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Jorge Alberto Gudiño Hernández

12/12/2020 - 12:05 am

Argumentos y posturas

Un estudiante universitario a cuya familia (mamá, papá y hermano) les dio COVID. Él ha estado en su cuarto para no contagiarse. Por suerte, salió negativo en la prueba. Así que aprovechará para irse el viernes a Acapulco con varios amigos.

Personas con cubrebocas caminan por las calles de la Ciudad de México.
“Más aún, dentro de las coincidencias: todos aseguran haber tenido el cuidado suficiente para no contagiarse”. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

Estamos en medio de un nuevo pico de la pandemia. Los contagios se disparan y, al menos en la Ciudad de México, la ocupación hospitalaria ha aumentado de manera preocupante. A ello se suma que, a lo largo de casi todo este año, nos hemos enterado de muchas formas y gracias a diversas fuentes que lo más seguro es no salir, salvo que sea necesario. La siguiente lista, no exhaustiva, muestra argumentos que han llegado hasta mí, ya sea de manera directa, ya referidos por otros, incluso leídos. Todos tienen en común varias cosas: son reales, pertenecen a personas que no necesitaban salir, quienes los dijeron están convencidos de la existencia y gravedad del bicho y son personas privilegiadas en un sentido, incluso, incómodo (universitarios, clases altas, sin obligaciones laborales para salir de casa y con acceso a atención médica privada). En otras palabras, no son fanáticos que aseguran que el virus forma parte de una conspiración para controlarnos e, insisto, bien podrían quedarse en casa.

-Una familia de tres generaciones que cada fin de semana van a un restaurante a comer porque el patriarca no puede resistir el encierro. Eso sí, van a restaurantes con salones privados para que no haya riesgo.

-Una mexicana que trabaja en una gran empresa de tecnología en Estados Unidos. Los días que sale a centros comerciales y aprovecha para comer en los puestos de comida rápida, se sorprende de que estén llenos, en su mayoría por mexicanos que quién sabe qué hacen ahí.

-Un estudiante universitario a cuya familia (mamá, papá y hermano) les dio COVID. Él ha estado en su cuarto para no contagiarse. Por suerte, salió negativo en la prueba. Así que aprovechará para irse el viernes a Acapulco con varios amigos.

-Los amigos del sujeto anterior que irán con él a Acapulco pese a que ha estado encerrado dos semanas en una casa con tres enfermos.

-Un famoso abogado que sale porque necesita aire libre. Son muchos ya los meses de encierro y de no ver a nadie. La verdad es que a él sí le hace mucha falta estar con la gente.

-Dos parejas de profesionistas que juntan a sus hijos todas las tardes. Sólo son ellos, en serio, salvo cuando se les une una vecina o los primos de una de ellas.

-El CEO que organizó una comida con todos los directivos de su empresa en su propia casa. En la invitación les dijo que podrían no ir si no se sentían seguros. Evidentemente, fueron todos.

-El joven médico que trabaja en un hospital COVID y todos los días sale al parque a pasear a sus perros. Los lleva sin correa y es congruente, él tampoco usa cubrebocas.

-Los tres colegas que se reunieron para una cena de fin de año en un bar porque ya hacía falta, llevan mucho encerrados y demás. Eso sí, se quejaron porque cerraron el local temprano dadas las restricciones.

-El padre de cuatro hijos, tres de ellos adolescentes, que sale porque sus hijos salen y ya ni modo.

-El consultor de negocios energéticos que ya ha ido con su hijo de primaria varias veces a cortarse el pelo porque le incomoda y no se puede peinar bien. Eso sí, hace meses que no tiene reuniones virtuales ni físicas. Todo su trabajo en el hojas de cálculo.

-Cierto intelectual que ha viajado varias veces porque ya tenía comprados los boletos y ni modo de desperdiciarlos.

-Cada uno de los asistentes a una boda para la que se pidió que fueran con cubrebocas.

Como los anteriores, abundan los ejemplos. De nuevo: todos saben que el virus existe y que es peligroso, todos se han cansado de escuchar que lo mejor es confinarse si no hay necesidad de salir, muchos podrían quedarse en casa pues sus trabajos se los permiten, todos encuentran argumentos para no hacerlo, convenciéndose de que su necesidad de salir es más importante que cualquier otra cosa. Más aún, dentro de las coincidencias: todos aseguran haber tenido el cuidado suficiente para no contagiarse. También han expresado alguna clase de preocupación al ver el aumento de casos, de hospitalizados, de muertos. Es decir, saben lo que hacen y los riesgos que corren. Quizá por eso, sólo por eso, sean quienes peor actúan.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

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