Entre licenciados te veas

27/09/2013 - 12:01 am

–       Amigooooooo
–       ¿Qué tal amigo?
–       ¿Cómo estás?, tanto gusto.
–       Mira amigo, te presento al Sub Director de Jurídico.
–       Un gusto licenciado.
–       Al contrario, el gusto es mío licenciado.
–       ¿Qué tal el trabajo?
–       Bien, muy bien, lic., atendido unos asuntos, ya sabes.
–       Me dio gusto verte Javier. Estamos en contacto.

Un olor inmundo me llega de la calle. ¿Siempre es así?, le pregunto a la mujer que está a mi lado. Me responde que no, que sólo a ratos y en las mañanas. La he estado importunando con preguntas durante una hora. Ella viene a denunciar un robo a casa habitación. No es la primera vez que acude al Ministerio Público. En cambio yo estoy asombrada. Mi inaugural incursión en el complejo mundo de la burocracia del emepé.

El emepé al que fui a levantar mi denuncia por robo de celular es un edificio sin mayor chiste ubicado en la colonia Roma, en la esquina de Medellín y Álvaro Obregón. Una pequeña sala con cuatro sillas de plástico negro, dos mostradores y cinco licenciados tras sus respectivas sillas. Una secretaria muy malhumorada y un joven con peinado estrambótico que va y viene a la copiadora. Tres agentes de la PGR, gorditos y armados. Ah, y claro, los detenidos están en la parte de atrás. Los separa un delgado muro con un aviso precario hecho en computadora: FAVOR DE NO CRUZAR ESTE PUNTO. Vaya, se respiran las condiciones de alta seguridad.

Afuera convive la mafia de las copias –tres pesos la copia simple–, los viene viene y, claro, la fritanga: jugos, boings, helados, papitas… llévelo, llévelo.

Me quedo mirando la pantalla del espacio que “viene siendo” la recepción. Es que aquí los asuntos “vienen siendo”: se maneja la bonita amistad, el facilito trámite, la simpática mordida. Para obtener de manera inmediata tu acta certificada ya no es necesario acudir a Tesorería. Se han modernizado. Tienen un sistema de última generación donde te proporcionan un folleto para que coloques discretamente tu donación (100 pesos mínimo).

–       Así el trámite es más sencillo, ¿verdad? Así las cosas. Todos ganamos, ¿cómo ve señorita?
–       Ay licenciado, ¿y si mejor quiero ir a Tesorería?
–       Bueno ya depende de usted señorita. Yo nomás le digo que así le facilitamos el asunto.

Le agradezco su tentadora oferta pero la rechazo. Tendré que esperar. Me siento en la silla que se desocupó. En la pantalla de la televisión aparece un recuadro con nombres de individuos. El hecho que se les imputa: abuso sexual, robo, homicidio, perjurio… y el estatus de cada averiguación: si está libre o si faltan “x” cantidad de tiempo para integrar el expediente. Si no lo logran, quedan libres. Es una carrera contra el tiempo.

Usted tiene 48 horas, ni más ni menos, para que le comprueben el delito que denuncia.

Aquí todos son amigos. Amigo por aquí, amigo por allá. Trajes, corbatas por doquier. Cuerpos pesados, redondos. Colores oscuros y apagados, un arcoíris morado, café, gris, blanco y negro. De repente salta a la vista una colorida mancha de un vestido entallado con dibujos de zebra de la licenciada, que aparte calza unos tacones rojos pasión. Lleva bien el atuendo. Se mueve con facilidad. Reparte besos por aquí y por allá. Sonrisas y papeles.

El licenciado que me atendió se llama René. Ya había terminado de redactar mi denuncia cuando se le ocurrió informarme que me podían atender psicológicamente. No gracias, le respondí. El robo de mi celular no me perturbó en lo absoluto.

Me sonríe ampliamente con sus dientes blanco apantállame el asunto. No puedo evitar reírme por dentro. Este tipo tiene un peinado de los ochenta, pantalón de los setenta y mucha labia. ¿Qué porcentaje le tocará de las mordidas? Repaso todo el salón. Yo creo que al licenciado que echa la firma poderosa le toca un 30%, un 10% para los tres polis y los administrativos, un 20% para René y el resto para el Estado. Me faltó el pone sellos. Es que aquí hay especialización de trabajos. La copia certificada es uno de ellos.

Según el Diccionario Jurídico Mexicano del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, el Ministerio Público se define como: “la institución unitaria y jerárquica dependiente del organismo ejecutivo, que posee como funciones esenciales las de persecución de los delitos y el ejercicio de la acción penal; intervención en otros procedimientos judiciales para la defensa de intereses sociales de ausentes, menores e incapacitados, y finalmente, como consultor y asesor de los Jueces y Tribunales”.

El ejercicio de la acción penal… ¿Cuántos licenciados y policías hacen la averiguación previa? Mi mente no concibe a los personajes que tengo enfrente liderando un equipo de investigación e inteligencia, persiguiendo cada delito.

Francamente me imaginé a un licenciado Godínez y a los detectives Sánchez y Pérez corriendo en una suerte de rally, buscando pistas por la ciudad, eso si, sin perderse las gorditas del mercado, que es viernes y es quincena.

Ah, y ahora que no se me olvide consultar en internet mi asunto, eso si logro descifrar el número de folio que garrapatearon en mi acta.

México mágico, místico y musical.

¿Apoco no amigooo?

@mariagpalacios

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas