Ciudad de México, 2 noviembre (SinEmbargo).- La reedición reciente en español de los tres libros autobiográficos del escritor sudafricano J.M.Coetzee, reunidos en un solo volumen de 600 páginas por Mondadori, constituye un pretexto gozoso para tomar contacto con una voz literaria de extraordinario valor.
Escenas de una vida de provincias, integrado por Infancia (1998), Juventud (2002) y Verano (2009) son la ruta de vida de un autor que está dispuesto a todo en nombre de la escritura, incluso si esa voluntad implica construir un implacable retrato de sí, el dibujo de un niño que se va haciendo adulto al frío de una perplejidad que lo hace inútil para la vida gregaria y desconcertado ante la imposibilidad de encontrar su voz de autor.
Nunca la tercera persona ha dado tanto y con ella Coetzee narra en Infancia las peripecias de una familia de la que nunca consigue formar parte, ahogado por el amor de una madre cuya incondicionalidad afectiva logra sin quererlo anular la capacidad del hijo para expresar sentimientos.
Juventud es el germen de un escritor que al marcharse de casa y de país, va acercándose cada vez más a un origen donde el lenguaje funciona como un disparador a menudo decepcionante pero siempre estimulador. No hay patria para un sudafricano no afrikáners, para un blanco atildado y anglófilo, sin vocación enunciada con claridad y que escribe poemas casi en secreto.
Verano es la atrabiliaria relación del hijo con el padre anciano, la intensidad del trabajo manual como contrapeso de una pulsión literaria que nunca llega a ser pasión sin freno y la imposibilidad de un hombre enredado en una misoginia galopante que le impide tener una relación más o menos funcional con las mujeres.
Cuesta creer que un escritor con tantas dudas en torno a su capacidad literaria, absorbido por cuestionamientos morales y políticos que ocupan su cerebro en forma constante, tan alejado por otra parte de los sistemas de premios y críticas, haya llegado a ganar el Nobel y convertirse con ello en una de las mayores estrellas literarias de nuestra era.
Sin embargo, es ese desprendimiento condimentado con una sinceridad apabullante lo que ha hecho de Coetzee un autor tan empático con sus lectores, es decir un escritor que no parece usar trampas ni encantamientos para seducir; por el contrario, lo suyo es escribir como misión ontológica, como tarea encomendada, citando a Marguerite Yourcenar.
“Diría que el libro es deslumbrante si no fuera porque el deslumbramiento no deja ver, y aquí, en cambio, lo que hacemos es, precisamente, ver. Léanlo como quieran ustedes, como cierto o como no cierto, pero léanlo; por su extrema inteligencia, por el derroche de talento, por su capacidad de convicción y por abrir nuevos caminos a la escritura narrativa. Por aquí sí se cuece el futuro de la novela”, escribió José María Guelbenzu, sobre Verano.
UN SUDAFRICANO EN AUSTRALIA
J. M. Coetzee nació en 1940 en Ciudad del Cabo y se crió en Sudáfrica y Estados Unidos. Es profesor de literatura en la Universidad de Ciudad del Cabo, traductor, lingüista ycrítico literario. Premio Nobel de Literatura en 2003, en 1974 publicó su primera novela, Tierras de poniente (Literatura Mondadori, 2009). Le siguieron, entre otras, En medio de ninguna parte (2003), con la que ganó el CNA, el primer premio literario de las letras sudafricanas; Esperando a los bárbaros (2003), también premiada con el CNA; Vida y época de Michael K. (2006), que le reportó su primer Booker y el Prix Étranger Femina; Desgracia (2000), que le valió un segundo Booker, el premio más prestigioso de la literatura en lengua inglesa.
Además, le han sido concedidos el premio Jerusalem y el Irish Times International Fiction. En España ha sido galardonado con los premios Llibreter 2003 y Reino de Redonda, creado por el escritor Javier Marías.
“Vengo de Sudáfrica, donde el gobierno nunca apoyó a los escritores y dificultó su trabajo y donde nos considerábamos afortunados de que el gobierno no se enterara de lo que estábamos haciendo”, dijo en abril en Buenos Aires, hacia donde asistió para inaugurar la 39 Feria del Libro.
Radica en Australia desde 2002. Su nueva novela es La infancia de Jesús, que salió en 2012 en inglés y que desde septiembre se consigue traducido al español.
Simón y David, padre e hijo, llegan a Novilla buscando a la madre del pequeño. “En este país nadie parece particularmente feliz o infeliz. Todos cumplen sus funciones, pero no van más allá y no parecen esperar ni querer más de lo que tienen.
En medio de la extrañeza que le produce esta actitud, Simón decide retomar la misión de encontrar a la madre del niño, con una dificultad añadida: todos los que llegan al nuevo país parecen haber dejado atrás sus recuerdos”, según el boletín de prensa distribuido por Mondadori.
