los derechos y la integridad de los mexicanos “sean respetados”. Hágame usted el favor, el Gobierno de México rogándole a los secuestradores que ¡ya violentaron los derechos de ciudadanos mexicanos al secuestrarlos! que si por favorcito, ahora que los tienen secuestrados, los respetan. De no creerse la total falta de dignidad del gobierno mexicano, incapaz de pronunciarse enérgicamente contra el secuestro de ciudadanos mexicanos cometidos en el extranjero.
El nacionalismo de la Presidenta Sheinbaum está muy bueno para gritarse en una plaza, o en su mañanera, pero no para defender a quienes deben de ser defendidos. Y es que habría que preguntarse ¿la Presidenta es deliberadamente cómplice del genocida Netanyahu o solamente es tibieza?, ¿por qué México no ha cortado relaciones diplomáticas con Israel si está cometiendo un genocidio?, ¿de verdad el secuestro de mexicanos se quedará así, con ese infame comunicado? Y que no nos vengan, querido lector, que se debe a la tradición de la política exterior mexicana, porque ante el horror que sucede en Gaza no es posible argumentar ningún tipo de neutralidad y si se le argumenta no es otra cosa que complicidad, lisa y llana.
Es incomprensible que la comunidad internacional haya permitido que el holocausto palestino se haya podido llevar a cabo, frente a los ojos de todos, y plenamente documentado por los organismos internacionales. No sólo incomprensible, indignante, degradante, brutal y profundamente vergonzoso. Asesinar a la población civil, destruir ciudades enteras hasta debajo de las piedras, bombardear hospitales, escuelas, matar de hambre, arrasar con todo y todos, y ahora secuestrar a ciudadanos de otros países, todo lo ha hecho Israel impunemente.
Crímenes de guerra cometidos así, sin que nadie los detenga, ha llevado a que decenas de personas decidieran navegar hacia el campo de exterminio que es Gaza, para brindar ayuda, exponiendo su vida. Llevarles alimentos y medicinas era su misión, pan, querido lector, a quienes están siendo exterminados a través de la hambruna por un país asesino y cruel, émulo del peor nazismo. Porque no puede ser sino odio, brutal y descarnado, lo que mueve al Gobierno de Israel contra la población vejada e indefensa de Gaza. Un odio sólo comparable al que los nazis tuvieron por los judíos el siglo pasado cuando los exterminaron en toda Europa, les robaron sus tierras, sus casas, sus empresas, sus vidas.
Porque eso es lo que pretende Israel, desaparecer a Gaza y a los palestinos para apropiase de su tierra: borrarlos del mapa, despojarlos de absolutamente todo, hasta de la memoria. Porque, como hizo Hitler, Netanyahu ha asesinado a familias enteras, abuelos, padres, hijos y nietos, borrando sus apellidos de la faz de la tierra. Por eso, asesina niños masivamente, porque busca la erradicación de los palestinos. Eso se llama genocidio, querido lector, y limpieza étnica, y también holocausto. Y, como los nazis, los israelíes también pretenden al final del genocidio apropiarse de la tierra de los palestinos para repoblarla con la raza y la religión “correctas”, como hicieron los nazis, con la raza aria. Edificar sobre la masacre de los palestinos en Gaza una nueva colonia judía como si los palestinos no fueran personas, sino deshechos: más criminal imposible. Y lo están haciendo frente al mundo entero, no lo esconden, a diferencia de los nazis que se preocuparon por ocultar sus crímenes.
Sólo las personas, los ciudadanos del mundo, más allá de sus gobiernos han reaccionado con dignidad y con las pocas armas que poseen para tratar de evitar o al menos denunciar lo que ocurre, ya sea con manifestaciones, boicots, o tratando de llevar alimentos y medicinas a quienes están atrapados en un campo de exterminio. Que Israel haya secuestrado a los miembros de esa flotilla para evitar que un niño palestino recibiera leche, que una madre o un anciano recibieran un pan, es un crimen, pero era de esperarse porque Israel es un país neonazi, criminal. Lo que no podemos esperar, y mucho menos tolerar, es que el gobierno mexicano acepte el secuestro de ciudadanos mexicanos, sin consecuencia alguna, para luego ser deportados. Señora Presidenta Claudia Sheinbaum: le exigimos que no permita que quede impune el secuestro de ciudadanos mexicanos cometido por el gobierno terrorista de Israel.





