Ciudad de México, 26 de septiembre (SinEmbargo).- Los productores de Cantinflas, la película protagonizada por el español Oscar Jaenada, quien borda el personaje que honra la figura del capo cómico más importante de México, respiran con los pulmones abiertos a la esperanza.
Los números les dan positivo y el tremendo esfuerzo que implica sacar adelante una producción de semejante envergadura, con un elenco que incluye a 95 actores, muchos ellos de primer nivel, se ha visto recompensado en la taquilla.
El público ha dicho sí al filme que, hasta el momento ha reunido 1 millón 403 mil asistentes, que se traduce en 59 millones 519 mil 183 pesos, una cifra que lo coloca como el segundo mejor estreno mexicano en la historia, por detrás de No se aceptan devoluciones, de Eugenio Derbez, que el año pasado reunió 148 millones 873 mil pesos en la semana de su estreno.
Cantinflas se ubica encima de Maze Runner, correr o morir, churro estadounidense que en dos semanas de exhibición recaudó 1 millón 578 mil 097 pesos.
“Estamos muy contentos, ha sido una semana fantástica, que han dado unos números muy bonitos”, dice el productor Vidal Cantú en entrevista con SinEmbargo, mostrándose el primer gratamente sorprendido “porque a la gente le está gustando mucho la película”.
“Cuando haces un proyecto como este, lo que más importa es que la gente lo reciba bien y la taquilla es una expresión de eso, de que la gente está interesada en verla. Para mí como productor, Cantinflas es una especie de hijo y lo que espero es que le vaya bien en la vida”, afirma.
LA CRÍTICA NO ES UNÁNIME
Frente al legítimo entusiasmo del director y a la aprobación del público que no deja de ir a las salas a ver el filme de Sebastián del Amo, convocado por su elogiada ópera prima El fantástico mundo de Juan Orol, protagonizada por Roberto Sosa, se opone la visión de la crítica nacional que ha sido en su mayor parte negativa.
“He visto de todo y no toda la crítica fue negativa. Sin embargo, todo el mundo tiene derecho a opinar y es un privilegio en el país que vivimos tener libertad de expresión”, dice Cantú.
“Me encantaría que todo el mundo amara la película de la misma manera que amé hacerla y lo cierto es que si te metes a las redes sociales y buscas la opinión directa de la gente que sale del cine después de verla, son muy positivas y también es importante meterlas a la ecuación”, reclama.
Para Saúl Montoro, analista de cine de mucha trayectoria en nuestro país, lo mejor de Cantinflas es la actuación de Oscar Jaenada.
“No puedo imaginar a un actor mexicano que pueda superar al trabajo realizado” por el español que también tuviera en el pasado la responsabilidad de encarnar al mítico cantaor flamenco Camarón de la Isla, dice Montoro.
“La película necesitaba a un actor y no a un imitador para conseguir la dualidad de aquel que no podía separar al personaje del hombre en la vida diaria, pero también es ahí donde hace que la película caiga en el conformismo del espectador promedio al dejar caer todo el peso del filme en los hombros de Jaenada, quien, por extraordinaria que sea su interpretación, simplemente no puede hacernos olvidar la serie de imprecisiones en las que cae Sebastian del Amo”, afirma el crítico.
“Cantinflas es una película que tiene todo para triunfar más fuera de México que aquí. Le apuesta más al mito que a la realidad y por ese lado cumple con su cometido al presentar a un Cantinflas que resultó mejor ser humano en la película que en la vida real”, precisa Saúl, en una apreciación más que acertada si se piensa que la Academia del Cine mexicano no tardó en postularla para las candidaturas al Oscar.
“Resulta aterrador pensar que las generaciones que no conocen a Cantinflas se queden con la versión mártir del carpero y no pretendan profundizar en la vida del actor que fue parte de un todo y no el eje en el que giraban actores, realizadores y productores del cine nacional como pretende Del Amo manejar al personaje”, concluye.
“Lejos está Cantinflas de asomarse a los rincones oscuros, de sacar los trapos sucios y desmitificar al personaje de la mítica gabardina. De adentrarse en las profundidades de Mario Moreno, de perfilar al hombre desvinculado de su creación artística y de sus debilidades políticas y humanas. De eso también se tratan las biografías o… ¿Cómo la ven, Chatos?”, se pregunta y pregunta la periodista Rosalina Piñera, conductora de CineCongreso.
Para el joven crítico de Letras Libres, Manuel Cruz, no hay conexión narrativa y “las historias podrán ser reales, pero no creíbles.
“Del Amo y sus productores intentan salvar el vacío dramático con un ambicioso diseño de producción y música instrumental asociable con cualquier superproducción hollywoodense, pero todos los trucos del mundo jamás pueden rescatar la ausencia de un relato interesante”, afirma.
En la misma línea se ubica el periodista y crítico de cine Gerardo Gil Ballesteros, para el que “Sebastián del Amo pierde la oportunidad de analizar un personaje rico en la historia del cine en México. Es sí la biografía de Cantinflas, pero de Cantinflas show. A pesar de esto resulta una película de efectivo consumo masivo, ideal para una audiencia acrítica. Hay que reconocer que es una película entretenida”, concede.
LES HUBIERA VALIDO HACER UN DOCUMENTAL
Fernando Bañuelos, conocido hombre de cine y responsable de Homocinefilus.com, considera “desastrosa” la película de Sebastián del Amo.
“Deslumbra con su estética, pero desfallece por su temática”, afirma Bañuelos, para quien el filme “más parece un muestrario folclórico, turístico y anecdótico del peladito, que un intento serio por abordar a un elemento de la cultura popular mexicana que como reza el epitafio que el mismo dictó: “parece que se ha ido, pero no es cierto”.
“A Sebastián del Amo, director de la relumbrosa película Cantinflas y a su ligero guionista Edui Tijerina, se les escapa el principal elemento ideológico que podría darle trascendencia histórica a su mamotreto de imágenes bellas, excelentes ambientes y anécdotas hollywoodianas: en ningún momento del proceso creativo se plantearon la posibilidad de abordar a Cantinflas como un traidor de su clase, a un tránsfuga de su condición de desclasado, que de atentar y retar al poder, se convirtió en un cómico que representaba a personajes incrustados en la clase media y en el sistema y que como Mario Moreno le encantaba detentar el poder político y legitimarlo”, es la impresión lapidaria de Bañuelos.
Vidal Cantú, en su calidad de productor y de gran impulsor del proyecto, ve en Cantinflas a un portador de la esencia mexicana, lo que en cierto punto y sin quererlo claro confirma los apuntes de Homocinefilus.com
¿Se retrató a un héroe nacional, a un prócer inmaculado, o a un personaje con claros oscuros y los oscuros muy oscuros?
“Creo que la película refleja el sueño de los latinos en general. Se trata de una historia verdadera. En más de un 90 %, cada dato sobre la vida de Cantinflas que aparece en el filme es absolutamente verificable”, explica Vidal Cantú.
“Es una película biográfica donde puedes ver que un mexicano empieza de abajo haciendo lo que él amó y descubrió que era su talento, con lo que tiene un éxito total alrededor del mundo que lo llevó a convivir con presidentes e incluso a dormir en la Casa Blanca”, sigue el productor.
“Esa historia de alguien que persigue sus sueños y los logra es algo muy emotiva y sin duda universal, por eso creo que la gente está yendo a verla”, concluye.
