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Rubí Celia Ramírez Núñez

16/10/2022 - 12:02 am

Maestra muralista

En el acto de creación, manifiesto de sabernos vivos, urge la posibilidad de expandir la inasibilidad de nuestro solitario pensar. El arte nos inculca pasiones o, ¿será que son las artes las que toman nuestras pasiones? En el valle del muralismo a cien años de distancia su historicidad sigue contando sus días, le sigue acompañado […]

Ramírez, R. (2022). Taller de la muralista Patricia Quijano [Archivo]. Magdalena Contreras, Ciudad de México.
En el acto de creación, manifiesto de sabernos vivos, urge la posibilidad de expandir la inasibilidad de nuestro solitario pensar. El arte nos inculca pasiones o, ¿será que son las artes las que toman nuestras pasiones? En el valle del muralismo a cien años de distancia su historicidad sigue contando sus días, le sigue acompañado la investigación que examina vértices y recovecos de su virtuosismo para interpretar desde otras aristas el pasado y presente. El muralismo como postura social y política además de concederle un lugar incólume en la plástica mexicana y del mundo a partir de su nacimiento, a lo largo de este año se han desdoblado nuevas “poliangularidades” para el análisis: desde la reivindicación de la invisibilización histórica de grandes maestras muralistas, de la reproducción de viejos hábitos selectivos por género e instrucción, hasta los retos técnicos y conceptuales actuales.

Como he planteado anteriormente, la historia oral acciona la canilla de una fuente inagotable para la investigación contemporánea de las y los actores que no se limita solamente al tiempo presente, sino que puede transcurrir a lo largo de distintas épocas desde la mirada en retrospectiva de personalidades con las que nos relacionamos en la cotidianeidad o en ámbitos profesionales. El pasado 3 de septiembre del año en curso, la maestra muralista Patricia de los Ángeles Quijano Ferrer[i] me abrió las puertas de su casa en la colonia San Bernabé de la alcaldía Magdalena Contreras para realizar una relatoría de vida[ii] derivado del interés que despertó su participación en el último foro de muralistas en el Centro Nacional de las Artes.

“[…] al arte hay que aprender a disfrutarlo, desde otros lugares, no todo es el discurso como tal, sino también el gozo por la energía que genera la propia pintura, la pintura es energía, los colores, las formas, como ser más simbólica.” (Quijano Ferrer, 2022).

I

Integrante de una generación de jóvenes artistas de la Escuela Nacional de Pintura y Grabado “La Esmeralda” todavía ubicada en el Ex convento de la Merced a principios de la década de los ochenta, tenía ante sus ojos un Centro Histórico en franco crecimiento desorganizado y de galopante movilidad entre otros aspectos, por los grandes movimientos migratorios. Alentada por su profesor Guadalupe Santos, la vida nocturna de los escasos salones de baile, bares clandestinos y las prácticas de campamento que la escuela le otorgaba a los mejores promedios para recorrer distintas rutas del país, le dieron los primeros bocetos impregnados de mexicanidad al mismo tiempo que descubría la camaradería entre sus compañeros.

La muralista no fue ajena a lo que he llamado “estigma del creador de arte”, primero obtuvo una licenciatura en Psicología educativa para lograr la aprobación de sus padres antes de dedicación del todo a la enseñanza, que de forma significativa ambas disciplinas se conjugaron más adelante para desarrollar asertivamente el trabajo comunitario.

En su último año en “La Esmeralda” su profesor y pintor Arturo Estrada que formara parte del grupo de “Los Fridos”, obtiene su jubilación y por un breve periodo la asignatura de muralismo quedó en suspenso. Con el apoyo de Lorenzo Guerrero logran que el muralista Arnold Belkin[iii] tome la materia, no sin antes terminar los muros de la UAM-Iztapalapa, oportunamente son sus alumnos quienes lo ayudan a finalizar la obra.

A lo largo del tiempo compartido con el maestro Belkin, además del trabajo colaborativo en siete murales, las preguntas sobre los prejuicios sociales y encasillamiento a “la esfera privada” de mujeres muralistas comienzan a surgir. La influencia de su tutor y compañero fue definitiva en la construcción de nuevas perspectivas conceptuales y técnicas, en 1972 Belkin desarrolla el primer mural de gran formato en el barrio Hell’s Kitchen de Manhattan, Nueva York, “Against Domestic Colonialism”, trabajo comunitario contra la gentrificación y con la intención de rescatar espacios públicos, “[…] fueron intentos reales y serios de traer recuerdos valiosos de la comunidad de migrantes […] de recuperar historia valiosa de la comunidad chicana […]”. (Quijano Ferrer, 2022).

El proyecto que presentó para obtener el título de licenciada en pintura por “La Esmeralda” del INBAL en 1999 es de absoluta relevancia para la investigación sobre las mujeres en el arte público de este país, de entrada por ser el primer trabajo que documenta a las muralistas y segundo, su tesis es un profundo análisis de género sobre la invisibilización sistémica, que incluso la propia academia ralentizó el curso natural del proceso para titularse por “considerar salirse de los estándares” en vísperas del siglo XXI. De forma inédita, incorpora las entrevistas a las muralistas Bertha Taracena, Fanny Rabel, Teresa Morán y Maris Bustamante después de una revisión del libro Inventario del Muralismo Mexicano de Orlando S. Suárez (1972), cabe señalar que una de las influencias directas para su proyecto de investigación fue la maestra Leticia López Orozco del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, siendo la primera catedrática en manifestar la necesidad de explorar el tema de las mujeres muralistas en México. (Quijano Ferrer, 1999, pp. 159-171).

II

La maestra Quijano como docente por 17 años en la otrora Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) ahora Facultad de Artes y Diseño de la UNAM de 1992 a 2009, buscó ampliar el espectro de la historia del muralismo más allá de los clásicos para la cátedra Investigación visual I y II Pintura Mural del octavo semestre de la licenciatura en Artes Visuales. La propuesta de modificación que presenta en 2007 se centró en la producción de murales especializada con una perspectiva sobre la monumentalidad, de integración plástica y a la arquitectura, de estudio sobre el espacio y entorno donde se realizarían las obras con la técnica idónea para cada tipo de lugar, ya que a lo largo de los años le fue más claro que el programa contaba con escaza capacidad para generar propuestas de vigencia actual que respondieran a la problemática contemporánea y de realización con factura plástica profesional de diseño y técnica. La finalidad pedagógica sugirió un esquema de herramientas y elementos concretos para impulsar al alumno a formar una altura visual y que le permitieran poner a prueba sus aptitudes analíticas y sintéticas, propias de la investigación para reflexionar sobre el mural como concepto “supraordinario”, pensar el arte público con facultad innovadora a partir de la historia universal, pasado y presente, una suerte de experimentación con elementos filosóficos con intencionalidad para abarcar problemas de relevancia, la globalización, marginación, usos y costumbres y presentes a través de las 150 técnicas de muralismo. (Quijano Ferrer, 2022).

La metodología en la obra colaborativa de la maestra Quijano se desarrolla de forma cíclica, primero escribe el guion y busca las técnicas de creatividad que le permitan derribar barreras: “[…] Mi técnica es escribir, primero escribes el guion, y ya que lo escribieron, mezclas el guion de todos, sobre todo porque hay que quitar el ego, y entonces hacerle sentir a la gente que el espacio es de todos y que el resultado es de todos. Después les pido hacer dibujos por conceptos, por ejemplo ¿cómo se imaginan que es el miedo? Siempre les pido que desechen la primera idea que les llega a la cabeza […] No tiene que ser figurativo, puede ser con líneas, con rayas, porque a veces ni siquiera es cuestión de tanta figuración. […] El trabajo se teje, no debe haber barreras, no hay integración cuando solo hay suma de una imagen con otra, esto ocasiona distracciones y olvidos. Lo más riesgoso en el arte publicó es caer en simplezas, y no debe haber censura. […] Yo no censuro a la gente que trabaja en cuanto a contenidos, temáticas nada, porque, yo creo que el arte es crear espacios de libertad y vivirlos. […] Hay formas de representar los conceptos con formas sencillas, debe haber conciliación entre ideas, de acomodar armónicamente, son pequeños entendimientos de formas para unir, todas las ideas se mezclan […] Durante el proceso se trata de pegar, tirar líneas de composición, exaltar algunas cosas, ya es jugar con el movimiento, con la importancia, porque lógicamente, de acuerdo a los conceptos más importantes se pondrán en lugares que se vea, digamos lo que se llaman los puntos de atención. […] Lo que quieres que sea más pesado anímicamente, por eso no importa que trabaje gente que no sepa, tú puedes organizar las cosas de tal manera que todos puedan participar […] pero tu te das cuenta desde el principio quien puede resolver o quien puede hacer cosas más sencillas, ¡ahí está el colmillo! […].” En su experiencia, en la realización de mural colaborativo hay un propósito claro y honesto de llegar a la gente, de enseñar que todos pueden realizarlo incluso de las personas que se autoexcluyen del proyecto bajo la premisa de sentirse incapaces de participar, pero hay un riesgo latente de una práctica ya añeja: utilizar a la comunidad como un foro de “auto lucimiento”, con un guion preestablecido que impone ideas y en muchas veces es la misma de siempre desarrollada con la misma técnica y estilo. (Quijano Ferrer, 2022).

III

En realidad lo he escuchado pocas veces, siempre hay un interlocutor que los presenta ante el aforo como “el maestro muralista”, “maestro”, “doctor” aunque algunos ni lo sean genuinamente. La primera vez que escuché la frase “un verdadero muralista no es solo lo que pinta” fue en el mercado Jamaica, me conmovió, no lo olvidé, pero no pasé de la primera capa reflexiva. En efecto nunca había escuchado a una mujer presentarse como tal, la maestra Quijano dice: “Soy muralista […] Siempre he dicho que para ser artista hay que ser muy terco, y yo soy muy terca, entonces pese a muchas veces sentirte solo, denostado, no valorado, eh… es tanta tu necesidad de amor a lo que estás haciendo, que lo rebasas y no te importa, al final a mí no me importa que me aplaudan, no me importa que me digan ¡wow! Qué bien lo haces, ¡no me importa! te lo juro, a mi lo que me hace vibrar, vivir plenamente mi vocación, es esto que te estoy platicando, lograr, compartir con alguien ya sea un proceso, o ya sea una obra, porque yo no soy mucho una artista de exponer en galerías, no me gusta […].” La maestra no busca que le rindan pleitesía, con 20 obras individuales y 20 colaborativas en entornos sumamente significativos, bibliotecas, mercados, universidades, museos, centros de reclusión para mujeres, apenas hace algunas semanas inauguró “El Muro del Mundo”, panel “Tlazolteotl: Fuerza creadora de lo No-Tejido” junto a su colega Judy Baca en esta ocasión en Los Ángeles, California, ella es del todo muralista.

Este año muy significativo para el muralismo mexicano, a todas luces es parte medular para las artes nacionales, incluso se abrieron las puertas del Palacio de Bellas Artes para la realización del 2do Congreso Internacional del Muralismo, convocado por las dependencias de gobierno de cultura, Lotería Nacional y el grupo Movimiento Muralistas Mexicanos (MMM), entre muchos otros foros realizados para conmemorar, la investigación se vigorizó. Este segundo congreso mostró experiencias de las y los latinoamericanos influenciados por México, cubanos, argentinos, chilenos y bolivianos, entre algunos otros expertos en el rubro no escatimaron al externar su agradecimiento a los organizadores arriba mencionados. No hay duda que el MMM conoce la ruta, las cifras y cuentan con una amplia agenda de contactos, pese a ello el discurso de los connacionales transita por los lugares más clásicos, la reflexión suena a reproducción de disertación in extenso sobre el trabajo comunitario y de los pueblos originarios, pero ¿es esto real? Valdría mucho la pena conocer a profundidad su trabajo en el espacio público, aprender más sobre sus procesos y de su comunicación en la sociedad y la operación en el sistema social, como se produce y reproduce el sistema y entorno (Giddens, 1984)[iv], ya que por el momento la percepción es que se trata de un grupo replicando viejos hábitos selectivos. La historia nos ha enseñado que de eso se aprende muy poco, casi nada.

 

  • [i] Para conocer más sobre la metodología y técnica muralística ver Quijano Ferrer, P. A. (1999). Autorretrato: La obra mural de Patricia Quijano [Tesis de licenciatura]. Escuela Nacional de Pintura y Grabado La Esmeralda, Ciudad de México.
  • [ii] Quijano Ferrer, P. A. (2022). Historia de vida / Entrevistada por Rubí Ramírez.
  • [iii] Para conocer la obra del muralista Arnold Belkin ver Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. (noviembre-diciembre 1991). Arnold Belkin. Obra Mural 1960-1990. ITESM: Estado de México.
  • [iv] Giddens, A. (1984). La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la estructuración. Amorrortu editores: Buenos Aires.

Rubí Celia Ramírez Núñez
Politóloga y Maestra en Gobierno y Asuntos Públicos por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Apoyo en la Coordinación de Investigación del Instituto Mora. Explora las líneas de investigación de espacio público, ciudadanía e instituciones de gobiernos locales. Sus publicaciones “El grafiti, un nuevo muralismo” y “Nuevos muralistas exhiben el coraje del personal de salud”, en la Revista Bicentenario, son resultado del acercamiento a los actores sociales contemporáneos en cultura a través de la historia oral.

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