Desde la Casa Santa Marta, el Papa Francisco hizo llegar un mensaje en la misa de Jueves Santo. A través del cardenal Calcagno, exhortó a los sacerdotes a fortalecer su cercanía con los fieles y renovar su vocación.
MADRID, 17 Abr. (EUROPA PRESS).- El Papa Francisco animó este jueves a los sacerdotes en la Misa Crismal de Jueves Santo a buscar "la cercanía cotidiana con su gente" y "convertirse en anunciadores de la esperanza".
El texto de la homilía fue leído por el cardenal Domenico Calcagno, a quien el pontífice delegó en su ausencia la celebración de la misa. Ésta se llevó a cabo en la Basílica de San Pedro con la asistencia de unas cuatro mil 300 personas, entre ellas mil 800 sacerdotes y dos mil 500 fieles.
Francisco, quien permanecía convaleciente en la Casa Santa Marta debido a la neumonía que lo mantuvo hospitalizado durante más de un mes, no presidió la celebración del Jueves Santo ni tenía previsto hacerlo en Viernes Santo.
Sin embargo, el Vaticano no descartó que el pontífice pudiera hacer acto de presencia en los ritos del Triduo Pascual, como ocurrió en la misa del Domingo de Ramos.
El Papa inició su homilía con un pasaje del libro del Apocalipsis y animó a los sacerdotes a comenzar el año jubilar "bajo el signo de la conversión", además de renovar "las promesas de ordenación".
El Santo Padre recordó que "es todo un pueblo el que encuentra consuelo cuando el jubileo comienza" y expresó el deseo de que "no sea una vez cada veinticinco años, sino en esa cercanía cotidiana del sacerdote con su gente, en la cual se cumplen las profecías de justicia y paz".
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"El año jubilar representa así, para nosotros los sacerdotes, un llamado específico a recomenzar bajo el signo de la conversión: peregrinos de esperanza, para salir del clericalismo y convertirnos en anunciadores de esperanza", exhortó el pontífice.
"Queridos sacerdotes, cada uno de nosotros tiene una palabra que cumplir. Cada uno de nosotros tiene, con la palabra de Dios, una relación que viene desde lejos, y la ponemos al servicio de todos sólo cuando la Biblia sigue siendo nuestro primer hogar", aseguró el Papa, quien animó a "ayudar también a que otros encuentren las páginas de su vida".
"Tal vez a los esposos, cuando eligen las lecturas de su matrimonio; o a quienes están de luto, y buscan pasajes para encomendar el difunto a la misericordia de Dios y a la oración de la comunidad", añadió.
Muchos miedos nos habitan y grandes injusticias nos rodean, pero un mundo nuevo ya ha surgido. Tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo, Jesús. Él unge nuestras heridas y enjuga nuestras lágrimas. #JuevesSanto https://t.co/E1Hyu3mi26
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La reflexión del Papa, leída por el cardenal Calcagno, terminó con un mensaje de aliento: "Que sólo viene de Jesús, que evangeliza, que libera de las prisiones, que abre los ojos y que alivia la carga puesta sobre los hombros".
