Hábitat

¿Dónde está Irma Galindo?

La amenazaron de muerte por defender al bosque; desapareció en medio de la ciudad

17/11/2021 - 1:00 pm

La activista Irma Galindo Barrios fue vista por última vez el pasado 27 de octubre en la Ciudad de México. Organizaciones sociales han demandado a las autoridades una investigación rápida e independiente que garantice su aparición con vida.

Ciudad de México, 17 de noviembre (SinEmbargo).– Irma Galindo Barrios, una indígena mixteca de 41 años, defensora de los bosques en Oaxaca, activismo que le valió amenazas de muerte y distintas represalias, fue vista por última vez el 27 de octubre en la Ciudad de México.

Galindo Barrios había acudido a la capital del país para asistir a la Junta de Gobierno del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. No obstante, nunca llegó. La Fiscalía General de Justicia de Oaxaca determinó que fue vista por última vez en la estación del Metro de Barranca del Muerto.

Ese mismo día, la defensora de bosques publicó en su perfil de Facebook que dos días antes había intentado ingresar a la conferencia de prensa del Presidente Andrés Manuel López Obrador para exponer la situación de su comunidad y pedirle ayuda para resolver el conflicto que vive su pueblo.

“El Gobierno del estado lleva más de dos años aplicando estrategias que me hacen más vulnerable y a los habitantes defensores de Ndoyonuyuji, Mier y Terán y Ndoyonuyuji”, denunció en su publicación. 

La Red Nacional de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos en México ha consignado que desde 2018 Irma Galindo Barrios ha enfrentado intimidación por parte de servidores públicos, así como hostigamiento, persecución, campañas de difamación y amenazas de muerte a raíz de su defensa de los bosques en el municipio de San Esteban Atatlahuca.

La organización de derechos humanos denunció que pese a estos antecedentes su caso fue calificado por parte del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas como “ordinario”, lo que significa que “puede esperar” y que “su vida no corre peligro”.

Esta agrupación al igual que otras que velan por la defensa de los derechos humanos han demandado a las autoridades una investigación rápida e independiente que garantice la aparición con vida de la defensora.

El caso ha tenido una cobertura internacional e encluso la cadena Univisión reportó que el nombre de Irma Galindo apareció en algunos carteles en las protestas de Glasgow, donde se celebró recientemente la Cumbre del Clima, en la que 105 países se comprometieron a detener y revertir la pérdida de bosques y degradación del suelo al 2030.

Irma Galindo Barrios ha recibido amenazas por su activismo en defensa de los bosques. Foto: Facebook.

CUATRO AÑOS DE AMENAZAS Y DENUNCIAS

 “(Fui a) denunciar ante la Profepa, o la Semarnat, incluso fui a la Conafor a denunciar la tala clandestina. ¿Por qué creía que era clandestina? Por que la estaban haciendo de noche, estaban bajando de noche camiones todos los días”, denunció en diciembre de 2020 Irma Galindo al canal de YouTube La Voz de la Justicia.

En esa ocasión dio cuenta de cómo se había ganado el odio de los taladores furtivos e incluso de su propia familia. La situación se agravó cuando el 10 de noviembre de 2019 un comando incendió su casa, lo que la obligó a dejar el país.

“Tuve que salir del país, me refugié en otro país con la ayuda de un colectivo que me sacó, pero me di cuenta que las cosas seguían iguales, seguían peores”, relató.

Irma es llamada por sus compañeros como “La Princesa Mononoke Mixteca”, debido a que tenaz y férrea lucha y defensa de los bosque en San Esteban Atatlahuaca, en la Mixteca Oaxaqueña. Además de defensora, es artesana y curandera tradicional.

“Trabajaba en un proyecto de rescate y preservación de su cultura, incluyendo su lengua materna, el mixteca; su trabajo incluía el rescate de danzas prehispánicas”, informó en 2019 la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo Defensa de la Tierra y el Territorio (APIIDTT).

La Red Nacional de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos en México indicó, en tanto, que el activismo de Galindo Barrios inició en noviembre de 2017 cuando fue electa como regidora suplente de cultura, cargo del que fue destituida por su oposición a la tala del bosque en San Esteban Atatlahuca, y por denunciar a las autoridades que “invertían más en la compra de alcohol que en cultura”.

Ya en 2018, Irma comenzó a denunciar la existencia de un aserradero que se estaba destruyendo en el bosque con permisos de autoridades federales y la aceptación de las autoridades locales y comunitarias, según la misma información. Fue por ello que presentó una denuncia ante la Semarnat, sin que se atendiera su reclamo.

Ese mismo año también presentó una queja ante la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) en Tlaxiaco por actos de intimidación cometidos por servidores públicos en su contra. 

En octubre de 2019, Irma denunció hostigamiento y persecución en su contra por parte del presidente municipal Heriberto Nicanor Alvaro Galindo y del comisariado Crescenciano Sandoval Quiroz.

Un mes después fue cuando su casa fue incendiada. La Red señala que en la misma fecha fueron incendiadas alrededor de 10 casas más de su comunidad, hechos por los cuales se responsabilizó de tales hechos al presidente municipal y a las autoridades comunitarias.

Fotografía compartida por la hermana de la ambientalista en Facebook, sobre la quema de su casa. Foto: Especial.

No obstante, Irma Galindo regresó al país para continuar con la defensa de los bosques. “Volví porque yo no tengo porqué esconderme, no estoy haciendo nada malo, estoy defendiendo un bosque que beneficia a nuestras comunidades”, comentó a La Voz de la Justicia.

En su última publicación en Facebook señaló que no han servido los más de 20 diálogos que representantes de su causa han tenido con las autoridades de Oaxaca por lo cual buscó llevar su denuncia ante el Presidente López Obrador.

La desaparición de Irma Galindo se da en un contexto en el que el año pasado al menos 18 personas defensoras del medio ambiente fueron asesinadas, además de registrarse 65 ataques y 90 agresiones, según datos del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA).

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