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Jaime García Chávez

07/08/2023 - 12:01 am

Santiago y Beatriz

Huelga decir que el Frente Amplio por México (FAM) navega a contracorriente y con el lastre histórico que tiene bien visualizado la ciudadanía en cada uno de los aspirantes, y no se diga del negro historial de los partidos que integran esta alianza electoral.

Santiago Creel y Beatriz Paredes.
“Cambiar a Xóchitl por Santiago o por Beatriz, se antoja una impericia política que por adelantado le garantizaría a este Frente, representativo de un pasado que deseamos superar los mexicanos, una derrota mayor de la que podamos imaginar ahora”. Fotos: Andrea Murcia y Gabriela Pérez Montiel, Cuartoscuro

Hay suficientes datos en el espacio público para conjeturar que en esta etapa el Frente Amplio por México (PAN, PRI y PRD) tendrá como competidores internos a la candidatura presidencial a Xóchitl Gálvez, Santiago Creel, Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid y Silvano Aureoles.

Las columnas políticas y la comentocracia mexicana pronostican que esta quintilla, en lo individual, alcanzará las 150 mil firmas que se requieren para trascender a la etapa subsecuente, a saber un ejercicio primario de elección, remoto de lo que serían unas auténticas elecciones primarias, precursoras de mecanismos más democráticos para escoger candidaturas y no quedar cautivos, únicamente, de las decisiones cupulares de los partidos, como ha sido hasta ahora la regla insuperable.

Huelga decir que el Frente Amplio por México (FAM) navega a contracorriente y con el lastre histórico que tiene bien visualizado la ciudadanía en cada uno de los aspirantes, y no se diga del negro historial de los partidos que integran esta alianza electoral.

La elección de 2018, que encumbró a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la república, aparte de ser el momento crucial para el despliegue de una hegemonía en marcha, sepultó el sistema de partidos que acompañó el largo periodo de la transición democrática, a partir de 1997, cuando el PRI perdió un poder clave como lo fue su mayoría en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

Morena también padece parte de esa crisis, pero ni remotamente en la magnitud que la sufren los tres partidos del FAM. El derrumbe del PRI era previsible desde hace mucho tiempo, y su circunstancia actual es reflejo de los altos costos que tuvo que pagar, luego de su larga estadía en el poder, en especial el pago de facturas por el nefasto y antipopular Gobierno de Enrique Peña Nieto.

El PAN, por una especie de fenómeno de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, también se encuentra en una crisis de estancamiento muy propio de un partido que surgió nutriéndose, únicamente, de los errores del PRI, como en tiempos muy tempranos lo pudo afirmar Daniel Cosío Villegas en su ensayo La crisis de México.

El PRD, abandonado por sus liderazgos principales, quedó entrampado irremediablemente en una corrupción y crisis de confianza que hoy no permite ubicarlo a la izquierda política. Es, a lo sumo, un partido satélite de nuevo tipo, porque ya no está orbitando alrededor de un partido en el poder, como antaño lo fue, por poner un único ejemplo, el Partido Popular Socialista respecto del PRI.

La miga esencial de esta entrega es escudriñar cómo el desenlace previsible de la candidatura frentista exhibirá a la vez la crisis de los partidos que animan esta iniciativa. Parece una obviedad afirmar que Xóchitl Gálvez se encumbrará a la candidatura y, de no ser así, habría una especie de marcha de la locura en la que los otros contendientes, básicamente Creel y Paredes, estarían labrando con mucha anticipación el fracaso mismo de un crecimiento opositor a la Cuatroté.

Ni uno ni la otra, a estas alturas, tienen con qué competir; y de ganar se les revertiría a todas luces el efecto que ahora ha logrado crear Xóchitl Gálvez en este proceso, no exento de un crecimiento mediático y parcialmente artificial.

En el caso de Santiago Creel, como candidato sería el adversario complementario de Morena. Sería el ejemplo vivo del conservadurismo del que tanto habla el Presidente de la República, porque en él se conjuga linaje, sentido de pertenencia a la oligarquía, antecedentes de corrupción durante el foxismo, en el que colaboró como Secretario de Gobernación, creyendo que tenía un camino pavimentado a la Presidencia, aparte de algunas otras sustancias que lo adoban.

A su vez, la tlaxcalteca Beatriz Paredes, más allá de sus discursos bien elaborados, que jamás honran ni la palabra ni el compromiso, es sinónimo del viejo PRI, de ese partido que tanto le dio, que también le restó oportunidades en su tiempo, pero que las que tuvo le sirvieron para construir el andamiaje por el que llegó a Gobernador de Chihuahua César Duarte. Hay historias imborrables.

Cambiar a Xóchitl por Santiago o por Beatriz, se antoja una impericia política que por adelantado le garantizaría a este Frente, representativo de un pasado que deseamos superar los mexicanos, una derrota mayor de la que podamos imaginar ahora. Y no lo digo para abonarle méritos a Xóchit Gálvez, de la que descreo por una razón superior, no siempre expuesta en los análisis: México no tiene porqué estar improvisando presidentes de la república en cada elección, con todo lo que esto significa para un mejor porvenir de la nación.

Para no ser excluyentes, pienso que de De la Madrid y Aureoles no tienen nada qué hacer en esto, por las pesadas lápidas que de antemano los mantiene sepultados.

Finalmente, no me queda duda que como estrategas, quienes están delante o detrás del FAM, carecen de esa cualidad que se llama sentido común.

03 agosto 2023

Jaime García Chávez
Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

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