Economía

Los ahorros de Banxico irán a Pemex, dicen analistas, el cajón con miles de votos para el PRI

12/04/2016 - 11:53 am

Ayer, Banxico reportó un remanente de operación de 239 mil 093 millones de pesos en 2015, el cual será entregado al Gobierno federal. La SHCP descartó en su comunicado transferir una parte a las arcas de Pemex, pero analistas lo sugieren, tomando en cuenta que el propio Luis Videgaray Caso anunció con anterioridad un probable apoyo a la empresa. Pemex tiene un problema de liquidez y un adeudo por 147 mil millones de pesos. Expertos tienen tiempo advirtiéndole al Gobierno mexicano que el sindicato petrolero, en manos del Senador priista Carlos Romero Deschamps, está acabando con la petrolera.

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Ciudad de México, 12 de abril (SinEmbargo).– Luego de que el Banco de México (Banxico) presentó sus estados financieros del ejercicio fiscal de 2015 y determinó la transferencia de 239 mil 093 millones de pesos por concepto de remanentes a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), analistas y un funcionario del Gobierno federal afirmaron que una parte será transferida para apoyar a Petróleos Mexicanos (Pemex), actualmente en agonía no solo por la caída de los precios del petróleo, sino por la ineficiencia y corrupción en su administración.

“Una fracción de los fondos podría ser utilizado por el Gobierno federal para pagar los pagos atrasados ​​de Pemex a proveedores y pagar por adelantado otras deudas de la empresa”, de acuerdo con un alto funcionario de Pemex que habló a condición de anonimato para el Wall Street Journal. 

Pemex, cuyo sindicato petrolero vota por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), debe cubrir un adeudo por 147 mil millones de pesos con más de mil 300 proveedores.

Grupo Financiero Ve por Más no descartó que una tercera parte de los remanentes sean transferidos a la empresa que dirige José Antonio González Anaya. Y Alberto Ramos, economista de Goldman  Sachs Group en América Latina, dijo a Bloomberg que si eso lleva a una empresa más ágil, “pienso que es comprensible. Pemex necesita ajustarse a la realidad del nuevo precio del petróleo y la mayor competitividad en el sector”.

El pasado 20 de marzo, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) planteó que la estrategia que proponga el Gobierno federal para apoyar a Pemex debe fortalecer la capacidad financiera y reestructurar a la petrolera, así como erradicar la corrupción en su interior.

En días pasados, analistas en temas de economía consideraron la posibilidad de que un porcentaje de los remanentes, una vez en manos de Hacienda, fueran destinados a Pemex, a fin de contribuir en su capitalización. Anteriormente, el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, expuso que el Gobierno federal evaluaba inyectar capital a la empresa petrolera si presentaba un plan de mejora operativa y ahorro de costos.

DESTINO DE LOS REMANENTES 

Hacienda informó ayer en un comunicado que continuará evaluando los esquemas de capitalización a través de los cuales apoyará en el financiamiento de la empresa petrolera.

“El Gobierno Federal continúa analizando los instrumentos a su disposición para apoyar a Petróleos Mexicanos. Las características del referido apoyo serán dadas a conocer en los próximos días”, anunció.

La dependencia detalló que 167 mil millones de pesos, equivalentes al 70 por ciento del total de los remanentes, se destinarán a recomprar deuda existente del Gobierno federal y a disminuir el monto de colocación de deuda durante 2016.

Del 30 por ciento restante, 70 millones de pesos se destinarán a una aportación al Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios, y aproximadamente 1.7 millones de pesos (97 millones de dólares) se utilizarán para pagar aportaciones pendientes a organismos internacionales.

El apoyo del gobierno para Pemex, que el año pasado reportó una pérdida neta de 521 mil 607 millones de pesos en 2015 frente a los 263 mil 819 millones de pesos durante 2014, está condicionada a la aplicación de un plan de austeridad para contener el gasto, dijo el funcionario a Wall Street Journal.

La petrolera enfrenta un ajuste a su presupuesto por 100 mil millones de pesos –como parte del ajuste preventivo al gasto por 132 mil 300 millones de pesos– el cual aplica principalmente en su área de producción.

Para algunos analistas, la medida permitiría apoyar la confianza en las finanzas públicas del país, después de Moody’s Investors cambió la perspectiva de calificación de la deuda crediticia de México de estable a negativa por los bajos precios del petróleo y la debilidad del crecimiento económico. Los ingresos petroleros reportaron una caída de 354 mil 289 millones de pesos en 2015.

Por el momento, la calificación del país sigue en A3. En los próximos dos años, la calificadora evaluará los progresos realizados en la consolidación fiscal y los resultados del ajuste preventivo al gasto público por 132 mil 300 millones de pesos, y el adicional por 175 mil 100 millones de pesos.

Moody’s señaló que ante el “posible apoyo” del gobierno a la petrolera, que enfrenta un problema de liquidez, el impacto fiscal podría “elevar la deuda del Gobierno federal por encima del 40 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)”.

“Una combinación de la crisis de los precios del petróleo y el crecimiento más lento de lo esperado han socavado las perspectivas económicas”, expuso la calificadora.

Tanto Moody’s como Standard and Poor’s han reducido la calificación de Pemex a la baja este año destacando el desplome de los precios del petróleo.

El pasado 30 de marzo se anunció que Petróleos Mexicanos estaba analizando la posibilidad de colocar hasta 15 mil millones de pesos en deuda en el segundo trimestre del año como parte de su programa de financiamiento. En los primeros días de marzo, en el marco de su ajuste por 100 mil millones de pesos, colocó una deuda por 2 mil 250 millones de euros en dos bonos de referencia.

El programa de financiamiento de Pemex, además de considerar la emisión de bonos en el mercado de deuda, también utiliza la contratación de líneas de crédito sindicadas, líneas de crédito revolventes y financiamientos reestructurados.

Las emisiones de deuda se podrán realizar a partir de instrumentos a tasa variable, tasa fija nominal y tasa fija real, detalló Hacienda.

NÓMINA DE PEMEX DA VOTOS AL PRI

El CEESP dice que desde 2008 ya se mencionaba que la productividad de Pemex era una de las más bajas entre las empresas petroleras del mundo no resultaba en una mayor producción.
El CEESP dice que desde 2008 ya se mencionaba que la productividad de Pemex era una de las más bajas entre las empresas petroleras del mundo no resultaba en una mayor producción. Foto: Pemex.

De acuerdo con el último reporte, Petróleos Mexicanos tiene 153 mil 85 empleados y el pasivo laboral de la empresa por concepto de jubilaciones y pensiones fue por 186 mil 482 millones de pesos en 2015.

“Esos puestos de trabajo de Pemex son utilizados por el PRI para ganar las elecciones”, dice Francisco J. Monaldi, analista de política energética en América Latina para el Instituto Baker en la Universidad Rice.

Analistas tienen tiempo advirtiéndole al Gobierno mexicano que el sindicato petrolero, en manos del Senador priista Carlos Romero Deschamps, está acabando con la empresa. Romero Deschamps y su sindicato han servido como una gigantesca caja grande del Partido Revolucionario Institucional (PRI). En 1999-2000 se descubrió que desvió mil millones de pesos para la campaña de Francisco Labastida Ochoa a la presidencia; perdió ante Vicente Fox Quesada, quien perdonó al sindicato y lo hizo su aliado.

Algo similar hizo Felipe Calderón Hinojosa, quien sumó a sus sindicatos al Partido Acción Nacional (PAN) en un intento por ganarse esos votos.

Recientemente, la SHCP creó una especie de Fobaproa para pagar una parte del pasivo laboral de los trabajadores de Pemex. A ese fondo destinó 50 mil millones de pesos. El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), gremio liderado por el Senador Romero Deschamps, es el beneficiario.

El Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) fue creado en 1995 para rescatar a los bancos por alrededor de 552 mil millones de pesos.

El fondo viene de la Reforma Energética de 2014, en la que el Congreso instruyó al Gobierno para que asumiera parte de las pensiones y jubilaciones de Pemex en caso de lograr un acuerdo con el sindicato. El año pasado se acordó subir de 55 a 60 años la edad de jubilación para quienes tengan menos de 15 años en la empresa y sus nuevos empleados, desde 2016, aportarán a su retiro con un esquema tipo Afore.

Thomas Olney, del grupo internacional de consultoría de energía FGE, pintó un panorama sombrío al periodista Robert Grattan de CNS News en marzo pasado. “Las cosas no se ven positivas para Pemex en el corto plazo, con la caída de la producción y los costos de producción relativamente altos”, dijo. “La compañía tiene un historial pésimo en cuanto a la gestión de la producción, que disminuye en sus dos grandes campos [Ku-Maloob-Zaap y Cantarell]”.

Onley dijo que la compañía no colapsará porque su principal accionista es el Gobierno mexicano y sus bonos tienen un precio como “cuasi deuda soberana”, es decir, deuda de gobierno.

El pasado 20 de marzo, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) planteó que la estrategia que proponga el Gobierno federal para apoyar a Pemex debe fortalecer la capacidad financiera y reestructurar a la petrolera, así como erradicar la corrupción en su interior.

El organismo de investigación y análisis del sector privado mencionó que los precios del crudo, que se elevaron a partir de 2002 y que llegaron a un máximo de 102 dólares promedio por barril en 2012, solo escondieron el desequilibro estructural que la empresa petrolera mexicana había iniciado tiempo atrás.

Dijo que desde 2008 ya se mencionaba que la productividad de Pemex era una de las más bajas entre las empresas petroleras del mundo.

El CEESP destacó que en los últimos años la producción de la empresa petrolera se redujo de 3.38 millones de barriles por día a 2.27 millones diarios, lo cual contrasta con la plantilla laboral que en los últimos años se incrementó 4.2 por ciento.

¿QUIÉN ES ROMERO DESCHAMPS?

Luis Videgaray, titular de Hacienda, y el Senador y líder petrolero, Carlos Romero Deschamps. Foto: Cuartoscuro.
Luis Videgaray, titular de Hacienda, y el Senador y líder petrolero, Carlos Romero Deschamps. Foto: Cuartoscuro.

El pasado 8 de diciembre, el Presidente Enrique Peña Nieto se tomó un selfie con el líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Romero Deschamps, uno de los mayores símbolos de corrupción en el país. Actual Senador del PRI, Romero fue acusado y encontrado culpable, aunque nunca condenado, por el desvío de mil millones de pesos de la empresa mexicana para apoyar la campaña de Francisco Labastida Ochoa.

El líder petrolero ha sido protegido por el PRI desde siempre. En la actualidad tiene fuero gracias a que, sin votos, recibió un escaño en el Senado de la República. Sus hijos han protagonizado escándalos durante años pero la familia Romero nunca ha sido investigada ni si quiera durante el período en el que gobernó Acción Nacional (PAN).

Apenas fue nombrado Senador, Romero Deschamps fue motivo de escándalo cuando su hija difundió fotos en aviones privados y con sus perros haciendo turismo de lujo por todo el mundo. Su hijo tiene propiedades en Estados Unidos y es conocido que conduce un Ferrari Enzo de edición limitada.

A Romero Deschamps, se le ve con frecuencia en el restaurante The Palm, en Polanco, donde una comida individual con entradas, plato fuerte y bebidas puede costar hasta tres mil pesos; o la cantina Cuchilleros, a una calle del nuevo edificio del Senado, donde ordena whisky. Adueña casas y embarcaciones en México y Estados Unidos. En abril, cuando se discutía el Sistema Nacional Anticorrupción, el Senador por el PRI se recreaba con un catálogo de yates, al lado de su compañero Gerardo Sánchez.

Mientras, las enfermedades de Pemex, provocadas por la negligencia de sus altos directivos y por la muy reciente caída de los precios del crudo tienen a la otrora gran empresa de América Latina al borde del colapso. No es algo para el futuro: es para hoy. La consecuencia inmediata es que el Gobierno mexicano, que depende de su dinero para operar –los ingresos tributarios no compensan–, también se está apretando el cuello.

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