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“Acabaremos la pandemia con esta vacuna”, afirma cofundador de BioNTech; “tendrá un efecto dramático”, dice

15/11/2020 - 1:46 pm

Los creadores de BNT162b2 esperan que garantice una inmunidad de al menos un año.

Ciudad de México, 15 de noviembre (RT).- El inmunólogo alemán Ugur Sahin, cofundador y director ejecutivo de BioNTech, asegura que la vacuna contra la COVID-19 desarrollada por su empresa en colaboración con la farmacéutica estadounidense Pfizer puede asestar “un golpe en la cabeza” a la pandemia y poner fin a la crisis del coronavirus.

“Si la pregunta es si podemos acabar con esta pandemia con esta vacuna, entonces mi respuesta es: sí, porque creo que incluso la protección sólo contra infecciones sintomáticas tendrá un efecto dramático”, indicó el experto una entrevista en línea con el diario británico The Guardian.

EXPECTATIVAS OPTIMISTAS

Pfizer y BioNTech comunicaron el pasado 9 de noviembre que un análisis temprano del ensayo de su vacuna experimental contra la COVID-19 BNT162b2 mostró una eficacia superior al 90 por ciento en voluntarios sin infección previa. Las compañías, que planean ofrecer unos 50 millones de dosis de su vacuna a todo el mundo a finales de 2020 y 1 mil 300 millones de dosis en 2021, recalcan que hasta ahora no se han encontrado con problemas serios relacionados con la seguridad.

Pfizer y BioNTech comunicaron el pasado 9 de noviembre que un análisis temprano del ensayo de su vacuna experimental contra la COVID-19 BNT162b2 mostró una eficacia superior al 90 por ciento en voluntarios sin infección previa. Foto: Ronald Wittek, EFE/EPA

Según Sahin, antes de que se anunciaran los resultados de la prueba, no estaba seguro de si su vacuna desencadenaría una respuesta inmune lo suficientemente fuerte. Sin embargo, el éxito del fármaco le lleva a creer que BNT162b2 no sólo podrá evitar que las personas infectadas desarrollen enfermedades graves, sino también la transmisión del virus en sí.

Los desarrolladores esperan que los pacientes que reciben la vacuna —que requiere dos dosis inyectados en el brazo con tres semanas de intervalo— sean inmunes al coronavirus durante al menos un año.

No obstante, aún quedan por aclarar una serie de interrogantes y detalles no especificados. Según Sahin, “algunas preguntas cruciales” sobre la eficacia y la seguridad de BNT162b2 “serán respondidas en las próximas semanas y meses”. Por ejemplo, la información sobre si la vacuna ofrece diferentes niveles de protección por grupo de edad se espera “en unas tres semanas”.

Mientras tanto, establecer con certeza si la vacuna puede detener las infecciones asintomáticas podría llevar hasta un año, admitió el inmunólogo alemán. Pfizer y BioNTech no proporcionaron información sobre la existencia, frecuencia o gravedad de los efectos secundarios, ni mencionaron los resultados de los ensayos entre los grupos en riesgo, como personas de la tercera edad o con inmunodeficiencia.

ALGUNOS PROS Y CONTRAS

La vacuna de Pfizer y BioNTech cuenta con dos movimientos defensivos que, según Sahin, están tan bien perfeccionados que “el virus no puede defenderse” ante ellas. BNT162b2 ataca la COVID-19 en dos etapas: primero impide que “penetre” en el organismo, pero incluso si lo consigue, “las células tipo T lo golpean en la cabeza y lo eliminan”.

Además, BNT162b2 está desarrollada sobre la base del ARN mensajero (ARNm), una novedosa metodología que acorta el proceso de producción en casi tres meses, en comparación con las vacunas convencionales, que toman información genética de un virus y la cultivan en las células humanas, explicó Sahin. Este método también se utiliza en la vacuna de la empresa estadounidense de biotecnología Moderna.

Sin embargo, precisamente de esta tecnología innovadora se deriva la principal desventaja de la vacuna: el material genético del que se elabora necesita especiales condiciones de almacenamiento y transporte que requieren esfuerzos considerables y coordinados.

El medicamento tiene que estar congelado a temperaturas de menos 70 grados centígrados y sólo se puede descongelar hasta cinco días antes de su aplicación. Esto significa que para garantizar la administración de dosis a todos sus ciudadanos los países deberán contar con un sistema de producción, almacenamiento y transporte de ultracongelación.

Esta particularidad representa un enorme reto para muchos países, incluido México. A pesar de que el país latinoamericano ya tiene firmada una carta de intención con las farmacéuticas, la necesidad de contar con una red de ultracongelación ha provocado que la Administración de Andrés Manuel López Obrador se encuentre revisando la viabilidad de adquirir el fármaco, una situación que ya ha sido advertida por la Organización Mundial de Salud.

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