Familiares de las víctimas de la masacre ocurrida en 2010 en Villas de Salvárcar exigieron al Presidente Enrique Peña Nieto la reparación del daño a los deudos.
Ciudad de México, 30 de octubre (SinEmbargo).– Familiares de las víctimas de la masacre ocurrida en Villas de Salvárcar, en Ciudad Juárez, Chihuahua, denunciaron hoy al Presidente Enrique Peña Nieto la indiferencia por parte de las autoridades para detener a los responsables y reclamaron que de los 7 mil millones de pesos que se asignaron al programa social ”Todos somos Juárez”, no se haya destinado ninguna cantidad para los afectados.
En el marco de la visita del Ejecutivo federal a Ciudad Juárez para clausurar la Conferencia Anual de Municipios de México 2015, los padres de las víctimas ofrecieron una conferencia de prensa donde informaron que enviarán una carta a Peña Nieto a nombre de los deudos de la matanza ocurrida el 30 de enero de 2010, donde un grupo de sicarios irrumpió en una fiesta de cumpleaños y asesinó a 15 jóvenes y dejó 10 heridos.
Luz María Dávila, madre de los jóvenes asesinados Marco y José Luis Piña Davila, leyó la misiva en la que los padres señalan que el delito de homicidio de Villas de Sálvarcar se ha tramitado como delito del fuero común, a pesar de que existen evidencias en poder de la Procuraduría General de la República (PGR) de que fue una acción ordenada y ejecutada por una organización considerada parte del crimen organizado identificada como el Cártel de Juárez, La Línea y Los Aztecas.
Ambos grupos “peleando con otras organizaciones de la misma naturaleza sometieron a esta ciudad a una situación de guerra que llegó a convertirla en la ciudad más violenta del mundo”, dijo.
El 30 de enero del 2010, 15 jóvenes fueron asesinados y 10 más resultaron con lesiones por disparo de arma de fuego. Como reacción a ese acontecimiento y la situación general en Ciudad Juárez se desarrolló un programa de rescate social denominado “Todos Somos Juárez”, al cual se destinaron cerca de siete millones de pesos por las autoridades federales del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
Sin embargo, los padres refieren que las autoridades de los tres niéveles de gobierno olvidaron reservar los recursos necesarios para cumplir con las garantías de asegurar la reparación del daño a las víctimas.
“Nosotros los ofendidos del delito cometido en Villas de Salvárcar permanecemos en situación cada vez más adversa ya que al profundo dolor emocional, de la pérdida o lesiones de nuestra familia hemos de añadir la difícil situación económica que se agravó enormemente como consecuencia de aquellos lamentables acontecimientos”, expusieron en la carta.
En otra parte del escrito destacan:
“… el Ministerio Público obtuvo una condena de reparación del daño por el importe de cuarenta mil cuatro pesos para cada uno de los deudos, importe que no sólo no repara nada si no que nos indigna porque la vida de nuestros seres queridos todos trabajadores o estudiantes, vale mucho más que esa ridícula cantidad”.
Los afectados también denunciaron el hecho de que las autoridades sólo han detenido a cuatro responsables de la masacre y un quinto, el señor Israel Arzate, fue dejado en libertad porque se comprobó que durante la investigación se le sometió a tortura por parte del Ejercito para que se declarara culpable.
El pasado 25 de enero, los familiares de las víctimas de Villas de Salvárcar y sobrevivientes acudieron ante un agente del Ministerio Público Federal a interponer una denuncia por el asesinato de 15 personas, así como por las lesiones que sufrieron otras 10, por lo que se abrió la averiguación previa 136/2015.
La principal motivación del trámite, explicó de la Rosa Hickerson, es exigir justicia para los padres y viudas de quienes fueron masacrados en esa ocasión.
El abogado señaló en esa ocasión que cada núcleo familiar, formado por los deudos de las víctimas, debe recibir como indemnización entre uno y dos millones de pesos, según lo que establece la Ley General de Víctimas.
Sin embargo, para acceder a esa compensación el hecho debe ser atraído primero por un agente del Ministerio Público federal.
A CINCO AÑOS DE LA MASACRE
La noche del 30 de enero de 2010 un comando conformado por 20 sicarios y al menos siete vehículos cerraron la calle Villa del Portal pasadas las 23:00 horas y abrió fuego contra los domicilios 1306, 1308 y 1310. En este último se celebraba una fiesta de cumpleaños, donde unos 60 estudiantes del CBTIS 128, del Colegio de Bachilleres 9 y de la Universidad Autónoma de Chihuahua, se encontraban reunidos.
Esa noche, 13 personas perdieron la vida y otras 12 quedaron heridas. José Luis Piña Dávila, de 16 años, uno de los heridos, falleció horas después en un hospital de la zona.
El 1 de febrero, en otro hospital Juan Carlos Medrano, de 17 años, murió.
Después de la matanza, la mayoría de los padres de los jóvenes tomaron a sus hijos y los velaron en sus hogares. Luz María Dávila García perdió a sus dos únicos hijos, Marcos y José Luis Piña Dávila, de 19 y 17 años de edad, durante la masacre.
Luz María tuvo que hacer modificaciones en su hogar porque no cabían los féretros de Marcos y José Luis. Tiró un muro que dividía la cocina del comedor. Colocó los sirios en medio del refrigerador y la cocina integral. Las coronas de flores rodearon a sus hijitos, sus muchachitos –como les dice ella– que se encontraban en dos féretros negros colmados de cartas de despedida de sus amigos y familiares.
SinEmbargo publicó el 17 de noviembre del año pasado una entrevista con la señora Luz María Dávila, donde narra que después de velarlos, sepultó a sus dos hijos en el panteón junto con los otros 13 jóvenes acribillados.
En los días en los que rezaba el novenario, Felipe Calderón Hinojosa, entonces Presidente de la República, viajó a Ciudad Juárez, y se topó con Luz María Dávila y con su coraje. Ella se apostó frente a Calderón, lo miró a los ojos y le dijo: “Yo quiero que se haga justicia, no nada más para mis dos niños, sino para todos los demás niños. Yo no puedo darle la mano y decirle ‘bienvenido’, porque para mí no es bienvenido”.
“Discúlpeme, señor Presidente. Yo no le puedo decir bienvenido porque para mí no lo es. Nadie de ustedes lo es, ¿sí? Aquí nadie lo es. Porque aquí son más de dos años que se están cometiendo asesinatos; se están cometiendo muchas cosas y nadie hace nada”.
La imagen de la madre llena de dolor le dio la vuelta al mundo.
Antes, desde el extranjero, Calderón había llamado “pandilleros” a los jóvenes masacrados, por lo que Luz María Dávila le pidió cuentas:
“Yo quiero que esto se haga bien, que Juárez sea el Juárez de antes. Aquí Juárez está en luto. No es justo; mis muchachitos estaban en una fiesta. Ahora lo que quiero es que usted… usted se retracte de lo que dijeron, de lo que usted dijo: que eran pandilleros. Mentira”, le reclamó.
“Uno de mis hijos estaba en la UACH y el otro estaba en la prepa. No tenían… no tenían tiempo. No puede ser que digan que eran pandilleros. No tenían tiempo para andar en la calle, estudiaban y trabajaban”, le dijo a Calderón Hinojosa en un reclamo doloroso que quedó grabado en el recuerdo de los mexicanos.
