Economía
Preparación de tamales.

Los tamales, que han salvado del hambre al mexicano, los ayudan ahora a sobrevivir la crisis en EU

23/12/2020 - 10:59 pm

Margarita Montañez, de 73 años, cumplió con la promesa que le hizo al personal de salud del hospital donde fue atendida por la COVID-19 que padeció: se recuperó y le preparó 800 tamales.

Ciudad de México, 23 de diciembre (SinEmbargo).– Doña Margarita Montañez tiene 73 años, seis hijos y 12 nietos. Superó la COVID-19 gracias a la dedicación del personal médico del Cedars-Sinai en Los Ángeles, California.

–Les traeré tamales en Navidad –dijo al personal cuando salió. Estaba conmovida. Estuvo 20 días con un ventilador. Le salvaron la vida.

Cayó enferma en abril y fue dada de alta ocho meses después. No olvidó su promesa: preparó 800 tamales para el personal del hospital.

“Pensé que nunca iba a ver a mi mamá otra vez”, dijo la hija a Canal 5 de Los Ángeles. “Cada año prepara tamales, pero esta vez es fueron para el hospital. Desde que salió, estuvo diciendo que quería llevárselo al personal”. Y doña Margarita lo hizo.

Los tamales son una industria en California. Los mexicanos o mexicoamericanos los tienen en gran estima. Pero en el desempleo se han convertido, para muchos, en una tabla de salvación.

Hoy The New York Times Magazine publica un amplio reportaje titulado: “Es la temporada alta de tamales en Los Ángeles”. Con un sumario agrega: “Este año se cancelan las tamaladas grandes, pero muchas de las tamaleras de la ciudad siguen adelante porque los tamales, junto con las culturas y microeconomías que sustentan, son esenciales”.

Tejal Rao, crítica de restaurantes y columnista, narra un episodio conmovedor en una prisión californiana:

“Para comprender cuán profundamente recorre California la cultura del tamal, hay que saber por qué Enrique Zaragoza y sus compañeros de celda juntaron bolsas de Chili Cheese Fritos [una marca de botana] de la comisaría de la prisión estatal Centinela. Los trituraron en un polvo suave y rico y luego fueron hidratados para formar un puré granulado. Estos Fritos se convirtieron en masa. Con un trozo de plástico, los hombres lo presionaron y enrollaron alrededor de un paquete de bocadillos de chilorio Cheddar y La Chata, y cocinaron tamales de cerdo improvisados de contrabando para celebrar las fiestas en sus celdas”.

Zaragoza le dijo a Tejal Rao: “Fue la comida lo que nos hizo volver a nosotros mismos”.

“La bola de masa mesoamericana, hecha con masa de maíz nixtamalizada y una variedad de rellenos, existe desde hace miles de años. Llamado tamalli del náhuatl, un idioma hablado por los pueblos indígenas en México y América Central, todavía se lo conoce en su singular como tamal o tamale [como se dice en Estados Unidos]”, cuenta la crítica.

“Puede ser una fuente de delicias, comodidad, conexión cultural o de ingresos, pero el tamal no es un monolito y no existe una forma única y correcta de prepararlo. Esto es más tangible durante estas vacaciones, cuando los cocineros toman pedidos de sus especialidades en Instagram; los restaurantes colocan letreros escritos a mano para recorridos limitados y las mujeres cargan refrigeradores por las calles, los estacionan en los mostradores de las tiendas de comestibles afuera de las iglesias y cerca de las paradas de autobús”, narra la periodista.

El reportaje de The New York Times Magazine dice que este año, después de que miles de trabajadores de restaurantes de la ciudad perdieran sus trabajos, muchos recurrieron a envolver tamales en casa con sus familias para venderlos por las mañanas junto con bebidas a base de maíz: atole sin azúcar y champurrado, más dulce, de color chocolate.

Los tamales en México han salvado a miles del hambre durante años y años. Y parece que en Estados Unidos también.

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