Naranjo anuncia qué viene (más de EU, grupos élite, etc.); critica: “error, usar palabra ‘guerra’, y al Ejército”

30/09/2012 - 3:00 pm

Ciudad de México, 30 de sep (sinembargo.mx) – “La gente está hasta la madre de la palabra guerra aplicada al crimen organizado…”, dice uno de los dos reporteros, Salvador Camarena y Luis Prados, en su entrevista con el general colombiano Oscar Naranjo para el diario español El País.

Él contesta: “Instalar la palabra guerra en el marco de una política de seguridad pública es un error garrafal. Por varias razones, la primera es que desconoce un principio elemental de un Estado de derecho donde el delincuente no es un enemigo a aniquilar; el delincuente es alguien al que el Estado debe someter a la ley y resocializar. Segundo, es un tema que polariza alrededor de la seguridad y la propia palabra no aparece como un valor, sino como un problema. Y tercero, es generar en la mentalidad criminal un estado de certidumbre: mientras me matan, yo mato. Por tanto, la gran oportunidad que hay hoy, y lo he discutido con el Presidente [Enrique] Peña, es que buena parte de la política de seguridad debería legitimarse no a partir de la lucha contra el delito sino a partir de la sensibilidad por las víctimas. La seguridad no es un fin en sí mismo; es un camino para generar convivencia y asegurar derechos y libertades”.

Es una larga entrevista, que publica en su edición de este domingo El País. Y con gran trasfondo. El hombre que detuvo a Pablo Escobar y descabezó a las FARC; el asesor del Presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, anuncia, por ejemplo, la llegada de dos unidades élite para combatir al crimen organizado: Una para capturar a los capos y otra para ir por sus ganancias.

También lanza una crítica suave a la participación del Ejército mexicano en la lucha contra el narco: “Es un error que un problema que es típicamente delincuencial se ataque con un instrumento típicamente militar. En Ciudad Juárez hubo un despliegue de soldados que para nada impactó en el número de homicidios; salieron esos efectivos de allá y los homicidios empezaron a caer”.

Es una entrevista en la que anuncia que con Estados Unidos, habrá mucha más colaboración de México en el sexenio que inicia el 1 de diciembre.

Y si bien critica que Felipe Calderón lanzara una guerra contra el narcotráfico, también lo exculpa: “La dinámica de la delincuencia organizada se mueve como en tres o cuatro fases: la primera es una fase de irrupción en la sociedad en el marco de una zona de confort. Llega el narcotraficante, empieza a comprar propiedades, a generar incluso empleo, a repartir unas migajas de su opulencia económica y la sociedad se asombra un poco de la llegada de ese señor, pero lo tolera. Eso se vuelve tan atractivo que empiezan a participar otros actores criminales lo que les lleva a enfrentarse entre ellos. Tercera etapa: uno de esos actores tiene la fuerza para someter al resto y ya, como el Estado ha tenido que intervenir, ese señor transita a un terrorismo selectivo. Y lo primero que hace es tratar de aniquilar periodistas para silenciar esa realidad y luego mata a fiscales, policías y jueces. Y después, no conforme con eso, se lanza a un terrorismo indiscriminado, que es la etapa que vivió Colombia con Pablo Escobar. Creo que en México estamos en una fase intermedia entre el enfrentamiento entre organizaciones y un afán de esas organizaciones por silenciar a sectores de la sociedad mexicana. Eso hubiese pasado con o sin intervención del presidente Calderón. En Honduras y Guatemala no hubo nunca declaraciones de guerra contra el narcotráfico”.

–¿Hace falta por tanto más colaboración con Estados Unidos? –le preguntan los reporteros.

–Sería un error que México se resistiese a tener aliados internacionales que lo respalden políticamente. Frente a un fenómeno trasnacional, lo lógico es tener alianzas. Si uno actúa sobre la lógica de que es más importante el respaldo político que el apoyo material, creo que se hará un gran avance. Por mi experiencia, avanzar contra el crimen en un mundo globalizado implica relaciones globalizadas. Y estas incluyen a Estados Unidos –responde.

–Se dice que el cansancio ante la violencia llevó a muchos mexicanos a elegir a Peña Nieto para que pacte con los criminales –cuestionan los reporteros de El País.

–Primero, yo me he vinculado como su asesor externo sobre una convicción que él me transmitió: que no habría pacto con el narcotráfico. Segundo, estoy convencido de que lo que se acumuló en los últimos seis años deja abonado un terreno para producir una inflexión en esta dinámica criminal. El presidente Peña no parte de cero; aquí hubo unos cambios, de fortalecimiento institucional que han implicado el desgaste de esas organizaciones violentas. Tercero, me he vinculado también sobre la certeza de una nueva visión política cuyo primer objetivo es disminuir la violencia.

en Sinembargo al Aire

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