Por Pablo Ramírez*

La crisis de la mala calidad del aire en nuestro país se agudiza y las contingencias invernales llegan para demostrarnos que las políticas que se han adoptado, tanto a nivel federal como estatal, han sido insuficientes para enfrentar este problema de salud ambiental, que la Organización Mundial de la Salud ya clasifica como uno de los más graves a nivel global.

Basta decir que en nuestro país más del 90 por ciento de la población respira aire contaminado y más de 17 mil personas mueren cada año por causas relacionadas con la contaminación del aire y que 1 de cada 10 personas que pierde la vida es menor a 5 años.

Esta temporada invernal ha destapado -una vez más- la urgente necesidad de tomar medidas contundentes para mejorar el aire que respiramos y recordarnos que la crisis de la contaminación del aire no es exclusiva de las grandes ciudades, sino que se extiende a otros estados que antes no la padecían: Aguascalientes, Tamaulipas, Baja California Norte, Puebla, Nuevo León, Jalisco, así como el Estado de México, los cuales han tenido niveles muy altos de contaminación en estas fechas.

En lugares como la Zona Metropolitana del Valle de Toluca no ha habido un sólo día con aire limpio en dos años, de acuerdo con el PROAIRE 2018-2032 del Estado de México dado a conocer recientemente. La relevancia de estos documentos radica en que plasman las estrategias del Gobierno para reducir la contaminación del aire y ayudan a orquestar la política de calidad del aire de las entidades con la federal; pero más importante es que estos planes se lleven a cabo; tenemos que pasar del plan a la acción, algo que en cuestión medioambiental y, particularmente hablando de calidad del aire, ha quedado pendiente.

Nuestro país requiere medidas radicales para atacar la contaminación en el aire, ocasionada principalmente por la quema de combustibles en el sector transporte y el Estado de México puede contribuir a ello por la gran relevancia a nivel nacional que le dan su extensión geográfica, número de habitantes así como sus procesos de urbanización e industrialización.

Debemos cambiar la manera en que nos movemos en las ciudades, se tiene que desarrollar infraestructura para transporte público y no motorizado, así como peatonal para generar alternativas seguras y viables para que la población pueda trasladarse en la ciudad y con esto disminuir la quema de combustibles fósiles, en tanto que esto no se materialice, las soluciones a la mala calidad del aire serán paliativos que a corto plazo resultarán insuficientes.

*Pablo Ramírez es responsable de los temas de calidad del aire de la campaña Revolución Urbana de Greenpeace México

www.greenpeace.org.mx

Facebook: Greenpeace México

Twitter: @greenpeacemx

Instagram: @greenpeacemx

Greenpeace

https://www.sinembargo.mx/author/greenpeace

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

#EnVivo ¬ #LosPeriodistas ¬ El IECM protege al Cártel Inmobiliario ¬ Las transas de “Alito”