Actualmente, siete de cada 10 empleos formales son creados por pequeñas y medianas empresas en el país. Sin embargo, el 70% de las empresas cierran antes de cumplir 5 años y muy pocas –apenas del 11%–, alcanzan los 20 años de operaciones.
En estos momentos, para México es vital que más pequeñas y medianas empresas se creen y sobrevivan. Son las únicas que podrán fortalecer nuestra economía interna, sustituir importaciones, generar dólares para subirse a las cadenas de valor de las exportaciones y así restablecer el equilibrio en nuestra economía.
Sólo a través de las empresas, de su fortalecimiento y promoción, se podrá reactivar nuestro mercado interno, para remontar el crecimiento económico inercial y los pronósticos de que este año creceremos entre 2.5 y 3.5 por ciento.
Por ello, necesitamos iniciativa y espíritu empresarial, y política pública que favorezca la creación continua de nuevas empresas y contribuya a la consolidación de las que están operando.
Urge revertir la tendencia de menor tasa de crecimiento en el número de negocios registrados, que se ha acentuado en los últimos años. Según INEGI, pasamos de una tasa de crecimiento de 3.7% en el lapso 2004-2008, a solo el 1.9% para el periodo 2009-2014.
Si queremos que México realmente se ubique entre las principales economías del mundo, necesitamos agilizar el acceso al crédito a las empresas que operan en la formalidad e impulsar nuevos emprendimientos en sectores con alto potencial de desarrollo. Ello nos ayudará a dinamizar el mercado interno, llevando oportunidades de empleo formal a más mexicanos.
En México el crédito al sector privado representa el 29.2% del Producto Interno Bruto; es claro que tenemos mucho trabajo por delante para alcanzar la meta del 40% del Producto Interno Bruto, que propone el gobierno federal para el cierre de este sexenio. Es importante garantizar mayor esfuerzo conjunto entre la banca de desarrollo y la banca comercial, para que las pequeñas empresas inviertan en innovación y tecnología. Nuevas líneas de producción, nuevas tecnologías y maquinaria, nuevos productos.
Se debe también trabajar para dinamizar el sistema de fondos de inversión para start ups, empresas de nueva creación con valor agregado, que generen diseño y conocimiento aplicado para crear empleos de mayor calidad y alta competitividad.
Es imprescindible impulsar la logística, el transporte, seguir haciendo cadenas de valor en el sector automotriz y aeroespacial, la biotecnología y la bioeconomía, así como la vivienda y el turismo.
Resulta urgente también trabajar en agendas regionales de desarrollo, para identificar áreas de oportunidad a fin de que las empresas puedan invertir en innovación y tecnología y compitan así con nuevos productos; en lo local pero con una mentalidad global.
Hay una percepción errónea que establece que el progreso de la empresa es para beneficio del propietario. El progreso es y debe ser para los propietarios, los trabajadores, los proveedores y los clientes. Debe ser integral para que la empresa subsista en el tiempo a través de la reinversión, la innovación, la capacitación y el empeño cotidiano y coordinado de todos sus miembros.
Para lograr que nuestra economía crezca, debemos garantizar que las empresas, y particularmente las Pymes, cuenten con el financiamiento, el capital necesario y la asesoría para crecer, permanecer en el mercado sustentablemente y escalar su tamaño.
Como empresarios, sabemos que trabajar para la creación y el crecimiento de más y mejores empresas competitivas para México, que favorezcan el desarrollo en las distintas regiones del país y que ofrezcan oportunidades para más mexicanos, es nuestra mejor contribución para construir un país más justo y próspero para todos.
