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Julieta Cardona

26/08/2017 - 12:04 am

Luna nueva

Entonces hoy la luna me trajo a esta casa que tiene un par de autos abandonados en el mero centro del jardín.

Entonces hoy la luna me trajo a esta casa que tiene un par de autos abandonados en el mero centro del jardín. Foto: Julieta Cardona

amo el mar. cuando sea más grande, quiero vivir bien cerquita de él y prender un fuego cada tanto. pero bueno, tenía tantas ganas de meterme en las entrañas de algún lugar, que después de caminar los atardeceres con las olas quebrándose en mis pies, terminé en Alice Springs; dicen que esta ciudad es el corazón de Australia. que porque es desierto, que porque tiene los colores del calor, que porque late en medio,

que porque los que andan por aquí se pierden entre las montañas, que porque hay cuervos que cantan desafinados, que porque hay un montón de caminos que son como arterias que se adentran en los matorrales, que porque tiene huecos que son cunas donde puedes echarte por horas a ver las estrellas muertas y las que van de paso. que porque, sobre todo, arde.

y que porque si le soplas con todas tus fuerzas a los restos de un árbol cenizo no creerías lo impasible. que porque si escuchas de cerquita, el eco no se pierde en las brechas por donde pasan los ríos en primavera, que porque, sobre todo, si te tiendes en el suelo, la tierra te perdona.

bueno, en este corazón de piedra roja me agarró el eclipse, acá era de madrugada y mi sueño bien liviano. pelé los ojos, salté de la cama, preparé un té y salí con urgencia. en tremenda hora incómoda me aventé al suelo y quién sabe cuánto rato me quedé ahí, quietecita.

luego volví directo al espejo. no fue ninguna epifanía, ya venía haciendo alarde: agarré las tijeras y corté un buen cacho y después otros más: me rapé a la mierda.

entonces hoy la luna me trajo a esta casa que tiene un par de autos abandonados en el mero centro del jardín, es de un hombre viejo que deja correr los beats sudafricanos todas las noches. y, a decir verdad, aunque lo diga no creo que no extrañe el lugar donde nació. el caso es que pocos prenden fuegos acá en este corazón arenisco porque dicen que el frío de los últimos días del invierno no es para tanto.

el caso es que si ven humo salir de una chimenea acá en el necio carmesí de esta tierra yukurpa, somos nosotros que lo prendimos para que se nos consuman los pedazos malsanos que quedan después de la luna nueva.

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