Hormigas invasoras

14/09/2014 - 12:01 am

Cuando hablamos de pérdida de recursos biológicos y de biodiversidad nos imaginamos que la contaminación y las emisiones de gases a la atmósfera son los principales responsables; sin embargo, casi nadie sabe que la invasión por especies exóticas es la segunda causa de pérdida de biodiversidad, sólo después de la destrucción de hábitat. Entonces resulta muy importante considerar a las especies invasoras como un problema serio del cual todos los ciudadanos deberíamos estar informados para evitar su propagación. Recientemente las especies animales y vegetales aumentan sus rangos de distribución por la acción del hombre, ya sea voluntaria, cuando llevamos cultivos, plantas ornamentales o animales domésticos de un continente a otro, o involuntaria, cuando las especies viajan como “polizones” en barcos, aviones, trenes, dentro de frutas, dentro de cajas, entre otros. Por esta razón, en las fronteras entre países existen agentes especializados que regularmente revisan la mercancía que entra para asegurarse de que está libre de especies indeseables. No obstante, muchas veces esta labor es completamente inalcanzable dado el nivel de comercio y movilidad que existe. Por ejemplo, tan sólo en el aeropuerto de Los Ángeles se ha cuantificado que en una semana entran alrededor de 2 mil 600 kilogramos de frutas y animales de contrabando, por lo que la mayoría de los esfuerzos, aún en países con una política consciente sobre especies invasoras, resultan muy sobrepasados. En México no existe tal política y solamente en tiempos muy recientes se ha comenzando a plantear la problemática que esperemos desemboque en acciones contundentes que impidan la propagación de nuevas especies, así como la entrada de nuevas.

Un caso sorprendente de invasión es la pequeñita argentina invasora Linepithema humile de la familia Formicidae, conocida mundialmente como hormiga argentina. Originaria de la provincia de Buenos Aires, esta especie fue dispersada por todo el mundo a principios del siglo XX en cargamentos de barcos mercantiles. Uno podría pensar que una hormiguita más en cualquier sitio no tendría ningún efecto; sin embargo, estos superorganismos son increíblemente voraces, acaban con todos los animales que se le ponen en frente,  incluyendo pequeños reptiles y aves, y al mismo tiempo compiten con las hormigas nativas y terminan por acabarlas. Esta situación ha tenido repercusiones insospechadas en las zonas mediterráneas de California, donde un gran número de plantas depende para su dispersión de las hormigas nativas, pues éstas eran las encargadas de llevar las semillas de las plantas a colonizar nuevos ambientes y mantener sus poblaciones. Las hormigas argentinas además son de un tamaño mucho menor, incluso menores que muchas semillas, pues sólo miden 2.5 milímetros, y por lo tanto no pueden cargar y mucho menos dispersar las semillas que antiguamente movían las hormigas nativas. De tal suerte que algunas especies se quedaron sin dispersores.

Actualmente las hormigas argentinas están en todos los continentes excepto Antártica y tienen una distribución impresionante: en Europa, una sola colonia se expande por 6 mil kilómetros en la costa Mediterránea, mientras que otra colonia abarca 900 kilómetros en la costa de California. Científicos de varios países intentan descifrar el por qué de su éxito. Al parecer, su buen desarrollo depredador tiene que ver con que forman colonias poligínicas; es decir, que una sola colonia tiene varias reinas que colaboran, y no sólo eso, sino que cuando se establece contacto entre dos colonias no hay competencia, sino que se reconocen como iguales y se funden en una megacolonia. De tal manera que todas las nuevas colonias de avance, forman parte de la colonia original, y cuando entran en contacto se vuelven una colonia mayor que va depredando todo a su paso, como si fuera una mancha de mercurio que se va expandiendo por el planeta. Incluso esto llega a un extremo insospechado, pues los investigadores han encontrado que si se pone en contacto a hormigas de California con hormigas de Europa o Japón, éstas se reconocen y empiezan a colaborar como si hubieran sido criadas en el mismo hormiguero. Se piensa que esto sucede porque las hormigas que fueron dispersadas por todo el mundo probablemente estaban muy cercanamente emparentadas, lo que se conoce como el efecto fundador, las fundadoras de todas las colonias proceden del mismo lugar.

En México, felizmente, existen pocos registros de L. humile en Baja California Norte, Distrito Federal y Guanajuato, pero habría que poner particular cuidado en la zona de Baja California, pues es en los ecosistemas mediterráneos donde se ha visto que causa mayores estragos, y dado que somos vecinos de California, es muy probable que la invasión se extienda a México en el corto plazo. Desafortunadamente no son la única especie que está invadiendo el mundo, son cientos de éstas y es difícil cuantificar sus daños, pero teniendo conocimiento de su existencia y problemática podemos aminorar sus efectos. Si bien la detección de todas las especies exóticas que entran a México es imposible, sí deberíamos tener un mayor control de la aduana y sobre todo un monitoreo de las especies exóticas que ya se sabe son problemáticas en otras partes del mundo y que se han reportado en nuestro país.

*Una versión anterior fue publicada en La Jornada Michoacán.

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas