México

Para 3 millones que ganan el mínimo, prohibido morir: un velorio sale de 10 mil a 20 mil

02/11/2016 - 8:00 pm

El año pasado, 655 mil 694 mexicanos murieron, de acuerdo con cifras oficiales. El costo por un servicio de una funeraria promedio va entre los 10 mil y 20 mil pesos, dijo Tomás Romero, asesor jurídico del Consejo Mexicano de Empresas de Servicios Funerarios (Comesef). Sin embargo, en un país con 3 millones de personas ganando el salario mínimo, algunos no tienen los recursos suficientes para despedir a quien ya no podrán volver a ver.

Ciudad de México, 2 de noviembre (SinEmbargo).– Su hija acababa de morir atropellada y, además del dolor que la invadía, no tenía dinero para solventar los gastos del funeral.

Ayer, mientras algunos usuarios del metro en la Ciudad de México viajaban disfrazados por el Día de Muertos, una mujer recorría los vagones y, llorando, pedía unas monedas para pagar el ataúd, el cual cuesta alrededor de 2 mil pesos.

Embalsamiento, cajón, velación, carroza, entierro o cremación son un peso inoportuno añadido a la pena por, súbitamente, no poder volver a platicar o abrazar a alguien. Sin embargo, algunos mexicanos cuyos ingresos son bajos no tienen los recursos suficientes para saldarlo.

“Lo único que tengo es lo que gano como lavadora de platos en un restaurante de la Central de Abastos”, sollozó la mujer dentro de un vagón del metro. Varias usuarios le dieron unos pesos.

La Red Funeraria, un grupo de profesionales en servicios funerarios, afirma que las cremaciones o entierros directos “reducen notablemente los costos”, ya que son directamente llevados al cementerio sin una ceremonia velatoria. Además recomienda evitar los féretros con sellos especiales o ataúdes completamente realizados en madera.

El año pasado, 655 mil 694 mexicanos murieron, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El servicio más caro en México es el ofertado por las empresas Grupo Gayosso y Casas Funerarias J. García López, donde cobran entre 30 y 50 mil pesos por asesoría y atención personal, arreglo estético del cuerpo, ataúd metálico y velatorio en una sala.

Pero el desembolso promedio por un servicio de una funeraria  va entre los 10 mil y 20 mil pesos, de acuerdo con Tomás Romero, asesor jurídico del Consejo Mexicano de Empresas de Servicios Funerarios (Comesef) creado contra las funerarias informales.

Durante la Expo Funeraria expuso que en México hay alrededor de 5 mil 500 funerarias, y el 80 por ciento de los servicios funerarios son a través de inhumaciones, mientras que la cremación representa el 20 por ciento.

Una agencia en Jalisco cobra 9 mil 500 pesos por un paquete que incluye embalsamiento, ataúd metálico, cuatro candeleros y floreros, y traslado en carroza del domicilio a la misa y luego al cementerio.

Una funeraria de Cuautitlán Izcalli, Estado de México, ofrece el servicio de cremación por 8 mil 500 pesos, el cual incluye una urna, los trámites, la preparación del cuerpo y la carroza.

Un Panteón en Monterrey, Nuevo León, cobra 22 mil pesos por preparación del cuerpo, ataúd, traslado a capilla, sala de velación por 24 horas, y carroza. Si se decide por la cremación, cuesta 32 mil pesos por renta de ataúd, cremación y urna.

Respecto al entierro, aunque en algunos es público y gratuito, en los privados puede ir de 20 a 40 mil pesos, más las flores…

MORIR EN UN PAÍS CON UN BAJO SALARIO MÍNIMO 

Foto: Cuartoscuro.
El IMSS y el ISSSTE ofrecen servicios funerarios. Foto: Cuartoscuro.

Además de los servicios de funerarias particulares, existen centros del gobierno para apoyar en los gastos, y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) también ofrecen paquetes para sus derechohabientes o público en general.

El Centro de Servicios y Atención Ciudadana (CESAC), ubicado en las delegaciones de la Ciudad de México, brinda apoyo gratuito para cubrir los servicios funerarios. El único requisito es presentar el acta de defunción, pero el área de atención es de nueve de la mañana a dos de la tarde.

En la capital del país hay 2 millones 502 mil personas en situación de pobreza frente a los ocho millones de habitantes, de acuerdo con el Coneval. 706 mil de ellas sufren vulnerabilidad por ingresos en un país cuyo salario mínimo es de 73.04 pesos. A nivel nacional, hay 55.3 millones de pobres y 3 millones ganando ese salario.

La Ley del Seguro Social establece que cuando una persona muere en un hospital del IMSS, y era derecho habiente, se dará un apoyo “consistente en dos meses del salario mínimo” después de emitir el Certificado de Defunción, el cual incluye firma y sello del médico que determina su muerte, causa, hora y fecha. El acta debe entregarse al Registro Civil para obtener el permiso de entierro.

De acuerdo con el Inegi, a junio de este año 62 mil 161 mexicanos eran derechohabientes del IMSS.

Además, el instituto cuenta con un Sistema Nacional de Velatorios en tres zonas: Ciudad. Juárez, Tequesquináhuac, Doctores y Ecatepec; Guadalajara, Monterrey y Tampico; Torreón, Mérida, Pachuca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tapachula, Toluca y Veracruz.

Dependiendo del área geográfica, el paquete de capilla en velatorio va de 2 mil 76 pesos a 3 mil 203 pesos; la capilla en domicilio de 2 mil 408 pesos a 3 mil 692 pesos; y el traslado del cuerpo de 2 mil 273 pesos a 3 mil 844 pesos. Los servicios adicionales incluyen –en un país con un alto número de católicos– una cruz de madera, estampas religiosas, una Biblia,  cafetería, sala de descanso o renta de sillas.

El ISSSTE también ofrece servicios funerarios tanto a sus 12 mil  984 derechohabientes como al público en general.

Cuenta con siete velatorios en la Ciudad de México, Estado de México, Jalisco y Nuevo León. En cada uno hay 42 capillas para velación, cuatro hornos crematorios y una sección de fosas en el panteón “Parque Memorial” de Naucalpan, Estado de México. En el resto del país, las delegaciones estatales del instituto han establecido convenios con agencias funerarias privadas que otorgan descuentos del 10 al 25 por ciento a sus derechohabientes.

El paquete básico vale 2 mil 374 pesos para el derechohabiente y 3 mil 561 pesos para el público; el embalsamado, mil 282 pesos o mil 923 pesos; y el ataúd de metal, 2 mil 126 pesos o 3 mil 190 pesos; o un ataúd de madera, 2 mil 962 pesos o 4 mil 443 pesos.

Si el familiar decide cremar al fallecido, le cuesta mil 723 pesos para derechohabiente o 2 mil 584 pesos para público (adulto) y 938 pesos o mil 407 pesos (niño). La urna de madera vale 707 pesos o mil 060 pesos.

Pero si el difunto será enterrado, el traslado en carroza vale 869 pesos o mil 303 pesos, y la apertura y cierre de nicho, 250 pesos.

FUNERALES DE ACUERDO CON LA RELIGIÓN 

Foto: Cuartoscuro.
En el budismo es más común la cremación que el entierro. Foto: Cuartoscuro.

La forma de despedir al ser que ha muerto no solo varía por los recursos económicos, también depende de la religión de sus familiares. En el budismo es más común la cremación que el entierro, por ejemplo. En el judaísmo e islamismo, por el contrario, está prohibido.

En la religión católica se tiene la creencia de que al morir el alma va al cielo, purgatorio o infierno dependiendo de los actos que realizó la persona durante su vida con base en los mandamientos de su Dios.

Si la muerte es inminente, se suele llamar a un sacerdote para brindar los “santos óleos” al enfermo con el fin de liberarlo de sus pecados, darle alivio espiritual y paz. La unción es en la frente usando aceites.

Después del embalsamiento, el ataúd suele tener una cruz y durante el velorio se ofrece una misa. Los asistentes acostumbran vestir de negro. Durante el entierro también se da una misa. Posteriormente se reza el rosario durante nueve días.

En el caso del budismo, aunque depende de la secta, el cuerpo del fallecido es preparado con formol para que pueda permanecer en su casa por siete días antes de la cremación. Durante las seis noches los monjes ofrecen sus oraciones alrededor de una foto del fallecido junto a algunas velas sobre el ataúd.

El ambiente durante la cremación no suele ser triste porque en esta religión se practica el autocontrol de las emociones, el desapego y la paz espiritual. Se usa incienso tanto para el alma como para Buda.

Los judíos, por su parte, creen que los muertos resucitarán y aquellos que vivieron una vida haciendo el bien, serán recompensados. La ley judía prohibe que el cuerpo sea cremado; debe ser bañado y cubierto con una túnica.

Por respeto, nunca se deberá dejar solo al cuerpo hasta el momento del entierro, donde está prohibida la música. Las personas que acompañan al cuerpo se les llaman “Guardianes”, quienes no deberán ingerir alimentos, agua o ninguna otra acción en presencia del fallecido.

Después del entierro, se celebra una cena que simboliza la continuidad de la vida y durante ella se reciben las condolencias del caso.

En el islamismo, el cuerpo debe bañarse y cubrirse con una manta blanca. Posteriormente se realiza una ceremonia con oraciones al aire libre. En esta religión también se prohibe la cremación. El entierro no necesariamente es con ataúd y solo deben estar presentes hombres.

Dulce Olvera
Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video