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Redacción/SinEmbargo

20/04/2019 - 6:35 am

Cuando fui a ‘la mañanera’ / La justicia republicana / Afectación a la tercera edad

Hace poco más de una semana, el periodista Jorge Ramos se presentó en una de las conferencias de prensa del Presidente Andrés Manuel López Obrador con el fin de cuestionarlo acerca de su estrategia de seguridad; sin embargo, el comunicador fue duramente criticado en redes sociales por supuestamente referirse al tabasqueño de una forma altanera e irrespetuoso.

Cuando fui a ‘la mañanera’
Hace poco más de una semana, el periodista Jorge Ramos se presentó en una de las conferencias de prensa del Presidente Andrés Manuel López Obrador con el fin de cuestionarlo acerca de su estrategia de seguridad; sin embargo, el comunicador fue duramente criticado en redes sociales por supuestamente referirse al tabasqueño de una forma altanera e irrespetuoso; al respecto, en Reforma, el periodista Jorge Ramos, escribe que: “¿cómo cuestionas al Presidente? En México, de frente. Si algo ha cambiado el Presidente Andrés Manuel López Obrador en el país es que da la cara. AMLO, como lo conocen, es el único Presidente del mundo que realiza una conferencia de prensa diaria. Y ahí, por más de una hora, responde preguntas de periodistas -sin ningún tipo de censura o restricción- e impone su agenda en el ciclo noticioso del día. Por eso fui a “la mañanera”. Para mí es difícil de entender cómo otros periodistas en México, particularmente los que critican a AMLO, no aprovechan esa oportunidad. Esto hubiera sido impensable con cualquier otro Presidente mexicano. Solo basta ir. Creo que el problema más grave de México es que siguen asesinando a muchísima gente. Más de 128 mil personas murieron en el gobierno de Enrique Peña Nieto y 104 mil en el de Felipe Calderón. Así que hice mi tarea. Busqué los datos oficiales -del propio gobierno de AMLO- y me di cuenta que el 2019 podría convertirse en el año más violento en la historia moderna de México. Y con esos datos -8,524 mexicanos asesinados en diciembre, enero y febrero- me fui a la conferencia de prensa […] Levanté la mano, llegó mi turno y pregunté. ¿Qué va a hacer a corto plazo para detener los asesinatos? […] Aclaración: no podemos culpar a AMLO de la terrible situación de criminalidad que le dejaron los dos gobiernos anteriores. Pero tampoco podemos aceptar la versión oficial de que ya hay resultados y que las cosas están mejorando. ¿O habrá que esperar años a que empiece a funcionar la Guardia Nacional? Ese es el problema de fondo. El más importante. Por eso me tomó por sorpresa que el debate político y en redes sociales se centrara en la manera en que cuestioné al Presidente. Mis datos no coincidían con los suyos. Y se lo dije. Le mencioné también que los periodistas nunca revelamos nuestras fuentes -como él lo había solicitado al diario Reforma- y lo cuestioné sobre sus silencios ante Donald Trump. Eso es todo. Y no fue una falta de respeto. En todo momento le llamé “señor Presidente”. Pero mi trabajo es preguntar. Y, reconozco, tuve absoluta libertad para hacer mis preguntas. Mi propósito era tener una conversación con AMLO; no esperar varios minutos por cada respuesta. Es una cuestión de estilo periodístico; es más natural y genera más información […] Y si acompañé al Presidente en la tarima, para ver una pantalla con sus cifras de homicidios, es porque él lo permitió. Incluso hasta compartimos micrófono. Hasta ahí todo estuvo bien. Luego, algo pasó. Días después AMLO alabó a los periodistas “prudentes” y advirtió: ‘Si ustedes se pasan, ya saben lo que les sucede’. Pero los mejores reporteros que conozco no son prudentes, suelen desobedecer y, ante los ojos de los gobernantes, se pasan […] Una parte importante del ejercicio democrático es estar en desacuerdo con los gobernantes. Y debatir con ellos sin que pase nada (aunque te masacren en las redes). Todos, creo, le podemos bajar dos rayitas. Cuestionar a un Presidente cuando sus sumas y restas no salen -o cuando le pide a un diario violar la ética periodística- no es pasarse, ni excederse, ni ser un rebelde sin causa. Eso es, simplemente, periodismo”.

La justicia republicana
En Milenio, el columnista Liébano Sáenz, escribe que: “la justicia es tarea fundamental del Estado. Es un concepto amplio, filosófico y ético, que no solo se refiere a los procedimientos formales, sino a lo que atañe a la vida cotidiana en sus diversas expresiones. La justicia va asociada a la equidad y en ciertos sentidos a la igualdad. Hay un sentimiento social compartido de lo justo y lo injusto; sin embargo, como tarea de gobierno, ésta solo puede tener una expresión: la legal. Para la persona o para un colectivo, puede haber diferencias entre lo legal y lo justo; no así para la autoridad. Para ésta, la única vía hacia la justicia es la ley. No hay dilema posible, mucho menos razón para privilegiar la justicia sobre la legalidad […] El anhelo de justicia es real, pero si se particulariza su sentido o se ideologiza, se corre el riesgo de desvirtuar el interés general. Es principio general de la seguridad jurídica que los particulares no puedan invocar para el incumplimiento de la norma, desuso, desconocimiento o práctica en contrario; con mayor razón las autoridades deben cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ésta emanan, como implica el juramento de toda autoridad republicana. Tal compromiso no es un ritual vacío, tampoco es una obligación que se cumple solo en la medida de lo deseable o de lo posible […] Hacer valer la ley no significa reprimir en el sentido simple de la expresión. Al contrario, no hacer valer la ley abre la puerta a la arbitrariedad y deja expuesta a la sociedad ante el infractor o quien incurre en acciones delictivas, como fue el caso de una parte del movimiento magisterial en Michoacán, que interrumpió el servicio público ferroviario como una medida de presión ante las autoridades locales. Situación análoga se ha presentado con otra vertiente de esa fracción sindical, pero de Oaxaca. Su beligerancia y determinación ha impedido el desarrollo normal de las sesiones de la Cámara de Diputados. El gobierno ha hecho bien en no caer en la provocación, pero es un error ceder en hacer valer la ley, en no asegurar el trabajo normal de los poderes públicos y particularmente, en conceder razón en el fondo y modo a esa parte del magisterio, didáctica perniciosa porque muestra el camino con el que se tiene éxito ante las actuales autoridades. En la República, donde gobiernan instituciones, para la justicia no hay otro camino que la ley. Por eso la Constitución concede al gobierno el derecho de iniciativa para modificar las leyes y la propia Carta Magna, pero no otorga espacio alguno para suspender la legalidad. La obligación es clara y contundente: el gobierno y su mayoría legislativa no pueden invocar la justicia para desentenderse de la ley, por eso deberían dejar en claro que el cumplimiento con la ley es garantía de todos y base insustituible para la convivencia democrática”.

Afectación a la tercera edad
En El Universal, su Editorial, asegura que: “la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) acaba de revelar que enfrenta complicaciones para dar continuidad al programa “65 y más” del gobierno anterior y hacer llegar su dinero a las casi 800 mil personas de la tercera edad consideradas en el mismo. Y es que a la mayor parte de ellos se les ha intentado contactar vía telefónica, apoyándose en bases de datos antiguas, las cuales en su mayor parte y como es de suponer, ya han sufrido modificaciones en el tiempo. Y es que para mayor complejidad, hace poco se informó que los beneficiarios del programa serán divididos en cuatro modalidades para hacerles llegar su dinero: a quienes sean derechohabientes del IMSS o del ISSSTE a través de su pensión; a través de la tarjeta de Sedesol para quienes fueron afiliados por esa secretaría; por medio de la tarjeta rosa repartida por el gobierno anterior de la Ciudad de México y, finalmente, mediante la tarjeta Bienestar, de nueva creación por la administración actual. Es debido a esta migración que las autoridades han explicado el retraso en el reparto de los fondos. Como se recordará, el programa de ayuda económica a los adultos mayores comenzó en la Ciudad de México como cumplimiento de promesa de campaña del propio Andrés Manuel López Obrador, cuando éste contendió por la jefatura de gobierno de la capital, y cuya victoria electoral se debió precisamente al apoyo en urnas que recibió por parte de la gente de la tercera edad. Fue tal el impacto de este programa —criticado igualmente en su momento como “populista” por sus opositores—, que posteriormente fue retomado y copiado por el gobierno federal para ofrecerlo a nivel nacional. Asombra saber que de ese universo de adultos mayores incluidos en el citado programa, sólo en poco más de 300 casos se constató la defunción del titular, lo que a primera vista constituye una cifra bastante baja si se considera el total de usuarios inscritos en todo el país en el “65 y más”. Ahora, las dificultades que están surgiendo para hacer la entrega de recursos evidencian que se tiene que hacer un buen censo de beneficiarios, labor que supuestamente deberían estar haciendo los coordinadores regionales del nuevo gobierno de la Cuarta Transformación —los célebres superdelegados-“.

De huidas y rupturas
En Reforma, el escritor Jorge Volpi, escribe que: “dos lecturas para estos días. Primero, la saga de los Monge: tres generaciones de hombres con este apellido, narradas por Emiliano, hijo y nieto de prófugos que busca entender, así, su propia estirpe y su propia voluntad de huida. ¿Son las familias una cadena donde, queriéndolo o no, todos repetimos las decisiones u obsesiones de nuestros ancestros como eslabones atenazados a una idea o a una marca? ¿Somos clones que, sin darnos cuenta, integramos una suerte de continuidad familiar a la que los antiguos llamaban destino? ¿O podemos escapar de la serie tratando de entenderla, como intenta hacerlo Emiliano Monge en No contar todo? […] En segundo lugar, la larga, amarga, azarosa ruptura de dos amantes: una aproximación al amor en los tiempos de las redes sociales de la mano de Patricio Pron, el escritor argentino afincado en Madrid que ganó este año el Premio Alfaguara. Si Monge se centra en la estructura vertical de la sociedad, con Mañana tendremos otros nombres Pron se aproxima a su horizontalidad, a esa ardua construcción de las relaciones personales en nuestro tiempo marcado por la fragilidad y la liquidez de los afectos […] ¿Cómo amar, amar realmente, en este desbarajuste inasible e irrefrenable? Lo mejor de Mañana tendremos otros nombres -que a la postre no renuncia a ser una novela de amor romántico- son las respuestas intermitentes, sus personajes a la deriva, sus agudas meditaciones sobre nuestra nueva inestabilidad amorosa”.

Cena fifi
En el diario Reforma, su columna de trascendidos Templo Mayor, asegura que: “muchas cosas han cambiado con la ‘Cuarta Transformación’, pero algo que aparentemente sigue igual es la lista de restaurantes preferidos de la clase política mexicana. Al menos en el caso de la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, y sus compañeros de partido y senadores Napoleón Gómez Urrutia y Armando Guadiana, así como del coordinador de los diputados de ese partido, Mario Delgado. A los cuatro los vieron cenando en el restaurante francés Au Pied de Cochon, en donde el ticket promedio es de entre mil y mil 100 pesos (sin contar vinos y licores) y no hay que preocuparse por cortar la sobremesa, pues abre las 24 horas. ¿De qué habrán estado hablando tan dignos representantes de la 4T mientras decidían si pedir la emblemática sopa de cebolla, los escargots de Borgoña o la pata de cerdo rellena de foie gras… del combate a la pobreza alimentaria en México, quizás? Es pregunta ‘magni-fifi-que'”.

El silencio en torno a Odebrecht
En El Universal, su columna de trascendidos Bajo Reserva, asegura que: “el trágico final de Alan García, expresidente de Perú, señalado en investigaciones por corrupción de la constructora brasileña Odebrecht, reactiva el recuerdo en el Senado sobre las conexiones de esta red de actos ilegales contra el erario. Ante ello, no sólo es la Fiscalía General de la República la que no ha dado señales de avance; tampoco la Cámara Alta, bajo el dominio de Morena, ha emprendido siquiera algún exhorto, pese a que combatir la corrupción es, en el discurso, la prioridad del partido dominante. Es la oposición, de manera señalada el PAN y MC, quienes exigen informes sobre el caso al Fiscal General, Alejandro Gertz Manero, mientras la mayoría de izquierda exalta el combate al huachicol.”

Informe Tlahuelilpan
En Milenio, su columna de trascendidos Trascendió, asegura que: “en cuestión de días o semanas por fin la Fiscalía General de la República, que encabeza Alejandro Gertz Manero, dará a conocer un informe pormenorizado sobre la investigación que se inició sobre la tragedia en Tlahuelilpan, Hidalgo, que dejó más de un centenar de personas muertas hace tres meses. En oficinas federales comentan que hace un par de semanas el funcionario pidió cancelar de última hora una conferencia sobre el tema, porque desea que no quede ni un cabo suelto y se informe con precisión cómo ocurrió la explosión y quiénes están detrás de estos sucesos”.

Los todopoderosos
En el Excélsior, su columna de trascendidos, Frentes Políticos, asegura que: “para estar acorde con los tiempos, los senadores Rogelio Israel Zamora, del Partido Verde, y Emilio Álvarez Icaza, independiente, se sintieron con la suficiente autoridad para poner un alto a la huelga en la Universidad Autónoma Metropolitana e hicieron un llamado a la Secretaría del Trabajo, a fin de que refuerce las acciones que faciliten la construcción de acuerdos. Los legisladores urgieron a que se llegue a una resolución entre el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma de México y la rectoría. Y hasta recordaron que se han cumplido más de dos meses sin clases y que el trimestre está en riesgo de perderse. Como si no nos hubiéramos dado cuenta. Los 53 mil 900 estudiantes de esa universidad les agradecen. ¿Mañana ya a clases?”.

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