“O los paramos a ellos, o ellos acaba con el Estado de México. Basta de corrupción”, dice el spot de Alejandro Encinas, candidato de la izquierda al gobierno del Estado de México. A la fase le precede la imagen de una muy guapa en sus veintipocos, a la que luego unas manos desnudan. Obvio que el video se refiere sin decirlo a la violencia contra las mujeres en esa entidad, que ha cobrado tantas o más vidas que en Ciudad Juárez.

Pues ya salió el video viral. Y viene del equipo de Luis Felipe Bravo Mena, nos dicen, que ha decidido que es buena idea golpear a la izquierda para ganar votos. El viral agrega: “Exhibir el cuerpo de una mujer como mercancía [y] utilizarlo como gancho para llamar la atención y solicitar un voto es indigno. Pero que lo haga un partido de izquierda es aberrante. En un spot, Encinas está contra la violencia hacia las mujeres y en otro, sus ‘genios’ asesores ejercen esa violencia. ¿Así es la izquierda mexicana?”

El equipo del candidato panista hace una apuesta peligrosa. Encinas puede ser una parte de la izquierda mexicana pero no es toda la izquierda. Las otras muchas izquierdas, a las que los panistas quieren conquistar, pueden sentirse aludidas… y aludidas.

El relanzamiento de la campaña de Bravo Mena no prende. Por los datos, pareciera que trae la mirilla desviada porque mientras el priista Eruviel Ávila se les escapa por un costado, el ex secretario particular de Felipe Calderón mantiene el golpeteo rabioso contra el candidato de PRT, PT y Convergencia.

Los golpes del PAN a Encinas suenan a un “si no gano yo, que tampoco gane el otro”… aunque gane el PRI.

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Nos dicen que la causa en contra de Jorge Hank Rhon va a crecer. A lo de acopio de armas le sumaron asociación delictuosa y viene una más: el asesinato, en 1988, del periodista mexicano Héctor Félix Miranda, El Gato Félix, codirector del semanario Zeta. Eso nos juran. La PGR se guarda la sorpresa.

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Una fuente afirma que la salida de Rafael Ochoa Guzmán como secretario general del Sindicato Nacional del Trabajadores de la Educación (SNTE) no fue por disputas con Elba Esther Gordillo Morales. Pero otra nos dice que el pleito existe y que irá más lejos.

Quien lo sustituye, Juan Díaz de la Torre, lleva la consigna sacar del sindicato a los leales a Ochoa Guzmán. ¡Imagínense la tarea! Será larga y ardua en un gremio que agrupa a 1.2 millones de trabajadores.

Ochoa lleva diez años al frente del sindicato. En ese tiempo, como es normal, armó un equipo grande por todo el país. La señora Gordillo Morales se las sabe de todas, todas; pero aún así operar la purga sin que se le salga de control puede complicarse.

Redacción/SinEmbargo

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