Aunque ha habido muchas experiencias de gobierno dividido en México desde finales de los ochenta, todavía faltaba una experiencia similar en el Distrito Federal. Este año nos va a tocar, en el escenario de gobernabilidad tan complejo que es raro verlo desde la Italia de la posguerra.
De 1948 a mediados de los noventa del siglo pasado había dos grandes partidos en Italia, cada uno con alrededor de 40% del electorado: el demócrata cristiano y el comunista. El segundo era el mayor partido comunista en Europa occidental, siendo su objetivo derrocar al estado burgués. Esto implicaba que no era posible establecer una coalición de gobierno con la extrema izquierda.
Consecuencia de lo anterior fue que los demócrata-cristianos tuvieron que formar coaliciones de gobierno con el resto de los partidos, que tenían no más del 5% de apoyo. Gracias a ello las coaliciones duraban en promedio menos de un año. Cabe recordar que hablamos de un régimen parlamentario, donde los gobiernos cuentan con el apoyo mayoritario de la cámara baja del parlamento para sobrevivir.
Este escenario extremo es el que enfrentará Miguel Mancera durante la segunda mitad de su mandato. Morena tiene la primera minoría en el pleno de la Asamblea Legislativa, con 22 asientos. Le sigue el PRD, que en realidad es una coalición con el PT y el Panal, con 21. El PAN cuenta con 10 diputados. Le sigue el PRI con 7, el PVEM y el PES con 2 cada uno y el MC y PH con uno respectivamente.
Sin considerar el escenario viable de que un grupo de legisladores del PRD, PT o MC pasen a Morena, ningún partido tiene la mayoría absoluta, que serían 34 diputados de 66. Gracias a ello Mancera deberá apoyarse en una coalición de partidos que será más inestable conforme se acerque 2018. Morena no colaborará con un partido que desea tirar del Gobierno del Distrito Federal y va a poner todo su empeño en cooptar el número de diputados que necesite para pasar de 22 a 34 asientos.
¿Cuáles son los escenarios de coalición, considerando lo demás constante?
Primera coalición: PRD + PRI + PVEM + PES + MC + PH, sumando 34 asientos. Si bien el apoyo del PRI y sus aliados (PVEM, PES y los diputados del Panal que se encuentran en la coalición electoral con el PRD) puede dar estabilidad, sólo le daría a los amarillos 32 asientos. Los dos de MC y PH abren a demasiados actores con pocos incentivos para colaborar.
Segunda coalición: PRD + PRI + PAN, sumando 38 asientos. Esta coalición puede ser poco viable en el escenario de una cooptación grande de perredistas a Morena.
Tercera Coalición: PRD + PRI + PAN + PVEM + PES, sumando 42 asientos. Hablamos aquí de los partidos que tienen que perder con el avance de Morena. Aun cuando el PRD sufra defecciones en sus filas hasta de 8 miembros, los demás partidos pueden cubrir las pérdidas. La pregunta sería: ¿a cambio de qué los partidos estarían dispuestos a colaborar?
Aun cuando se logre una coalición amplia para gobernar, la conducción de las sesiones será tortuosa y muy complicada. Lo peor: la ALDF está regida por el marco normativo más arcaico del país. Incluso algunas instituciones y procedimientos literalmente no han sido modificados desde el siglo XIX. Impulsar una reforma adecuada necesitará casi forzosamente incluir a Morena en algunos de los arreglos si se desea que haya sesiones.
La tarea para pactar condiciones mínimas de gobernabilidad para los últimos años de Mancera debió haber empezado el 8 de junio.
